Discurso del Director General - 2016
Asambleas de la OMPI – 3 a 11 de octubre de 2016
[Cotéjese con la versión definitiva]
Excmo. señor embajador Jānis Kārkliņš, presidente de la Asamblea General de la OMPI,
Excelentísimos señores ministros,
Excelentísimos señores Representantes Permanentes y embajadores,
Distinguidos delegados;
Tengo el gran placer de sumarme al presidente de la Asamblea General de la OMPI para dar una cálida bienvenida a todas las delegaciones a la serie de reuniones de las Asambleas de 2016. Quiero agradecer a los Estados miembros el apoyo que le brindan a la Organización, lo cual queda evidenciado en la gran asistencia a la reunión y el amplio número de eventos culturales y profesionales que varios Estados miembros han generosamente acordado patrocinar durante esta semana.
Felicito al embajador Kārkliņš por haber sido elegido para presidir estas Asambleas, y espero con sumo interés colaborar con él durante esta semana y el año que tenemos por delante. Quiero dar las gracias al presidente saliente, el embajador Gabriel Duque, de Colombia, por el liderazgo ejemplar y comprometido del que ha hecho gala durante el año que acaba de transcurrir, y le hago llegar mis mejores deseos en su nuevo lugar de destino.
Muy buenos avances se han conseguido en los diversos sectores de la Organización en los últimos 12 meses. Los resultados financieros de la Organización son excelentes. Hemos culminado el bienio 2014-2015 con un superávit global de CHF 70,3 millones. El valor de los activos netos de la Organización aumentó, situándose en CHF 279,1 millones a fines de 2015. El bienio en curso, 2016-2017, transcurre por buen camino. Aunque es aún muy temprano, tanto en lo que respecta al año como al bienio, para hacer estimaciones de posibles resultados, confiamos en que los resultados del primer año del bienio, 2016, serán positivos y arrojarán un superávit global.
Aunque la situación financiera de la Organización es muy sólida, no podemos dormirnos en los laureles. Las perspectivas indican que la economía mundial sigue expuesta al riesgo y la incertidumbre. El presupuesto de la Organización está expresado en francos suizos, por lo que los tipos de interés negativos siguen planteando dificultades para la gestión de la tesorería, y los tipos de cambio constituyen un factor de riesgo constante que hay vigilar. Además, las perspectivas a corto plazo apuntan a un probable incremento en los gastos relativos a los sistemas informáticos que hacen funcionar nuestros sistemas mundiales de P.I., generadores de ingresos, así como en el costo de la seguridad y la vigilancia, incluida la seguridad cibernética.
Los sistemas mundiales de P.I., a saber, el Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT), el Sistema de Madrid para las marcas y el Sistema de La Haya para los diseños, han tenido un buen desempeño. El alcance geográfico de esos sistemas continúa ampliándose, pese a que aún hay regiones que están considerablemente subrepresentadas en los Sistemas de Madrid y de La Haya. Análogamente a lo que sucede con el alcance geográfico, el número de usuarios de los sistemas continúa aumentando y su evolución se ajusta a las tendencias más recientes en cuanto a capacidad económica y rendimiento a nivel mundial. En el PCT, por ejemplo, el 43,5% de todas las solicitudes internacionales de patente presentadas en 2015 procedía de Asia, mientras que el 27,6% procedía de Norteamérica y el 27% de Europa. El sistema que más rápidamente evoluciona es el Sistema de La Haya para los diseños. Tras décadas de desempeño indiferente, el número de solicitudes de registro en virtud del Sistema de La Haya creció un 40,6% en 2015, a raíz de la reciente adhesión de varias economías importantes. Para 2016 esperamos un incremento de igual magnitud.
Un gran motivo de celebración es la entrada en vigor la semana pasada, el 30 de septiembre, del Tratado de Marrakech para facilitar el acceso a las obras publicadas a las personas ciegas, con discapacidad visual o con otras dificultades para acceder al texto impreso. Doy las gracias a las 20 partes contratantes con cuya adhesión el tratado ha podido cobrar vigencia, y, en particular, a la India, por haber sido el primer país en depositar un instrumento de ratificación; a América Latina, por ser la región con el mayor número de países representados entre las primeras 20 partes contratantes; y a Australia y el Canadá por ser los primeros países desarrollados en adherirse al Tratado.
También hemos logrado progresos significativos con el Consorcio de Libros Accesibles (ABC, de sus siglas en inglés), resultado de la alianza de todos los sectores interesados que apoyan de forma práctica los objetivos del Tratado de Marrakech, es decir, mediante el intercambio de libros en formatos accesibles, el fortalecimiento de capacidades y la promoción de la edición accesible. Hasta la fecha el ABC ha facilitado el préstamo de libros en formato accesible a unas 100.000 personas con discapacidad visual por medio de las 19 bibliotecas participantes en 16 países. Actualmente, el ABC pone a disposición unos 319.000 títulos en más de 76 idiomas. Las bibliotecas participantes ahorraron 11 millones de dólares de los EE.UU. en costos de producción (de libros leídos en voz alta por una persona) al poder descargar 5.500 libros electrónicos en sus colecciones.
En el año transcurrido, la Organización ha logrado otros tantos resultados positivos en varios ámbitos. Las bases mundiales de datos y los sistemas y plataformas de T.I. que gestiona la Organización han sido dotados de mayor funcionalidad y su utilización a través del mundo ha aumentado. El Índice Mundial de Innovación, producido conjuntamente con la OMPI, y otros informes económicos y estadísticos que publicamos han sido objeto de un reconocimiento general. La demanda de los programas de asistencia técnica y fortalecimiento de capacidad que ofrece la Organización ha aumentado. Estos y otros resultados en distintos ámbitos se describen detenidamente en el informe que he presentado por lo que no entraré en detalles al respecto esta mañana. Solo quisiera reiterar el homenaje que rindo en ese informe al personal de la Organización cuyo talento y dedicación han hecho posible muchos de esos resultados.
