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Conocer la cultura Ras Tafari

Abril de 2011

Marcus Goffe, abogado jamaicano y asesor jurídico de Ethio-Africa Diaspora Union Millennium Council, presenta la cultura Ras Tafari y analiza lo que esta comunidad está haciendo para proteger y preservar su identidad cultural.

La comunidad Ras Tafari constituye una comunidad y cultura con carácter único y distintivo, y está integrada principalmente por africanos y descendientes de la diáspora africana. Su formación fue inspirada por la coronación, el 2 de noviembre de 1930, de un negro africano llamado Ras Tafari Makonnen como Emperador Haile Selassie I de Etiopía.1 Sus seguidores, conocidos como rastafari, creen que, de acuerdo con la profecía bíblica cristiana,2 el emperador fue la encarnación de Dios o "Jah" en la tierra. La comunidad rastafari trata de preservar su ascendencia africana y las tradiciones que ha heredado y mantenido a la sombra de la esclavitud y el colonialismo. La comunidad siempre ha afirmado con vehemencia su deseo de repatriación a África, la tierra natal material y espiritual de sus antepasados, de los que millones fueron desplazados a la fuerza durante los 400 años de trata transatlántica de esclavos.


“Nyahbinghi” es una fusión de formas
afro-jamaiquinas previas. Ras Sarge, sentado
ante un conjunto de tres tambores (“repetidor”,
“bajo” y “funde”) (Fotografías: Jake Homiak,
Proyecto Internacional de Archivos Rastafari,
Smithsonian Institution, EE.UU.).

A pesar de ser una comunidad relativamente joven, la cultura rastafari tiene un gran alcance, y ha calado en la cultura popular de todo el mundo. Ello se debe en gran medida a su influencia en la música reggae y el éxito de músicos como Bob Marley, cuyo trabajo ha difundido la filosofía rastafari por todo el planeta. La migración también ha ampliado el alcance de esta cultura, con comunidades establecidas principalmente en África, el Caribe, los Estados Unidos, el Reino Unido y otros países europeos, así como en países de América Central y del Sur. La comunidad rastafari trasciende las fronteras; físicamente, sus raíces se encuentran en Jamaica, pero espiritualmente se hunden en África, en general, y en Etiopía, en particular.

Aunque se considera autóctona de Jamaica, en el sentido no jurídico, la comunidad Rastafari no reúne los requisitos para ser considerada comunidad indígena con arreglo a las normas internacionales vigentes, ya que no existía antes de la colonización. La comunidad rastafari surgió en un contexto de pobreza y opresión, y sus miembros se identifican como descendientes de indígenas africanos que fueron desplazados a la fuerza a Jamaica por la esclavitud y el colonialismo.

La cultura rastafari es una fusión única de tradiciones culturales africanas e influencias culturales del Caribe. Ha adoptado los colores rojo, oro y verde de África, y puede ser fácilmente identificada por el tam (gorro o boina) tradicional tejido a mano (denominado "corona"), bufandas y otros adornos, así como por las rastas (trenzas) tradicionales que muchos llevan.

Gracias al gran atractivo de la visión rastafari del mundo y la posición global de la música reggae, los símbolos y representaciones rastafari tradicionales se han popularizado y se han utilizado profusamente en productos comerciales, desde camisetas, joyas, artesanía o artículos de fumador, hasta sombreros, ropa, bolsos y zapatos. Muy pocos de estos productos han sido creados por rastafari, y ninguna parte de las sumas obtenidas de su venta beneficia a esta comunidad.

La comunidad rastafari encuentra su asociación más inmediata con la creación y difusión del reggae. En la raíz de esta música distintiva se encuentra el testimonio oral de la lucha rastafari por preservar su identidad religiosa y cultural en Jamaica. Originalmente inspirada en su experiencia como africanos marginados en Jamaica, la música reggae ha evolucionado a partir de los ritmos tradicionales de tambores rastafari y la ideología espiritual de la comunidad.

Pese a lo mucho que se ha escrito sobre la cultura rastafari en los últimos 80 años, lo que nos ha llegado hasta la fecha proviene principalmente de fuentes secundarias. Son escasos los estudios basados en la investigación antropológica, a partir de entrevistas de primera mano con miembros de la comunidad. Esto ha llevado con frecuencia a tergiversaciones y a interpretaciones erróneas, lo que, a su vez, ha alimentado el prejuicio y la discriminación contra la comunidad. Dar la posibilidad a la comunidad rastafari de contar su propia historia y definir ella misma su identidad puede contribuir a superar tales distorsiones, la apropiación indebida y la discriminación, salvaguardando, así, los intereses de la comunidad. Con un número cada vez menor de ancianos en la comunidad, hay una creciente urgencia de documentar su testimonio como un legado para las generaciones futuras.


