Fotografía, culturas indígenas y cambio climático
Por Rebecca Ferderer, División de la OMPI de Conocimientos Tradicionales
Se suele decir que una imagen vale más que mil palabras. La fotografía es un poderoso medio de comunicación que ofrece una nueva lente para conocer y ver el mundo. Cada día, en todo el mundo, millones de fotografías captan lo mejor ─ y lo peor ─ de la humanidad y de la incidencia de sus acciones en el mundo natural. Por ejemplo, hoy en día, muchos fotógrafos capturan la cruda realidad de la acción climática con el empeño de alentar un cambio positivo. Pero, ante todo, la fotografía es un acto creativo, y la propiedad intelectual (PI), en particular el derecho de autor, desempeña un importante papel a la hora de determinar a quién pertenece una fotografía y cómo puede ser utilizada y por quién.
En el momento en que se acciona el obturador de la cámara, se poseen los derechos de esa imagen recién creada y se puede decidir cómo pueden utilizarla los demás. Sin embargo, muchos fotógrafos desconocen este principio fundamental de la legislación del derecho de autor. En el mundo actual, cada vez más digitalizado, conocer estos derechos es más importante que nunca, habida cuenta del potencial que tienen esas imágenes de llegar a públicos de todo el mundo.
“Los fotógrafos no suelen ser conscientes de que sus obras están protegidas por derecho de autor desde el momento en que las crean,” dice Leonardo de Terlizzi, Asesor Jurídico Principal de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (CISAC). “En el ecosistema digital actual, en el que las fotografías tienen el increíble potencial de llegar a un ingente número de personas en todo el mundo, comprender estos derechos es realmente necesario.”
La necesidad de potenciar una mayor concienciación acerca de la PI entre los pueblos indígenas y las comunidades locales
Si bien esto es cierto para los fotógrafos de todo el mundo, la necesidad de comprender bien cómo el derecho de autor puede salvaguardar los intereses de los fotógrafos de las comunidades indígenas es aún más acuciante. A lo largo de generaciones, estas comunidades han desarrollado un gran volumen de conocimientos tradicionales y patrimonio cultural inmaterial conexo. Es fundamental para su identidad y sus vidas, y tiene cada vez un mayor reconocimiento en cuanto que elemento fundamental para una acción climática eficaz.
Cuando estos bienes culturales se quedan sin protección y son utilizados por terceros, sin el consentimiento de la comunidad en cuestión, dichas comunidades y su patrimonio corren el riesgo de ser representados falsa o erróneamente, o ser objeto de deformación, lo que puede entrañar consecuencias de largo alcance. En los casos en que los conocimientos tradicionales son sagrados o secretos, es aún más importante que una comunidad pueda proteger y mantener sus derechos contra ese uso indebido o esa divulgación indeseada. Desde el punto de vista financiero, la falta de protección puede afectar a las perspectivas económicas de tales comunidades, e incluso impedirles obtener beneficios de su propio patrimonio cultural. Al disponer de una sólida comprensión de cómo reportar la utilidad del derecho de autor, los fotógrafos de las comunidades indígenas y locales pueden aprovechar la capacidad de la fotografía para aumentar la concienciación acerca de las luchas que libran sus comunidades y el papel fundamental que desempeñan en la mitigación de los efectos del cambio climático.
La fotografía puede ser un medio eficaz para que los miembros de los pueblos indígenas y las comunidades locales, y en particular los jóvenes, contribuyan a la conservación de sus conocimientos tradicionales y expresiones culturales tradicionales.
El afán de dejar constancia de la diversidad cultural del mundo
En 2003, la adopción por la UNESCO de la Convención para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial fue el pistoletazo de salida que impulsó la dinámica de catalogar (grabar, registrar y digitalizar) la enorme diversidad cultural del mundo. El riesgo de pérdida cultural derivado de la crisis climática está acuciando la urgencia de esta tarea.
