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La gestión de la P.I. en el CERN

Diciembre de 2010


Imagen aérea del CERN (Fotos: CERN)

Tras varios años de experiencia en el campo de la transferencia de tecnología, la Organización Europea de Investigación Nuclear (CERN) acaba de formalizar una política por la que se regirán dichas actividades, y sobre ella el Grupo de Transferencia de Conocimientos y de Tecnología de la institución informa en el presente artículo.

Nadie discute que la ciencia teórica es la fuerza motriz de la innovación, pero lograr que las invenciones realizadas en nombre de ella se transformen en innovaciones útiles para la sociedad es otra historia. El CERN es un laboratorio comprometido desde sus mismos inicios con la misión de transferir conocimientos y tecnología en favor de la sociedad, y desde entonces hay también el dilema de proteger o no sus derechos de propiedad intelectual (P.I.).

¿Es posible proteger los derechos de P.I. y preservar el espíritu abierto que distingue a la investigación científica?


Imagen del túnel del Gran
Colisionador de Hadrones

Ayuda a comprender la cuestión saber que en el modelo denominado de “ciencia abierta”, que rige en el CERN, se propugna divulgar sin tardanza y en su integridad los métodos y las conclusiones de las labores de investigación. Se da por sentado que el progreso científico y el acrecentamiento de los conocimientos técnicos es un fenómeno acumulativo en el cual los científicos se apoyan en la labor de otros investigadores para adelantar la propia. Por ese motivo, el CERN publica las conclusiones de sus labores teóricas y experimentales para que lleguen a conocimiento de todos.

Se pudieron apreciar las consecuencias de ese modelo cuando el CERN ideó el sistema de mando del Super Sincrotrón de Protones (SPS), que entró en servicio en 1976. El SPS fue el primer acelerador del CERN dotado de un dispositivo de mando por computadora, siendo sus características sobresalientes la pantalla táctil y el ratón de bola, toda una novedad en aquellos tiempos.

El principal proveedor de medios informáticos del CERN se interesó en la idea, pero no podía invertir en ella salvo que el CERN se comprometiera a no ceder la invención a terceros; la propuesta chocaba con el concepto de ciencia abierta, y la pantalla táctil y el ratón de bola permanecieron en la sala de mandos del laboratorio. Esas invenciones fueron postergadas y tuvieron que ser “inventadas” nuevamente y sacadas al mercado años después.

¿Fue una oportunidad perdida o una idea demasiado precoz?

“La ciencia teórica es el germen de las ideas y los métodos que después se hacen universales”

La aparición de Internet constituyó un momento decisivo para el método de P.I. e innovación industrial defendido en el CERN. El 30 de abril de 1993, Tim Berners-Lee convenció a los directores del CERN para que lo pusieran en el dominio público. Fue un gesto simple, que, además de revolucionar las pautas económicas, culturales y sociales, transformó la estructura de las empresas, y gracias al cual el mundo puede contar con un instrumento único para acceder permanentemente a la información por vía electrónica. El CERN no procuró limitar el valor económico de Internet ni sacarle provecho pecuniario, sino que decidió poner sus bienes de P.I. al alcance de todos y de forma gratuita.

Si el CERN hubiese tratado de limitar el acceso a Internet de una forma u otra, no cabe duda de que, en vez de una norma común, el mundo tendría ahora una maraña de sistemas para acceder a la información por Internet. Dichos ejemplos ilustran elocuentemente que las actividades de investigación teórica que realiza el CERN se pueden aplicar en campos muy ajenos a la física de partículas.

Viendo la importancia de la transferencia de conocimientos y de tecnología, a fines de los años 90, los Estados miembros del CERN manifestaron la intención de poner los bienes de P.I. de la organización al alcance de los institutos de investigación y de la industria de los respectivos países (véase la Revista de la OMPI 6/2008).


Foto: iStockphoto/Mark Kostich

En respuesta, el CERN creó una oficina de transferencia de tecnología y se dedicó a determinar las invenciones que podían tener aplicación práctica. Ha habido buenos resultados, como la tecnología de vacío del Gran Colisionador de Hadrones (LHC) adaptada a la energía solar, y los nuevos dispositivos electrónicos para detectores de partículas gracias a los cuales se han inventado aparatos de radiografía en que se combinan la resonancia magnética nuclear (MRI) y la tomografía por emisión de positones (PET) para el diagnóstico del cáncer.