Jardín I-tal

Del mismo modo, es preciso explorar más a fondo y registrar la evolución de las técnicas tradicionales de percusión, los cantos y los rituales ceremoniales, con miras a conservarlos y protegerlos. Estas ceremonias constituyen la base de las expresiones culturales tradicionales Ras Tafari y de la continuidad de la comunidad, y les permite unirse e interactuar como un todo coherente. Muchas de estas ceremonias, denominadas "grounations" o "nyabinghis", han aparecido en documentales realizados por personas ajenas a la comunidad, pero son pocas las investigaciones se han llevado a cabo en su propio seno.

El movimiento rastafari cree que "la palabra, el sonido, es poder", y otorga una gran importancia y significación a los cantos distintivos de la comunidad y las percusiones rítmicas. Se cree que el ritmo ceremonial de los tambores decorados rastafari, hechos a mano de piel de cabra o de vaca, junto con la pulcritud espiritual de los miembros de la comunidad, evocan poderes tanto protectores como dañosos. Permitir a personas ajenas registrar y conservar las tradiciones de la comunidad y producir sus productos culturales aumenta el riesgo de que se distorsione su simbolismo y su significado. Si la propia comunidad no registra sus expresiones culturales e interpreta su significado, se debilitará su identidad básica y su cohesión, y las interpretaciones externas pasarán a convertirse en la referencia principal.

Al contrario de lo que sucede con las expresiones culturales tradicionales, se sabe poco sobre la riqueza de conocimientos tradicionales rastafari. Como firmes partidarios y defensores de un modo de vida natural ("i-tal"), los rastafari son, en su mayor parte, vegetarianos. I-tal significa la unidad del individuo con la naturaleza, e incluye una dieta de alimentos naturales que aumentan la energía vital o "livity". Muchos rastafari son agricultores y, junto con otros jamaiquinos, mantienen los métodos y las prácticas agrícolas y ganaderas tradicionales transmitidas por las generaciones anteriores. Las industrias familiares tradicionales de artesanía rastafari abarcan la producción de obras artísticas, esculturas, joyas y ropa de fibra de coco, plátano, calabaza y otras fibras naturales. Estas producciones suelen incorporar las imágenes, los colores y los símbolos distintivos rastafari.

Los conocimientos tradicionales de la comunidad también comprenden las técnicas específicas de preparación y uso de plantas medicinales para el tratamiento de diversas dolencias y enfermedades. La comunidad es muy conocida por sus vinos o tónicos de raíz, que se producen abundantemente en Jamaica y el Caribe. Como depositaria de una rica herencia de conocimientos y expresiones culturales tradicionales, la comunidad rastafari puede sentirse comprensiblemente molesta, frustrada y, a veces, enojada por la apropiación indebida de sus bienes culturales por personas ajenas. Actualmente, hay miles de productos y servicios que se hacen pasar por afiliados o representativos de la comunidad rastafari, un problema que se ha magnificado por el uso de Internet y la expansión del mercado en línea. Proteger los derechos de la comunidad rastafari y regular la venta de productos rastafari auténticos no es tarea fácil.

Con la asistencia de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y la Oficina de Propiedad Intelectual de Jamaica (JIPO), la comunidad rastafari ha puesto en marcha varias iniciativas encaminadas a proteger los derechos de la comunidad sobre sus conocimientos tradicionales y expresiones culturales tradicionales. En junio de 2007, los líderes de varias ramas o "mansiones"3 y de organizaciones rastafari se reunieron para crear el Ethio-Africa Diaspora Union Millennium Council (Consejo del Milenio de la Unión de la diáspora etiope-africana), una organización coordinadora cuya finalidad es promover los intereses colectivos de la comunidad rastafari, en particular con relación a su patrimonio cultural y los derechos de propiedad intelectual.

En julio de 2007, el Consejo del Milenio invitó al abogado sudafricano Roger Chennells a Jamaica. El Sr. Chennells es bien conocido por haber representado al pueblo San del sur de África en sus esfuerzos por proteger sus conocimientos tradicionales sobre la planta supresora del apetito "hoodia". Junto con la OMPI, el Sr. Chennells dirigió una serie de seminarios en Jamaica sobre conocimientos tradicionales y expresiones culturales tradicionales. Estos seminarios estuvieron muy concurridos por miembros de la comunidad rastafari, así como de la comunidad Maroon.4 Los seminarios tuvieron una importancia especial, ya que, pese a que la apropiación cultural indebida llevaba siendo un tema candente desde hacía muchos años, esa era la primera oportunidad de la comunidad de estudiar formalmente cómo podría utilizarse la propiedad intelectual, entre otras herramientas, para darles la posibilidad de actuar frente al uso indebido.