En general, mediante la elaboración y el mantenimiento de registros, listas e inventarios, estas comunidades pueden mantener y preservar de forma práctica su patrimonio cultural inmaterial y salvaguardar sus derechos e intereses. Pero esta labor de catalogación, que incluye la fotografía, no siempre es sencilla. En primer lugar, porque a menudo la llevan a cabo personas (etnólogos, folcloristas y antropólogos), instituciones (museos y archivos) y gobiernos (ministerios de cultura) sin vínculos culturales con los pueblos indígenas y las comunidades locales representadas. En segundo lugar, porque dichas iniciativas a veces excluyen a las mujeres y a los miembros más jóvenes de estas comunidades, cuyas perspectivas pueden quedar sin representación. En tercer lugar, para que los pueblos indígenas y las comunidades locales puedan catalogar su propio patrimonio cultural inmaterial, necesitan disponer de los conocimientos técnicos necesarios para hacerlo y de un sólido conocimiento de la PI para gestionar los derechos que se derivan de ese proceso.
La catalogación de los conocimientos tradicionales y las expresiones culturales tradicionales no es un fin en sí mismo, sino que puede formar parte de un enfoque más amplio para preservar y proteger los derechos de los pueblos indígenas y las comunidades locales. Por ejemplo, para aprovechar las ventajas del sistema de PI existente, estas comunidades podrían crear registros visuales o instantáneas de su cultura y otras adaptaciones contemporáneas de sus conocimientos tradicionales y expresiones culturales tradicionales. Dichas obras cumplirían automáticamente los criterios para recibir protección por derecho de autor y, en función de su naturaleza, también para recibir protección de registro como marca o diseño.
Esta no es una solución perfecta, pero para algunos miembros de los pueblos indígenas y de las comunidades locales puede constituir una fuente de ingresos. En ese sentido, es fundamental que las iniciativas encaminadas a empoderar y apoyar a los pueblos indígenas y las comunidades locales ayuden a estas comunidades a entender mejor cómo pueden utilizar el sistema de PI vigente para salvaguardar sus intereses.
En su forma actual, el sistema de PI no contempla la protección de conocimientos tradicionales “subyacentes” o “preexistentes”. En la OMPI, los negociadores internacionales llevan muchos años lidiando con cuestiones de PI relacionadas con los recursos genéticos, los conocimientos tradicionales y el folclore (lea más acerca de las negociaciones internacionales en la OMPI sobre los conocimientos de las comunidades indígenas). La transmisión, en gran medida oral, de estas formas tradicionales de creatividad e innovación, y el hecho de que estos conocimientos se mantengan de forma colectiva, añaden más capas a este complejo debate sobre la PI.
Crear un archivo visual del patrimonio cultural
La fotografía puede ser un medio eficaz para que los miembros de los pueblos indígenas y las comunidades locales, en particular los jóvenes, contribuyan a la conservación de sus conocimientos y expresiones culturales tradicionales.
“Estamos en un momento crucial de la historia, en que tenemos acceso a tecnología que puede ayudarnos a crear un archivo visual que represente lo que somos sin intermediarios", dice Eli Farinango, artista kichwa y narrador visual nacido en Quito (Ecuador) y criado en la Isla de la Tortuga (Canadá).
“Es importante dotarnos a nosotros mismos de la capacidad parar representar esas historias con matices y cuidado, ya que las imágenes que creemos serán las que sustenten a las futuras generaciones”, señala la Sra. Farinango, quien hace uso de su arte para rescatar su memoria ancestral y crear un espacio de intercambio de conocimientos con las personas a quienes fotografía.
“Ser fotógrafo indígena significa aprender a utilizar intencionadamente la fotografía para visualizar la alegría, las luchas y la historia de nuestras comunidades desde nuestras propias perspectivas. Significa recordar siempre que mi trabajo se hace con consentimiento, en reciprocidad y desde el respeto hacia quienes deciden compartir sus historias conmigo", explica la Sra. Farinango.
