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La propiedad intelectual en la universidad: aplicación de las políticas

Septiembre de 2006

Tom Ogada es profesor asociado de energía e ingeniería medioambiental en la Universidad Moi, en Kenya, y ha sido director de la oficina de transferencia tecnológica de la Universidad hasta su nombramiento este año como director del Instituto de Investigación y Desarrollo Industrial de Kenya. Ha colaborado estrechamente con la OMPI en varias publicaciones, además de como formador en talleres sobre estrategia de propiedad intelectual y como coordinador en el marco de la Iniciativa Universitaria de la OMPI. En 2004, dirigió el equipo keniano encargado de la evaluación nacional de la propiedad intelectual patrocinada por la OMPI.

En esta entrevista, describe cómo se afrontó en la Universidad Moi la necesidad de contar con un marco político para tratar sobre las cuestiones relacionadas con la propiedad intelectual y habla sobre el patentamiento en los institutos de investigación africanos.

Profesor Ogada, usted desempeñó un papel decisivo en la puesta en marcha de una política oficial destinada a abordar las cuestiones relacionadas con la propiedad intelectual en la Universidad Moi. ¿Cuál es su alcance?

Cualquier política proporciona a sus usuarios directrices y medios para tomar decisiones. En una universidad o en una institución investigadora, la política institucional en materia de propiedad intelectual sirve para promover la generación, protección y comercialización de los derechos de propiedad intelectual. Las universidades y las entidades dedicadas a la investigación y el desarrollo son creadores fundamentales de activos de propiedad intelectual, si bien existen muchas partes interesadas que intervienen en el proceso: investigadores, estudiantes, patrocinadores privados, unidades de transferencia de tecnología, oficinas nacionales de patentes, el público, y otros. La política de propiedad intelectual es importante para armonizar los intereses en conflicto de las diversas partes.

¿Cuál cree usted que debe ser la finalidad de la política de propiedad intelectual de una universidad?

Muchas cosas. Debe propiciar un entorno que fomente y agilice la difusión de nuevos conocimientos en beneficio de la población, al tiempo que protege los derechos tradicionales de los investigadores para controlar los productos de su actividad especializada. Debe velar por que los beneficios económicos o de otro tipo derivados de la comercialización se distribuyan de forma justa y equitativa, reconociéndose las contribuciones de los inventores y de la institución, así como las de otras partes interesadas. Debe fomentar, preservar, estimular y ayudar a la investigación científica. Debe sensibilizar a los estudiantes respecto de la propiedad intelectual y no olvidar la creatividad de los jóvenes. Debe crear incentivos para que los investigadores investiguen y ofrecer recompensas por la creación de capital intelectual. En las universidades de los países en desarrollo, también debe estimular las actividades de investigación encaminadas a encontrar soluciones a problemas acuciantes, como el de los medicamentos, el agua potable y la energía.

¿Por dónde empezaron?

Empezamos en 2002, a raíz de una reunión en la que los vicerrectores de las universidades de todo el país solicitaron la creación de políticas en materia de propiedad intelectual. Nombramos un comité, que yo presidí, con el fin de conducir el proceso. Estábamos respaldados por un equipo de especialistas del Instituto de Propiedad Industrial de Kenya. Empezamos por concienciar al cuerpo docente y sensibilizarlo sobre el tema de la propiedad intelectual.

¿Con qué tipo de reacciones se encontraron por parte del personal investigador y docente?

Al principio, los investigadores no mostraron mucho entusiasmo por la política de propiedad intelectual. La mayoría de los científicos asocia los derechos de propiedad intelectual con el Derecho y el derecho de autor, y no son capaces de ver la pertinencia para sus actividades de investigación y desarrollo. Algunos consideraron que la iniciativa tenía como fin hacerse con el control de su propiedad intelectual. En particular, la cuestión de retrasar la publicación de los resultados de la investigación en favor del patentamiento no recibió muy buena acogida entre muchos investigadores. También estaban preocupados por cuestiones relacionadas con la titularidad, la distribución de beneficios y el conflicto de intereses y de compromisos. Con el fin de superar estos escollos, organizamos ejercicios y debates de sensibilización sobre propiedad intelectual en diversas facultades. La creación de consenso fue muy importante.

