Dar clases de derecho de autor a adolescentes
¿Cómo dar una lección sobre derecho de autor ante una clase de adolescentes? Si les das un sermón sobre la legalidad, sólo conseguirás que se pongan a bostezar. Si les das cifras sobre las pérdidas que ha sufrido la industria de la música por descargar archjivos de Internet, se pondrán cínicos. Si recurres a argumentos éticos, te dirán que no estás en sintonía con la "generación que todo lo comparte".
En un proyecto realizado como parte de un máster sobre propiedad intelectual (P.I.), patrocinado por el grupo de comunicación español PRISA y la Universidad Carlos III de Madrid, un grupo de estudiantes licenciados en derecho asistieron personalmente a las clases para descubrir qué tipo de enfoque puede conseguir que este exigente público se siente y escuche. Dos de los estudiantes, Raquel Pérez Alberdi, española, y María Valeria Rapetti Tizze, uruguaya, describieron su experiencia para la Revista de la OMPI.
"En España, el 99% de la gente joven de entre 15 y 19 años escucha música, según los estudios publicados en el Anuario de Estadísticas Culturales 2005", explicó María Valeria Rapetti. Los estudiantes observaron que la práctica de la copia ilegal está muy extendida entre los adolescentes, que además saben muy poco y están muy desinformados en materia de derecho de autor. Añadieron que "resulta evidente que informar a este grupo de edad sobre las cuestiones jurídicas, éticas y económicas que encierra el derecho de autor es de vital importancia para reducir la piratería".
Ponerle cara al derecho de autor
Empezaron por hacerse algunas preguntas clave: ¿Por qué tanta gente joven piensa que la música o las imágenes en formato digital deberían ser gratuitas, mientras que aceptan que sean de pago cuando están en soporte físico? ¿Qué fenómeno explica la antipatía manifiesta que despiertan en los jóvenes consumidores españoles las sociedades de gestión colectiva? ¿Por qué existe la percepción de que la P.I. en la industria de la música sólo sirve a los intereses de las grandes empresas?
En su estudio, se sugería que la gente joven tiende a ver la piratería como algo socialmente aceptable en gran medida porque parece impersonal. La gente no tiene la sensación de que sus propios actos, al descargar o copiar música de forma ilícita, vayan a afectar individualmente a los creadores y trabajadores del sector que intervinieron en la producción de cada canción.
Llegaron a la conclusión de que el desafío en materia de concienciación sobre P.I. consiste en presentar el derecho de autor de forma que los consumidores jóvenes puedan relacionarlo con las personas que viven de él. Esto implicaba huir de las típicas imágenes de las grandes casas discográficas y las superestrellas que ganan millones de dólares con una canción. En su lugar, la cara del derecho de autor debería estar representada por la gran mayoría de artistas y músicos normales y corrientes que dependen de sus ingresos por derecho de autor, del mismo modo que cualquier trabajador depende de que se le pague por su trabajo. La imagen debería ampliarse para incluir a toda esa gente que trabaja en las industrias basadas en el derecho de autor, como las tiendas de discos, las discotecas, las empresas de fabricación de CD, etc. En otras palabras, el tipo de gente a la que un alumno de secundaria podría conocer.
Raquel Pérez y María Valeria Rapetti explicaron cómo confeccionaron planes para una lección y los llevaron a las aulas para probarlos. Para suscitar el debate, también mostraron un vídeo de una llamada a la propietaria de un bar por parte de un representante de una sociedad de gestión colectiva española. La indignación de la propietaria del bar al saber que tenía que pagar regalías sobre la música que ponía en el bar, y las explicaciones del representante sobre por qué eso era así, dieron pie a un animado debate en la clase, que llevó a un mayor entendimiento del papel de la gestión colectiva.
A lo largo de los meses siguientes, los estudiantes del máster recurrieron a sus experiencias para recopilar un completo manual de enseñanza del derecho de autor en la escuela secundaria. De este modo, esperaban que este ávido grupo de consumidores de música comprendiese por fin que lo que hace el derecho de autor es permitir que la música siga sonando.
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