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El cambio climático: De la vaca al kilovatio - Fructífero ejemplo de transferencia de tecnología

Abril de 2008

Por Julia Steets

La iniciativa emprendida en Nigeria y que se denomina “De la vaca al kilovatio” adopta la forma de un proyecto asociativo con el que se busca reducir el doble peligro causado por los desechos que arrojan los mataderos: la contaminación de las aguas y las emisiones de los gases que provocan el efecto de invernadero. Aprovechando un invento realizado en Tailandia, los desechos del matadero se transforman en gas de cocina y en fertilizante orgánico, ofreciendo así a la población un combustible limpio y barato. El presente informe fue redactado por Julia Steets, quien dirigió las labores de investigación sobre los resultados de la Iniciativa SEED que llevara a cabo el Global Public Policy Institute con referencia al trienio 2004–2006. Este artículo complementa la anterior contribución de la autora, que fuera publicada por el Programa de Acción por el Clima.

Ante la suma de problemas que representan el cambio climático, la degradación del medio natural y la pobreza, crece también el número de compañías, gobiernos y ONG que deciden unir sus fuerzas. Los proyectos asociativos en que intervienen numerosas partes, en particular, las instituciones internacionales, constituyen el ejemplo más visible de dichos mecanismos de colaboración, aunque, en los hechos, se ha podido comprobar que son los proyectos emprendidos por instancias de ámbito regional o nacional los que suelen arrojar resultados más tangibles.

La Iniciativa SEED (Empresarios en Apoyo al Medio Ambiente y el Desarrollo) fue fundada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) con el fin de respaldar aquellos emprendimientos de carácter asociativo en pro del desarrollo sostenible en los que participa la empresa privada. Se pudo comprobar que existe un amplísimo espectro de iniciativas en el plano local encaminadas a reforzar la sostenibilidad ambiental, sin dejar de lado la mitigación de la pobreza y el hambre. En muchas oportunidades, tales iniciativas son posibles gracias la creación o transferencia de los conocimientos y tecnología necesarios.

La iniciativa “De la vaca al kilovatio”, surgida en Nigeria, es un ejemplo de esa clase de proyectos que se destacan por su naturaleza sumamente plural. Ganó uno de los cinco premios SEED concedidos en 2005 y es el vivo ejemplo de cómo, por la vía de la cooperación, una idea innovadora permite lograr avances tangibles en lo que se refiere a la protección del medio natural y también al bienestar de la gente.

El problema

Los mataderos constituyen una de las principales fuentes de contaminación de las aguas y de emisión de los gases que provocan el efecto de invernadero, particularmente en el mundo en desarrollo. Lo habitual es que no esté reglamentada la actividad de dichos establecimientos o que, en caso de haber normas, el cumplimiento de éstas deje mucho que desear. Las aguas residuales llegan sin ser depuradas a los ríos y a las fuentes de abastecimiento de agua, afectando el desenvolvimiento de la vida acuática. Los desechos arrojados por los mataderos suelen transportar enfermedades de origen animal que pueden transmitirse al ser humano; a su vez, la degradación anaeróbica de las aguas residuales produce metano y dióxido de carbono, o sea, unos de los gases de efecto invernadero que causan el cambio climático.

Quien llamó la atención sobre el problema fue un ingeniero nigeriano, el Dr. Joseph Adelegan, que dirige la ONG llamada “Red Internacional de Investigaciones sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo Económico” (GNEEDR, de sus siglas en inglés).  Estudió los efectos de las aguas residuales que arroja el matadero del Mercado de Bodija, de la ciudad de Ibadán, en el cual se sacrifican las dos terceras partes de los animales del Estado de Oyo. Pudo comprobar así la presencia de elevadas concentraciones de elementos contaminantes de naturaleza orgánica, que son sumamente perjudiciales para la salud de la población de las cercanías. Para encontrar un remedio al problema, la ONG del Dr. Adelegan sumó sus fuerzas a las de otras dos entidades del país: el Centro para la Juventud, la Familia y la Ley, y el Proyecto Ibadán Sostenible, respaldado por el organismo HABITAT (Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos).

La solución

La primera solución que vino a la mente fue la clásica: construir una estación de tratamiento de efluentes. Sin embargo, al estudiarse el asunto con los técnicos se supo que, si bien los métodos empleados ordinariamente para tratar los efluentes permiten reducir la contaminación de las aguas, por otro lado, provocan mayor emisión de metano y dióxido de carbono. En consecuencia, hubo que buscar una salida que redujera la huella de carbono.