Sin duda, una tarea no exenta de dificultades. Por tanto, desde su punto de vista, ¿cuál es la clave para asegurar la aceptación de una política de propiedad intelectual por parte de las personas a quienes va destinada?

Yo aprendí mucho durante el proceso. Por ejemplo, la elección del equipo adecuado y del jefe de equipo encargados de redactar la política es decisiva, ya que deben inspirar confianza en las facultades. El equipo debe incluir miembros respetados del personal y expertos de fuera. El equipo debe dedicar tiempo a entender el porqué de la necesidad de una política de propiedad intelectual, de modo que puedan definir los objetivos y las cuestiones que habrán de tratarse. La política debe estar redactada en un lenguaje sencillo, fácil de entender. Esto es así debido a que sus principales usuarios son científicos, y fácilmente reaccionan con rechazo ante el lenguaje jurídico.

Todas las partes interesadas deben sentir que han contribuido a la formulación de la política. Por tanto, es importante que el proyecto se presente para ser debatido a todos los niveles de gestión, en sentido ascendente. En cada una de las etapas, siempre que se lleve a cabo una revisión tras el debate correspondiente, debe volverse a presentar el proyecto para su aprobación antes de que pase al siguiente nivel superior. Esta estrategia de marcha adelante y marcha atrás puede parecer tediosa, pero aumentará el sentido de pertenencia del documento final, además de sensibilizar sobre el tema de la propiedad intelectual.

¿Ve usted alguna diferencia entre las universidades de los países en desarrollo y sus equivalentes de, digamos, los Estados Unidos de América o el Japón?

En general, el proceso debería ser el mismo en lo que se refiere a la necesidad de educar, de sensibilizar al cuerpo docente respecto de la propiedad intelectual y de crear consenso en cuestiones fundamentales relacionadas con las políticas de propiedad intelectual. Además, los objetivos de la política de propiedad intelectual deben ser también más o menos los mismos. Sin embargo, las universidades de los países desarrollados a menudo cuentan con más experiencia en la interacción con la industria. Y es muy probable que ya dispongan de otras políticas y marcos jurídicos para canalizar las cuestiones relacionadas con la consultoría y la investigación bajo contrato, que constituyen instrumentos importantes a tener en cuenta en este tipo de políticas. Por tanto, el proceso de formulación de políticas de propiedad intelectual puede ser más breve.

Asimismo, el interés de las políticas de propiedad intelectual de los países en desarrollo puede que se centre en cuestiones que tienen menos importancia para las universidades de los países desarrollados, como, por ejemplo, prever incentivos para los investigadores de I+D como forma de reducir la fuga de cerebros.

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El proyecto Biogás de Moi University Holdings Ltd. tiene como finalidad tratar los residuos y las aguas residuales del sector agrícola para generar energía destinada a calefacción e iluminación. El agua tratada también puede utilizarse para irrigación. (Cortesía de Moi University Holdings Ltd.)

Háblenos de la primera solicitud de patente presentada por la Universidad Moi en 2004.

La patente fue desarrollada por un profesor del departamento de ciencia y tecnología de la madera. Se refiere a una tecnología de eliminación del color en aguas residuales que tiene posibilidades de aplicación en varias industrias, como la del té, el café y la industria papelera. La presentación de esta primera patente generó un gran interés y entusiasmo en la Universidad, lo que condujo a una mayor conciencia por parte del personal respecto de los derechos de propiedad intelectual. Lamentablemente, el proceso ha sido muy lento, y la comunicación entre las oficinas pertinentes encargadas del procedimiento y la Universidad Moi no ha sido muy buena, lo que ha dado lugar al descontento del inventor y de varios posibles solicitantes.

Por entonces, usted era director de Moi University Holdings Ltd. ¿Cuál fue su función?