Con el auge de las redes sociales y la facilidad para publicar y compartir imágenes en Internet, es más importante que nunca concienciar a los miembros de los pueblos indígenas y las comunidades locales sobre cómo se puede utilizar el derecho de autor para proteger sus fotografías.
Poner en primer plano a los narradores de las comunidades indígenas y locales
En lo que respecta a la fotografía, Danielle Da Silva, fundadora y directora ejecutiva de Fotógrafos sin Fronteras, opina que durante bastante tiempo no se ha tenido en cuenta la labor de los narradores indígenas. "Es importante dar mayor difusión a las voces indígenas, y para ello todas las instituciones deben tomar la iniciativa y crear capacidad para ello", afirma.
Ese punto de vista es especialmente pertinente habida cuenta del papel que los pueblos indígenas están teniendo en la lucha contra el cambio climático.
Aunque representan menos del 5% de la población mundial, a los pueblos indígenas se debe la protección de más del 80% de la biodiversidad mundial durante miles de años. "Estamos en una encrucijada en la que por fin reconocemos los daños de la crisis climática en la que nos encontramos y tenemos que tomar decisiones cruciales sobre el camino a seguir", afirma Da Silva.
Consciente de la importancia de esta iniciativa, en 2021 la OMPI organizó un Premio de fotografía, dirigido a los jóvenes de pueblos indígenas y comunidades locales, en el que se les proponía capturar imágenes del cambio climático y de la acción climática (lea más acerca del Premio de fotografía de la OMPI).
El cambio climático afecta a los pueblos indígenas y a las comunidades locales de todo el mundo, y preocupa especialmente los jóvenes de estas comunidades. Aunque su acción es fundamental en esta lucha, los pueblos indígenas y las comunidades locales suelen ser los más afectados por los efectos del cambio climático, explica Jeremiah Kipainoi, un premiado periodista multimedia de Kenya. Nacido y criado en la comunidad masai, el Sr. Kipainoi es conocido por su capacidad para captar historias impactantes entre las comunidades indígenas de Kenya.
“El tema [del Premio de fotografía de la OMPI] destaca en estos tiempos de sequías prolongadas e intensas, de presión demográfica y de luchas económicas en mi comunidad nómada", dice el Sr. Kipainoi. "Por ello, es importante contar las historias del impacto del cambio climático desde sus experiencias de primera mano", añade. Ya sea tomando una cámara para dejar constancia de su propia cultura o dando voz a los afectados directamente por estos desafíos globales, los pueblos indígenas y las comunidades locales están en condiciones idóneas para utilizar su creatividad -y los derechos creados al hacerlo- para arrojar luz sobre la gravedad de la crisis actual.
Acerca del Premio de fotografía de la OMPI para los jóvenes de pueblos indígenas y comunidades locales 2021-2022
Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Juventud en 2021, la División de Conocimientos Tradicionales de la OMPI presentó el Premio de fotografía de la OMPI para los jóvenes de pueblos indígenas y comunidades locales 2021-2022 cuyo tema es Cambio climático y acción climática: la madre Tierra a través de nuestros lentes. Con este concurso se muestra y se celebra la creatividad de los jóvenes de los pueblos indígenas y las comunidades locales. También tiene por objeto crear concienciación entre los miembros de estas comunidades sobre cómo puede utilizarse el derecho de autor para proteger sus fotografías.
El cambio climático incide gravemente en los pueblos indígenas y las comunidades locales de todo el mundo, y preocupa especialmente a los jóvenes. En el marco del Premio de fotografía, dirigido a jóvenes de hasta 30 años, la OMPI invitaba a los participantes a que presentaran fotografías originales utilizando cualquier dispositivo, incluidos los teléfonos móviles. A los participantes se les pedía también que presentaran una nota sobre la forma en que sus fotografías expresan lo que sienten acerca de las cuestiones relativas al cambio climático y la acción climática que revisten una importancia mundial.