La solución radicó en separar los gases emitidos para transformarlos en un producto útil. Se averiguó que un instituto de investigaciones de Tailandia había ideado un método que podría servir a dicho fin. En efecto, en el Centro de Gestión de Residuos, que depende de la Universidad Politécnica Rey Mongkut, de la ciudad de Thonburi, se logró obtener biocombustible tratando los desechos de origen agrícola e industrial mediante un reactor anaeróbico de lecho fijo. Modificando dicha clase de reactor, se podrían transformar los desechos de matadero en gas de cocina limpio y, además, en fertilizante orgánico.

La solución hallada ofrecía, al menos, tres ventajas sumamente interesantes. En primer lugar, se reducía la contaminación de las aguas causada por los desechos de matadero. En segundo término, se reducía también considerablemente la cantidad de los gases de efecto invernadero emanados del mismo matadero o de los trabajos de tratamiento de sus desechos. Por último, se obtenía un valioso derivado: el gas de origen biológico o “biogás”. No sólo se conseguía amortizar el proyecto, sino que la venta del biocombustible así producido arrojaría ganancias.

Las etapas de ejecución del Proyecto

Primera: conseguir socios

El proyecto comenzó en 2001. El primer paso era decisivo: el Dr. Adelegan tuvo que encontrar instituciones idóneas que quisieran aliarse con su ONG y aportar conocimientos y fondos.

 

Diversas entidades han contribuido al proyecto:

  • La propia GNEEDR se encarga de representar a la iniciativa y dirigir la construcción de la instalación de tratamiento.
  • El Centro para la Juventud, la Familia y la Ley presta asesoramiento jurídico y ayuda a lograr el compromiso de las partes interesadas locales, como la asociación de carniceros y la sociedad de fomento del Mercado de Bodija.
  • El Proyecto Ibadán Sostenible era imprescindible si se quería conseguir el respaldo del Gobierno nacional.
  • La Feria del Desarrollo, del Banco Mundial, dio un importante impulso a la iniciativa, señalando la conveniencia de incluir en el proyecto la cuestión de las energías renovables.
  • El instituto de investigaciones de Tailandia se encargó de las labores de innovación y de dar asesoramiento técnico, primeramente, para proyectar y construir el biorreactor y, luego, para adaptarlo de modo de que se pudiesen tratar los desechos del matadero.
  • La Iniciativa SEED ayudó a dar redacción final al proyecto y, sobre todo, sirvió de enlace con la Oficina del PNUD en Nigeria.

Segunda: obtener fondos

El capital necesario para proyectar y construir la planta de tratamiento de los desechos y de producción de biogás, así como para administrar el proyecto y realizar consultas con las partes interesadas, ascendió a unos 500.000 dólares de los EE.UU.

Se concibió el proyecto de modo que fuera viable desde el punto de vista económico, ya que se pretende vender el gas de cocina que se producirá a la cuarta parte del precio de mercado actual, esto es, 7,50 dólares los 25 litros. Calculándose que producirá unos 270 metros cúbicos de biocombustible comprimido por mes, la instalación de tratamiento quedaría amortizada al cabo de dos años. Con una vida útil de 15 años, las previsiones apuntan a sustanciosas ganancias.

A pesar de dichas cifras, no resultó nada fácil obtener crédito comercial en condiciones favorables para un proyecto promisorio, pero que era totalmente novedoso en Nigeria. El proyecto ganó fama internacional al quedar finalista entre las ideas presentadas en la Feria del Desarrollo del Banco Mundial y ganar un premio SEED; pese a ello, los fondos no aparecían por ninguna parte. Al final, el PNUD aportó el capital inicial por medio de su programa de Energía y Medio Ambiente.

Tercera: transferir la tecnología

El Centro de Investigaciones en Biogás, dependiente de la Universidad Politécnica Rey Mongkut, de la ciudad de Thonburi, había inventado una novedosa forma de tratar los desechos del agro y la industria para producir biogás, tras largos años de investigaciones gracias a un proyecto de cooperación de Australia con diversos países asiáticos. Se había demostrado que el empleo del reactor anaeróbico de lecho fijo permitía tratar grandes cantidades de desechos y producir biogás de gran calidad con mayor eficacia y velocidad que mediante el clásico método de la biodigestión. Sin embargo, antes de la iniciativa emprendida en Nigeria, la nueva idea se había aplicado solamente en dos casos: una fábrica de almidón de arroz y otra de frutas en conserva.

Tras las gestiones realizadas por la iniciativa “De la vaca al kilovatio”, el instituto de Tailandia accedió a colaborar con la ONG del Dr. Adelegan para adaptar su reactor anaeróbico de lecho fijo de modo que pudiese emplearse para tratar asimismo los desechos de matadero. El buen resultado de los ensayos reveló que, con el reactor adaptado, se obtenían de dos a diez kilogramos de “demanda química de oxígeno” (DQO) por metro cúbico, con un tiempo de retención de dos a cuatro días. (La DQO mide la cantidad de contaminación orgánica que se halla presente en las aguas residuales.) Se lograba producir de 0,4 y 0,5 metros cúbicos de biogás por kilogramo de DQO, con 60 ó 70% de metano.