Moi University Holdings Ltd. funciona como brazo comercial de la Universidad. Fue decisiva durante la presentación de la primera patente. La empresa ofreció un entorno que permitió al inventor divulgar libremente su invención. Llevó a cabo el examen preliminar, redactó la solicitud de patente, presentó la solicitud, abonó las tasas de solicitud y se mantuvo en contacto con las diversas oficinas para vigilar el progreso. Estas son actividades que no pueden emprender los investigadores por sí mismos ya que requieren tiempo y pueden resultar desesperantes. 

Todavía existe una relativa escasa actividad de patentamiento en las universidades africanas. ¿Por qué cree que sucede esto?

Las reducidas cifras de patentes presentadas en los países africanos comparadas con otros países no deben interpretarse como una indicación de unos bajos niveles de innovación y de actividad pionera investigadora y técnica. Es mucho lo que están innovando los científicos e ingenieros africanos en las instituciones dedicadas a la investigación y el desarrollo y en las universidades. La mayoría de estas innovaciones pasan desapercibidas debido a la falta de sensibilidad sobre la propiedad intelectual. Entre los obstáculos al patentamiento se encuentran la escasa financiación de las actividades de I+D por parte de los gobiernos africanos (en la actualidad, menos del uno por ciento del PIB); la falta de fondos para financiar las solicitudes y el mantenimiento de las patentes; la ausencia de profesionales en el ámbito de la propiedad intelectual, como los agentes de patentes; la ausencia de un marco institucional, como las oficinas de gestión tecnológica en universidades e instituciones de I+D; y un escaso nivel de conocimientos sobre propiedad intelectual.

¿Cambiará esta situación?

La situación está cambiando a medida que las universidades y las instituciones dedicadas a la investigación y el desarrollo de África toman una mayor conciencia de la propiedad intelectual, y a medida que los responsables de tomar las decisiones empiezan a ver la necesidad de aumentar la financiación de la investigación y el desarrollo en los campos científico, tecnológico y de la innovación.

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Políticas de propiedad intelectual: diez preguntas

El profesor Ogada colabora actualmente con la OMPI en una guía breve titulada Choices in Developing IP Policies, destinada a los administradores de universidades y centros de investigación. Se basa en las preguntas fundamentales siguientes que las políticas de propiedad intelectual deben abordar.

  • ¿Quién ostentará la titularidad de la propiedad intelectual generada a partir de actividades de investigación financiadas públicamente?
  • ¿Cómo se repartirán los ingresos o beneficios derivados de la comercialización de la propiedad intelectual, por ejemplo entre los investigadores o inventores, el departamento, la institución, los organismos públicos de financiación y otros?
  • ¿Existe algún derecho o estipulación oficial vinculada a la comercialización de la propiedad intelectual generada a partir de investigaciones financiadas públicamente?
  • ¿En el caso de investigaciones financiadas por entidades privadas, ¿quién ostentará la titularidad de la propiedad intelectual generada?
  • ¿Se utilizarán empresas derivadas o contratos de licencias para transferir tecnologías al sector privado con el fin de comercializarlas?
  • ¿Quién gestionará los activos de propiedad intelectual, especialmente la negociación de licencias y el reparto de regalías?
  • ¿En qué medida fomentará la institución la comercialización de los resultados de la investigación a través de la actividad empresarial?
  • ¿Cómo se abordarán los costos de la protección de la propiedad intelectual y de su mantenimiento?
  • ¿Cómo debe canalizarse el procedimiento de divulgación de la invención?
  • ¿Cómo se abordarán los conflictos de intereses entre las tareas docentes e investigadoras y los proyectos de carácter comercial?

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El propósito de OMPI Revista es fomentar los conocimientos del público respecto de la propiedad intelectual y la labor que realiza la OMPI, y no constituye un documento oficial de la Organización. Las denominaciones empleadas en esta publicación y la forma en que aparecen presentados los datos que contiene no entrañan, de parte de la OMPI, juicio alguno sobre la condición jurídica de ninguno de los países, territorios o zonas citados o de sus autoridades, ni respecto de la delimitación de sus fronteras o límites. La presente publicación no refleja el punto de vista de los Estados miembros ni el de la Secretaría de la OMPI. Cualquier mención de empresas o productos concretos no implica en ningún caso que la OMPI los apruebe o recomiende con respecto a otros de naturaleza similar que no se mencionen.