Ambos ejemplos demuestran que las actividades de patentamiento y concesión de licencias sobre derechos de P.I. han dado frutos para el CERN, para las correspondientes invenciones y, en última instancia, para el conjunto de la humanidad.

El CERN no se ha limitado a las clásicas actividades de patentamiento y concesión de licencias, sino que, mediante la colaboración con otros institutos y con la industria, ha buscado aplicar sus invenciones a productos y métodos industriales. Un ejemplo notable es el convenio Medipix, por el cual se realizó un detector de silicio que posee múltiples usos, como la radiografía a todo color para diagnóstico médico, análisis de materiales, cámaras gamma y dosimetría1. Conseguir una buena colaboración y que se difundan las invenciones obliga a fijar desde el principio las normas que regirán la P.I. y su explotación comercial.

En el último decenio, el CERN ha debido atender situaciones aparentemente contradictorias en el campo de la transferencia de tecnología:

  • crear una cartera de derechos de P.I. sin comprometer el modelo de ciencia abierta;
  • obtener beneficio económico de las invenciones y, al mismo tiempo, darles la máxima difusión;
  • conceder licencias exclusivas cuando las labores de realización técnica requieren importantes inversiones sin favorecer a una compañía en particular;
  • alentar al personal a que encuentre oportunidades de transferir tecnología sin desmedro de las actividades científicas del laboratorio.

Gracias a la experiencia adquirida en transferencia de tecnología y tras examinar el asunto con especialistas europeos del ramo, en marzo de 2010 el CERN estableció una política de gestión de P.I. por la que se regirán esas actividades, y con ella se pretende armonizar la gestión de la P.I. con el fin de la Organización, que es difundir y ceder sus invenciones.

En la política se exponen los principios que rigen la gestión de P.I. en el marco del plan de actividades científicas del CERN y los que orientan la transferencia de tecnología en relación con los convenios y la explotación comercial de la P.I. Se establece asimismo un régimen de incentivos en transferencia de tecnología, velando al mismo tiempo por que los intereses comerciales no perjudiquen dichas actividades científicas. Los ingresos de comercializar las invenciones del CERN se dividen entre el grupo que se encarga de realizar la invención, el departamento correspondiente y un fondo especial destinado a sufragar iniciativas de transferencia de tecnología.


Imagen del aparato de resonancia
magnética nuclear de la marca ATLAS
(Foto: SAIC)

Según la política, la gestión de P.I. se llevará de modo compatible con el método de investigación colaborativa y abierta o ciencia abierta.

En la práctica, el CERN busca reducir los retrasos en la publicación cuando se solicita la protección por patente, entendiendo que el patentamiento es un medio y no un fin. Se solicita la protección por patente exclusivamente en determinadas circunstancias: cuando la invención puede ser objeto de explotación comercial o cuando la protección por patente facilitará su cesión o la hará más atractiva para las empresas. De todos modos, las invenciones protegidas pueden ser utilizadas gratuitamente por los institutos de enseñanza con fines de investigación. Por otra parte, en los convenios de colaboración para la transferencia de tecnología suscritos con otros institutos o la industria se pacta siempre el libre acceso a todas las conclusiones necesarias para que el CERN pueda cumplir sus actividades científicas.

Con la política de gestión de P.I. tendrán preferencia siempre las actividades científicas del CERN, y por ello los convenios de transferencia de tecnología quedan supeditados a que el laboratorio disponga del personal y los recursos necesarios.

El CERN sigue empeñado en dar la más amplia difusión a sus invenciones, y cuando hay un conflicto con la explotación comercial, prevalece la difusión. En particular, sólo se otorga la exclusividad en dos casos: si es la condición ineludible para que la compañía aporte dinero para la invención obtenida por el laboratorio y cuando ésta es realizada con fondos del licenciatario. El otorgamiento de licencias comerciales apunta a obtener una cuota justa del beneficio económico que rinda la explotación de la invención.

Otros elementos de la política guardan relación directa con las normas del CERN, como la prohibición de que se transfiera tecnología con fines militares y los límites y el marco jurídico que establecen su carácter internacional.