La OMPI estableció un jurado de cuatro miembros, constituido por fotógrafos de prestigio internacional procedentes de pueblos indígenas y comunidades locales, para que evalúen las obras presentadas y elijan a los ganadores.
Los ganadores recibirán distintos premios, como un equipo de fotografía y las licencias de software conexas, así como formación en fotografía y actividades de capacitación por conducto de instituciones con las que colabora la OMPI.
Se invitará a todos los participantes en el Premio de fotografía a que asistan a una sesión de formación virtual sobre fotografía y derecho de autor, organizada por la OMPI en cooperación con la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (CISAC). En la sesión interactiva se ofrecerán orientaciones prácticas sobre cómo el derecho de autor y su gestión pueden resultar útiles a los fotógrafos.
El nombre de los ganadores del Premio de fotografía se anunciará el 22 de abril de 2022, Día Internacional de la Madre Tierra.
El Premio de fotografía de la OMPI se preparó en consulta con un consejo asesor, constituido por miembros de pueblos indígenas y comunidades locales, organizaciones internacionales, gobiernos y personas que trabajan en el ámbito del cambio climático, la biodiversidad, la fotografía, la PI, los medios de comunicación y las empresas. La OMPI les está enormemente agradecida por su asesoramiento y su apoyo.
Los conocimientos indígenas y locales son con frecuencia fundamentales para encontrar soluciones a la crisis climática. Como señala Alexey Tsykarev, miembro del Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas (2020-2022), el Premio de fotografía de la OMPI es importante porque “facilita el intercambio de puntos de vista sobre el cambio climático entre los miembros de las comunidades indígenas […] y coloca a los jóvenes indígenas en una posición de liderazgo emergente en la mitigación de las consecuencias del cambio climático”. Señala que el Premio “no es únicamente cuestión de arte y concienciación, sino que su objeto es también lograr que las comunidades [indígenas y locales] se hagan más fuertes y reflexivas en un momento en que su papel en la negociación climática está ganando peso”.
Impulsar la acción climática mediante el poder narrativo de la fotografía
“Los pueblos indígenas se cuentan entre los más vulnerables, de manera que es muy importante defender y ampliar su voz para comprender la urgencia de la situación en la que nos encontramos y la forma en que tenemos que cambiar”, dice Nayla Azmi, fotógrafa, narradora de historias y conservacionista batak ubicada en Sumatra (Indonesia).
Tras haber trabajado sobre el terreno durante más de un decenio, la Sra. Azmi es hoy una firme defensora de la conservación y del empoderamiento de las mujeres y otras comunidades marginadas. Además, considera fundamental reconocer el valor de los conocimientos tradicionales en relación con las acciones encaminadas a paliar el cambio climático y a adaptarse al mismo. Estos conocimientos se transmiten de una generación a otra y son una forma de resiliencia comunitaria. Apoya los esfuerzos de conservación llevados a cabo por y desde la perspectiva de los pueblos indígenas y las comunidades locales. Los conocimientos tradicionales constituyen también una forma de reclamar sus identidades y recordarse a sí mismos (y a los demás) el papel que desempeñan en la protección de sus tierras. "Utilizo mis fotografías y mis relatos para impulsar el cambio en el planeta en el que vivimos", dice la Sra. Azmi, y anima a otros a que hagan lo mismo.
La División de Conocimientos Tradicionales
Parte de la labor de la OMPI atañe a la protección de los conocimientos tradicionales y las expresiones culturales tradicionales en favor de los pueblos indígenas y las comunidades locales y los países en desarrollo. Dicha labor abarca asimismo los recursos y datos genéticos. La OMPI trabaja directamente con los pueblos indígenas, las comunidades locales y los gobiernos para ayudarlos a proteger y fomentar la innovación y la creatividad de las comunidades indígenas y locales en pro de su desarrollo económico, cultural y social. El Premio de fotografía de la OMPI entra en el ámbito de esta labor.
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