El Sistema de Budapest ofrece una solución práctica para solicitar patentes que comprendan material biológico en unos 80 países, mediante el reconocimiento internacional de un único depósito ante una autoridad internacional de depósito.
Adoptado en 1977, el Tratado de Budapest aborda un aspecto específico del procedimiento internacional en materia de patentes: los microorganismos. Todos los Estados partes en el Tratado deben reconocer, a los fines de los procedimientos en materia de patentes, el depósito de microorganismos ante una autoridad internacional de depósito, con independencia de dónde se encuentre dicha autoridad. En la práctica eso significa que se suprime el requisito de depositar el microorganismo ante cada una de las autoridades nacionales en las que se desea obtener protección de la patente.
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