De cara al futuro, el logro de avances en relación con la agenda normativa sigue siendo uno de los más importantes desafíos. En el orden del día de las presentes Asambleas figura la propuesta de un tratado sobre el Derecho de los diseños (DLT). Dos cuestiones que quedaron sin resolver en las últimas Asambleas impidieron la convocación de una conferencia diplomática para concertar el tratado este año. El Comité Permanente sobre el Derecho de Marcas, Diseños Industriales e Indicaciones Geográficas a comienzos del presente año estuvo muy cerca de alcanzar una posición común respecto de ambos casos. La gran mayoría estuvo de acuerdo en adoptar un enfoque común, y se observó muy poca resistencia. Confío en que en las presentes Asambleas los Estados miembros sean capaces de limar las diferencias que quedan y decidan convocar la conferencia diplomática en 2017.
Tal resultado inspirará confianza respecto de la importante labor que es preciso llevar a cabo en otras esferas de la agenda normativa. Permítanme mencionar dos de ellas. En primer lugar la propiedad intelectual y los conocimientos tradicionales, las expresiones culturales tradicionales y los recursos genéticos. En las reuniones de las Asambleas del pasado año, los Estados miembros establecieron un ambicioso programa de trabajo para el Comité Intergubernamental (CIG) que se ocupa de esas cuestiones. El CIG ha avanzado de manera constante en el año transcurrido, pero es evidente que será preciso redoblar esfuerzos a nivel político el próximo año para poder presentar resultados positivos a las Asambleas de 2017. Insto a los Estados miembros a que realicen esos esfuerzos con un espíritu de compromiso, a fin de llevar a buen término esta cuestión que está pendiente desde hace tanto tiempo.
Otra cuestión que figura en la agenda normativa desde hace mucho tiempo es la radiodifusión. Al igual que los conocimientos tradicionales, no se someterá a decisión en estas Asambleas. Si bien en el último año se han logrado nuevos progresos en lo que atañe a la comprensión de los aspectos técnicos y a la forma de avanzar en ese ámbito, ha llegado el momento de que los Estados miembros, tras 20 años de debates, adopten una decisión definitiva al respecto. Confío en que el próximo año los Estados miembros den muestras de su resolución al respecto.
Con la mirada puesta a más largo plazo, creo que el principal desafío que se plantea a la Organización es la complejidad. Hoy en día, la misma naturaleza de la propiedad intelectual y su papel entrañan de por sí mayor complejidad en una economía en la que el valor reside cada vez más en los activos intelectuales y en la que la tecnología y la innovación se desarrollan a una velocidad cada vez mayor. A la luz de estos hechos, cabe formular una pregunta fundamental, es decir, si las antiguas categorías están adaptadas a los nuevos fenómenos sobre los cuales recibimos información casi a diario en muchas esferas, desde las industrias creativas hasta las biociencias.
Esta complejidad de la materia se desarrolla en un mundo caracterizado por grandes asimetrías en cuanto a la capacidad relativa a los conocimientos. Las economías de varios de los Estados miembros de esta Organización se encuentran en una etapa preindustrial y es posible que les preocupen cuestiones tales como la transición desde una agricultura de subsistencia hacia una agricultura comercial. Es posible, y es legítimo, que procuren entender de qué manera la propiedad intelectual pueda resultar pertinente a los desafíos que tienen frente a sí. Las economías de otros Estados miembros están en una etapa posindustrial y en ellos la propiedad intelectual es fundamental para su modelo competitivo y su ventaja competitiva. Entre las dos, están las economías que tienen modelos mixtos, con ámbitos de excelencia en la innovación, la ciencia y la tecnología, pero con un perfil de productores de productos básicos o una capacidad de fabricación intermedia.
Hay un segundo tipo de complejidad que se ha ido presentando, en parte, o en gran medida, debido a la primera complejidad mencionada, la complejidad de la materia. Se trata de una complejidad institucional. Habida cuenta de que la propiedad intelectual es fundamental para la estrategia económica de muchas economías, y puesto que concierne a una materia que evoluciona a velocidad supersónica, esas economías, naturalmente, han procurado poner sus intereses al frente y abordar las cuestiones en el mismo momento en que se les presenta la oportunidad de hacerlo. De ahí que se observe una activa movilización a escala nacional, bilateral, plurilateral, regional y multilateral para alcanzar objetivos en el ámbito de la P.I. En una era de globalización, todos esos objetivos tienen incidencia mutua. Por ejemplo, la ley nacional de un país afectará a todos aquellos que comercien con el mercado de ese país.
Esta complejidad da lugar a muchas cuestiones; la principal para el futuro de esta Organización es el papel del multilateralismo en este nuevo panorama de complejidad que presenta distintas velocidades y distintos niveles. En realidad, la cuestión es la forma de plantear las cosas. ¿Cuál es el valor añadido por el multilateralismo y qué podría o debería hacerse en el plano multilateral, a diferencia de en otros planos? ¿Se verán paralizadas frente a la complejidad, las organizaciones multilaterales como la nuestra, o encontrarán la manera de contribuir a la gestión de la complejidad para que redunde en beneficio del amplio y diverso espectro de miembros que una organización multilateral engloba?
Permítaseme volver al tema de la complejidad del orden del día de estas Asambleas y desearles éxito en su resolución. Confío en que las decisiones que tomen definirán una orientación que hará avanzar a la Organización hacia un nuevo nivel en el próximo año.