En 2008, el Consejo del Milenio se convirtió en observador ad hoc en el Comité Intergubernamental sobre Propiedad Intelectual y Recursos Genéticos, Conocimientos Tradicionales y Folclore (CIG), y desde entonces ha participado activamente en sus deliberaciones internacionales. El Consejo también trabaja en estrecha colaboración con la OMPI y la Oficina de Propiedad Intelectual de Jamaica para crear y aplicar un conjunto de instrumentos destinados a proteger las tradiciones culturales rastafari.

El Consejo ha elaborado un contrato tipo sobre propiedad intelectual para su utilización cuando investigadores, cineastas y otros visiten comunidades rastafari con la intención de realizar grabaciones sonoras o visuales. También ha elaborado una política de propiedad intelectual y patrimonio cultural, donde se describen los procedimientos que deben seguir las personas externas para acceder a los conocimientos tradicionales de la comunidad o utilizar sus expresiones culturales tradicionales. La Oficina de Propiedad Intelectual de Jamaica apoya sin reservas estas iniciativas y está trabajando con la comunidad para ponerlas en práctica y hacerlas cumplir.


La mercantilización no autorizada trivializa la prácticas culturales rastafari.

La creación, en 2008, de un Grupo de Trabajo de la OMPI para el establecimiento de un marco para la protección de los conocimientos tradicionales, expresiones culturales tradicionales y recursos genéticos en los países de la Comunidad del Caribe5 es una prueba más de los avances positivos. La comunidad Ras Tafari participa activamente en estas consultas y espera con interés la creación de un marco jurídico regional que proteja eficazmente los conocimientos tradicionales, las expresiones culturales tradicionales y los recursos genéticos de las comunidades indígenas, locales y otras comunidades culturales del Caribe.

En agosto de 2010, el Consejo del Milenio organizó en Kingston (Jamaica), en cooperación con la OMPI y la Oficina de Propiedad Intelectual de Jamaica, el Foro Mundial Ras Tafari, sobre el tema de "Los conocimientos tradicionales y los derechos comunitarios". Los diversos foros se centraron en definir y aclarar los derechos de las comunidades, en particular con relación a los derechos humanos, las leyes culturales, las leyes de propiedad intelectual y las normas de los conocimientos tradicionales. Supuso una oportunidad ideal para la comunidad rastafari y otras comunidades de conocer mejor cómo utilizar el sistema de propiedad intelectual para proteger sus intereses culturales y comerciales. El Consejo del Milenio, a través de la Oficina de Propiedad Intelectual de Jamaica, también ha solicitado la asistencia de la OMPI para llevar a cabo una auditoría de los activos de propiedad intelectual, conocimientos tradicionales, expresiones culturales tradicionales y recursos genéticos rastafari. Asimismo, la comunidad tiene planeado definir y registrar marcas colectivas para proteger los activos rastafari auténticos y originales.

La comunidad Ras Tafari confía en que, en 2011, Jamaica y el Caribe podrán participar en el Proyecto de la OMPI del Patrimonio Creativo que tan buenos resultados está obteniendo. Esto contribuirá en gran medida a facultar a determinadas comunidades de Jamaica, entre ellas la Ras Tafari, para que documenten y archiven su patrimonio vivo y su cultura. Con la asistencia de la OMPI, la Oficina de Propiedad Intelectual de Jamaica y otros, la comunidad Ras Tafari de Jamaica seguirá trabajando para preservar, proteger y administrar su patrimonio cultural y hacer realidad su derecho colectivo a la libre determinación cultural y al desarrollo.

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1  Venerado como Rey de Reyes, León de la tribu de Judá.
2 Biblia cristiana - Apocalipsis 5:5 y Apocalipsis 19:16.
3  Entre las que se encuentran Bobo Shanti, Nyabinghi, las Doce Tribus de Israel y otras. El término está extraído de la Biblia cristiana, del Evangelio según San Juan 14:2: “En la casa de mi Padre hay muchas mansiones”.
4  En el siglo XVII se establecieron en Jamaica comunidades de esclavos fugitivos. El término ”maroon” se deriva de la palabra española “cimarrón”, esclavo que se refugiaba en los montes buscando la libertad.
5  CARICOM

El propósito de OMPI Revista es fomentar los conocimientos del público respecto de la propiedad intelectual y la labor que realiza la OMPI, y no constituye un documento oficial de la Organización. Las denominaciones empleadas en esta publicación y la forma en que aparecen presentados los datos que contiene no entrañan, de parte de la OMPI, juicio alguno sobre la condición jurídica de ninguno de los países, territorios o zonas citados o de sus autoridades, ni respecto de la delimitación de sus fronteras o límites. La presente publicación no refleja el punto de vista de los Estados miembros ni el de la Secretaría de la OMPI. Cualquier mención de empresas o productos concretos no implica en ningún caso que la OMPI los apruebe o recomiende con respecto a otros de naturaleza similar que no se mencionen.