Gracias al convenio suscrito hace poco con la OMPI, ambas organizaciones pueden aprovechar la experiencia de la otra. El CERN ya participa en el programa de formación de la OMPI sobre concesión de licencias técnicas, al cual aporta su experiencia en gestión de P.I. y transferencia de tecnología para demostrar los usos que puede tener la P.I. en el campo de la ciencia teórica.

El CERN

El CERN fue fundado en 1954 y es el más prestigioso laboratorio internacional para el estudio de la física de partículas. Se yergue cerca de Ginebra, en la frontera franco-suiza, y fue una de las primeras iniciativas de carácter europeo. Lo forman 20 Estados miembros de Europa, aunque también participan de distintas formas numerosos países ajenos al continente, pues en sus instalaciones trabajan científicos de unos 580 institutos y universidades de todo el planeta.

Tiene por misión desentrañar la constitución y el funcionamiento del universo y para ello está dotado de los instrumentos más complejos que se conocen en todo el planeta, como el LHC, con los que se estudian las partículas fundamentales, que son la estructura íntima de la materia. Observando lo que ocurre cuando chocan dichas partículas los físicos procuran descifrar las leyes de la naturaleza.

El Gran Colisionador de Hadrones (LHC)

El LHC es un acelerador de partículas que fue construido para que la ciencia pudiera desentrañar problemas insolubles de la física de partículas. Esta máquina de dimensiones gigantescas está enterrada a unos cien metros de la superficie en la frontera franco-suiza y se destina a estudiar las partículas más pequeñas conocidas que constituyen la materia. Gracias a ella los físicos logran impulsar a elevadas corrientes de energía dos haces de partículas subatómicas, denominadas “hadrones”, que hacen chocar de frente para recrear las condiciones reinantes inmediatamente después del “Big Bang”. Valiéndose de detectores especiales, físicos de todo el mundo se distribuyen en seis equipos encargados de otros tantos experimentos para estudiar las partículas que nacen a raíz de la colisión.

¿Qué es Medipix?

Los científicos del CERN han concebido microchips que, junto con detectores semiconductores, permiten descubrir y rastrear las partículas de alta energía, que constituyen la estructura íntima del universo.

Los detectores y los microchips forman un conjunto de detección, formado por diminutos elementos (pixels), semejantes a los de la cámara digital. Los detectores producen imágenes de resolución y contraste elevados, casi sin ruido; poseen tanta sensibilidad que es posible detectar incluso los fotones de rayos X (los fotones son las partículas que constituyen la radiación electromagnética, como la luz visible y los rayos X).

Medipix deriva de los dispositivos electrónicos concebidos para los detectores que se utilizan en el Gran Colisionador de Hadrones. Los investigadores del CERN vieron la posibilidad de aprovechar la invención en campos ajenos a la física de altas energías.

En la actualidad, hay convenios de colaboración con 17 universidades e institutos de investigación del mundo entero, y los detectores Medipix son empleados en campos sumamente distintos, como el análisis de materiales, el microscopio electrónico y el diagnóstico del cáncer por radiografía, amén de otras numerosas ramas de la medicina y la biología.

Los interesados en Medipix pueden consultar el siguiente sitio Web: http://medipix.web.cern.ch/MEDIPIX/

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Dosimetría: Rama de los campos de la física sanitaria y la física médica que se ocupa de calcular las dosis internas y externas de las radiaciones ionizantes.

El propósito de OMPI Revista es fomentar los conocimientos del público respecto de la propiedad intelectual y la labor que realiza la OMPI, y no constituye un documento oficial de la Organización. Las denominaciones empleadas en esta publicación y la forma en que aparecen presentados los datos que contiene no entrañan, de parte de la OMPI, juicio alguno sobre la condición jurídica de ninguno de los países, territorios o zonas citados o de sus autoridades, ni respecto de la delimitación de sus fronteras o límites. La presente publicación no refleja el punto de vista de los Estados miembros ni el de la Secretaría de la OMPI. Cualquier mención de empresas o productos concretos no implica en ningún caso que la OMPI los apruebe o recomiende con respecto a otros de naturaleza similar que no se mencionen.