Una vez formalizado el convenio con la Universidad, a la fecha, el proyecto tiene en curso de trámite la solicitud para patentar el nuevo método destinado a tratar los desechos de matadero.

Cuarta: construir la planta de tratamiento

Pese a haber conseguido el capital necesario, no fue posible emprender de inmediato la ejecución del proyecto. El Programa de Energía y Medio Ambiente del PNUD se aplica en el orden nacional, lo cual significa que los fondos se desembolsan exclusivamente en favor del Estado. En el caso de “De la vaca al kilovatio”, el Ministerio Federal de Medio Ambiente resolvió recibir los recursos y entregarlos al proyecto. Sin embargo, para ello fue preciso vencer numerosas trabas burocráticas.

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El biogás comprimido que se obtiene por este método se suministrará a la población y permitirá suprimir los humos provocados por los combustibles que se emplean para la cocina diaria y, en consecuencia, evitar los peligros para la salud que ellos engendran. (Fotografía © David Steets)

Una vez que el instituto de investigaciones de Tailandia hubo culminado la adaptación de los medios técnicos necesarios y concluido los planos de la planta de tratamiento de desechos y producción de biocombustible, comenzaron finalmente las labores de construcción en 2007. Según las previsiones, la instalación será puesta en servicio en junio de 2008.

Resultados previstos

Con arreglo a los cálculos, una vez que se ponga en marcha la planta de tratamiento de desechos y producción de biogás, su rendimiento diario será el siguiente: producción de 1.500 metros cúbicos de biogás y separación de 900 metros cúbicos de metano puro. Ello equivale a reducir anualmente en unas 22.300 toneladas de dióxido de carbono la cantidad de gases de efecto invernadero que emanan de los mataderos. Además, el cieno que se forme en la planta de tratamiento servirá de fertilizante orgánico.

El metano obtenido mediante separación será depurado y comprimido para destinarlo a gas de cocina y se venderá en la región, creándose así más puestos de trabajo. Se prevé abastecer mensualmente a unos 5.400 hogares a un precio muy inferior al habitual que se paga por las fuentes de gas natural. Ese gas es más limpio que los combustibles corrientes y permitirá mitigar notablemente la contaminación del aire reinante en el interior del hogar y los consiguientes peligros para la salud, problema que afecta especialmente a la población pobre.

Los problemas para la salud y el medio natural causados por los desechos de matadero que se arrojan de forma desordenada son padecidos también por otras ciudades de Nigeria y del resto del continente africano. Una vez probado, el modelo “De la vaca al kilovatio” podrá ser puesto en práctica en otras partes.

Por la vía de la innovación, la iniciativa “De la vaca al kilovatio” constituye una forma de resolver el problema de tratar los desechos de los mataderos, atendiendo al mismo tiempo la cuestión de la huella de carbono. Además de no crear gastos para los demás, la solución incluso produce ganancias, o sea, es el típico ejemplo de situación en que todos salen ganando. Por último, este proyecto en la ciudad de Ibadán se costea gracias a donaciones internacionales. Las previsiones indican que la planta de tratamiento quedará amortizada al cabo de dos años, por lo cual ya en 2010 habrá los fondos necesarios para poner en marcha el proyecto en otras partes.

Agradicimientos: Joseph Adelegan, GNEEDR; Climate Change Programme

 

¿Patentes gratis?

En enero de este año el World Business Council for Sustainable Development (WBCSD), una entidad con sede en Ginebra que nuclea a las más grandes empresas del mundo, lanzó una nueva iniciativa llamada Eco-Patent Commons, que tiene por finalidad compartir tecnología.

Inspirándose del éxito logrado por el sector del software de código abierto al mancomunar conocimientos para estimular la innovación, la iniciativa del WBCSD (que se podría traducir por Consejo Mundial de Empresas pro Desarrollo Sostenible) tiene por objetivo alentar a las empresas a que donen aquellas patentes de invención en su poder que, aunque no sean de vital importancia para sus actividades, sí representen un beneficio para el medio ambiente. Las patentes donadas son publicadas en un sitio Web con motor de búsqueda y quedan, de esta forma, disponibles al público gratuitamente. Para participar en esta iniciativa, todo lo que las empresas deben hacer es donar una patente cada una. El WBCSD espera que la iniciativa despegue y que tanto los donantes como los usuarios puedan establecer fructíferos vínculos de colaboración.

Entre las patentes que fueron donadas en un principio cabe destacar la de un material de embalaje protector y reciclable para componentes electrónicos, de IBM, y la de Nokia para reciclar teléfonos celulares en calculadoras y asistentes personales digitales, los famosos PDA.

Para más información: www.wbcsd.org

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