Bioestibas ofrece una alternativa ecológica a empresas que necesitan embalar, transportar o almacenar sus mercancías. Desde 2015, Bioestibas destina residuos agrícolas, que de otro modo se habrían incinerado, a un proceso de producción que crea innovadores palés ecológicos a partir de tallos de flores. En muchos aspectos, estos palés ecológicos son muy superiores a los palés de madera tradicionales; son ignífugos, resistentes al agua y a las plagas y más ligeros y resistentes que los palés tradicionales.
Bioestibas es la primera fábrica de América Latina que produce palés ecológicos. La empresa recicla residuos agrícolas -tallos de las flores, concretamente de las hortensias- para crear palés de estiba, que son un recurso esencial para el embalaje y la logística.
La empresa tiene su planta de procesamiento de 4.700 metros cuadrados en La Ceja, Antioquia. Cuando comenzó a funcionar en julio de 2015, empleaba a 19 personas. Hoy la empresa da trabajo a unas 30 personas y es una importante fuente de ingresos para los 1.100 floricultores que proveen a Bioestibas de unas 9.000 toneladas de tallos de hortensia todos los meses. Estos tallos se transforman en palés ecológicos de alta calidad. Al transformar cada mes 250 toneladas de residuos del cultivo de hortensias en palés totalmente reciclables, Bioestibas apoya la producción sostenible y un futuro más verde. "Bioestibas fue el resultado de los esfuerzos por encontrar usos valiosos para las decenas de miles de toneladas de residuos agrícolas que produce el sector de la floricultura en Antioquia", afirma Álvaro Vásquez Osorio, director general de Bioestibas.
En Colombia, los floricultores acostumbran a eliminar sus residuos agrícolas mediante la incineración. Sin embargo, la quema de los tallos de las flores libera humos tóxicos de cianuro de hidrógeno (HCN) a la atmósfera. Los tallos no se pueden utilizar como abono, ya que al descomponerse acidifican el suelo y liberan metano a la atmósfera.
"Con nuestro método, hemos podido reducir la contaminación del aire. Antes, estos residuos agrícolas se habrían incinerado, pero para nosotros son una valiosa materia prima, que ahora utilizamos para crear nuestros palés ecológicos. También hemos podido dejar de talar árboles, lo que es una buena noticia para el entorno natural que nos rodea", señala el Sr. Vásquez Osorio.
Bioestibas ha ganado numerosos premios en todo el mundo por su compromiso con la sostenibilidad y el diseño ecológico. La empresa obtuvo el segundo premio por sus logros medioambientales en los Premios VIVA Schmidheiny 2020, en Costa Rica, habiendo ganado también el Energy Globe Award en Espoo, Finlandia, en 2019, por la reutilización de residuos agrícolas.
En la actualidad, Bioestibas exporta sus palés ecológicos a la Argentina, Chile, Costa Rica, la República Dominicana, el Ecuador, Guatemala, México y el Perú, así como a países europeos, como Alemania, los Países Bajos y el Reino Unido.
En estudios realizados por el Laboratorio de Productos Forestales "Héctor Anaya López" de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Colombia, se descubrió que las fibras largas de los tallos de hortensia tienen propiedades superiores a las de las maderas de coníferas. A partir de este estudio, Bioestibas comenzó a explorar la forma de reutilizar la fibra de los tallos de hortensia para producir sus palés.
Bioestibas se basó en los resultados de la investigación para construir el equipo tecnológico necesario para separar la fibra de los tallos de hortensia en su planta de producción. Primero se dejan secar los tallos de hortensia al sol durante dos días para reducir sus niveles de humedad hasta un 40%. "La alta calidad de la fibra que se encuentra en los tallos de las hortensias y su bajo nivel de humedad las convierten en la materia prima perfecta para nuestros fines", afirma el Sr. Vásquez Osorio.
Una vez secos, los tallos se introducen en la línea de producción para cortarlos, molerlos, secarlos, dosificarlos y mezclarlos con una "resina verde", fabricada con residuos de madera suministrados por los aserraderos locales. La mezcla se vierte en moldes y a continuación se somete a altas temperaturas y alta presión, para formar los palés.
El modelo de producción de Bioestibas se basa en los principios de la economía circular, ya que prevé el reciclaje de palés viejos para producir otros nuevos. La reutilización de los residuos del cultivo de hortensias es una solución en la que todos ganan, ya que permite producir un sistema de estiba orgánica más ligero y siete veces más resistente a las plagas, los vectores y el fuego que los palés tradicionales. Además, es resistente al agua, no presenta problemas de oxidación y tiene un precio competitivo.
Bioestibas apoya también la economía local de Antioquia y proporciona una valiosa fuente de ingresos para las familias de los floricultores locales. "Vimos una oportunidad de crear valor a partir del gran volumen de residuos agrícolas producidos por los floricultores locales y desarrollamos una forma novedosa de convertir estos residuos en nuestros palés ecológicos de alto valor. Muchos floricultores se especializan en el cultivo de hortensias en el oriente antioqueño, por eso instalamos nuestra fábrica en La Ceja", explica el Sr. Vásquez Osorio.
Averigüe cómo Bioestibas usa los tallos de hortensia para crear sus palés ecológicos.
El equipo de Bioestibas cree que los derechos de propiedad intelectual (PI) son un gran aliado para el desarrollo de una "economía verde", que aporta nuevos beneficios para la producción sostenible.
"Cuando nuestro equipo de profesionales trabajó en el desarrollo de una "resina verde", y cuando los productores tradicionales de resinas químicas triplicaron simultáneamente sus precios, comprendimos que era imperativo proteger nuestra tecnología con derechos de PI", dice Bioestibas. Desde entonces, Bioestibas ha conseguido una patente para su premiada "resina verde", que es un ingrediente clave en su proceso de producción. Al poseer estos derechos, la empresa ha podido atraer financiación.
La estrategia de PI ha permitido a Bioestibas reforzar su ventaja competitiva y generar ingresos a partir de su tecnología, al tiempo que promueve los principios de sostenibilidad y de economía circular.