Matt Chiu describe a su hija Amber como una niña a la que le gustaba correr y revolcarse en el barro. A menudo dejaba caer el chupete al suelo, donde el objeto cubierto de saliva se ensuciaba inmediatamente. Cuando Amber se daba cuenta de que no recuperaría el chupete hasta que estuviera bien limpio, llegaban las lágrimas y la pataleta. Estas situaciones le dieron una idea a su padre.
Solo en la base de datos de la OMPI figuran casi 2 000 patentes de chupetes, lo que indica que el chupón, chupo o bobo atrae el interés de los inventores tanto como el deseo de los más pequeños y sus padres agobiados.
Estos objetos calmantes ya se mencionaban en la literatura médica en 1473. Antes de que se inventara la goma, el plástico o la silicona, los bebés chupaban tetinas caseras de coral o marfil o sencillos trozos de tela impregnados de algo dulce.
Los productos imprescindibles para bebés se patentaron por primera vez en los primeros años del siglo XX. En 1900, un farmacéutico de Manhattan, Christian W. Meinecke, registró como patente de diseño (número 33 212) un modelo consistente en una tetina y un escudo. Tres años después, Harvey Spencer registró un “tranquilizador de bebés” con el número 745 920. Los primeros chupetes registrados se parecían más a piezas de ajedrez que a los chupones actuales. Sin embargo, más de un siglo después, el objeto sigue estando presente en la imaginación de los inventores, entre ellos, Matt.
Reinventar objetos cotidianos
En 2021, después de pasar el día fuera con Amber, Matt, doctor por la Universidad de Tecnología y Diseño de Singapur, creó con su impresora 3D un nuevo tipo de chupete concebido con fines estéticos e higiénicos. Lo llamó Hanabii Pacifier (el chupete Hanabii).
“Cuando te aceptan en el Programa de Asistencia a Inventores, la IPOS te asigna un abogado o agente de patentes voluntario que te ayuda con el proceso de patentamiento”.
En japonés, hanabii significa “fuegos artificiales” y el carácter correspondiente a hana significa “flor”. El diseño está inspirado en estos dos conceptos.
Las alas de silicona blanda en forma de pétalo rodean la tetina para protegerla cuando no se usa el chupete. Se abren para formar una flor en torno a la boca del bebé, que la sujeta al succionar, y se cierran en el instante en que el chupete se separa de la boca (y cae al suelo). Las alas también ayudan a mantener el chupete limpio al guardarlo en el bolsillo o el bolso.
Según Cognitive Market Research, en 2024 el mercado mundial de chupetes tenía un valor superior a los 400 millones de dólares de los Estados Unidos de América, y la tasa de crecimiento anual compuesta de 2024 a 2031 es del 6 %. Los datos de la OMPI sobre solicitudes de patente indican que la tasa de crecimiento a largo plazo ha sido de alrededor del 4,8 % (TCAC) en los últimos 20 años (de 2004 a 2024).
Al menos una de las casi 2 000 patentes de chupetes que figuran en la base de datos de la OMPI consiste en un chupete concebido para facilitar la toma de medicamentos (WO/2021/256976). En 2021, en la República de Corea se presentó una solicitud de patente respecto de una mascarilla con un chupete integrado (1020210037006). La patente estadounidense número 15782851, solicitada en 2017, describe un “chupete inteligente” con sensores que emiten datos cuando el bebé utiliza la tetina. La patente número 06898188, solicitada en los Estados Unidos de América en 1986, consiste en una bombilla LED interna que ayuda a colocar correctamente el chupete en la boca del bebé en la oscuridad.
Asimismo, la base de datos Hague Express de registros internacionales de diseños muestra 29 resultados relacionados con chupetes si se hace una búsqueda del término en inglés “pacifier”. Algunos diseños tienen forma de mariposas, de osos panda o de palancas de mando futuristas.
En los Estados Unidos de América, el término “binky” se ha convertido en sinónimo de “chupete”. Sin embargo, Playtex registró la marca “Binky” en 1935. Esta evolución de marca a denominación genérica se conoce como genericidio (otros ejemplos son la aspirina, el clínex y el zíper). Por ese motivo, Playtex sigue reclamando que su producto es “el binky original”.
Proteger el chupete
Para llegar al chupete Hanabii actual, se han creado de manera iterativa más de 30 versiones y solo el concepto permanece invariable. Matt comenzó a pensar en la propiedad intelectual (PI) en un momento temprano. Sabía que deseaba proteger su creación, pero ignoraba cómo.
Eso cambió cuando recibió un correo electrónico de la Oficina de Propiedad Intelectual de Singapur (IPOS). La IPOS y la OMPI anunciaron un nuevo programa que era precisamente lo que necesitaba Matt. En 2023 se inscribió en el Programa de Asistencia a Inventores (PAI) y se convirtió en el primer participante singapurense en presentar una solicitud de patente.
“Tratamos de lograr la mayor repercusión posible para aprovechar al máximo el tiempo durante el proceso del PCT”.
“Cuando te aceptan en el programa, la IPOS te asigna un abogado o agente de patentes voluntario”, cuenta Matt. Era una oportunidad de oro para un joven inventor al que le preocupaba no poder permitirse esos servicios. El programa lo ayudó a “superar esas barreras mentales y acercarse a la PI”.
Ahora bien, sigue siendo un proceso complejo. “Pensé que se trataba simplemente de presentar la solicitud, pero no es así”, afirma. También señala que su agente, James Kinnaird de Marks & Clerk Singapore, le permitió “comprender muchas cosas sobre este proceso, que antes resultaba muy desalentador”.
Inicialmente, Matt presentó una solicitud provisional de patente de utilidad en Singapur. Dice que “comenzar con una solicitud de patente provisional, en la que se indican de manera general las reivindicaciones”, lo ayudó a proteger su invención en un momento temprano.
Fundó la empresa Hanabii para comercializar el chupete y presentó una solicitud internacional de patente en virtud del Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT), que permite a los inventores solicitar protección por patente en varios países al mismo tiempo.
El periplo del patentamiento y la comercialización
Matt comenta que el proceso de patentamiento es un elemento central del modelo de negocio de Hanabii y lo asimila a una “reserva” para darle más sentido a la idea y los mercados. “Tratamos de lograr la mayor repercusión posible para aprovechar al máximo el tiempo durante el proceso del PCT”.
“La estrategia consiste en iniciar una campaña de Kickstarter en la primavera de 2025 con el objetivo de atraer la atención hacia el producto y buscar distribuidores a escala internacional”. Matt cree que esto ayudará a Hanabii a adoptar una mentalidad abierta en relación con los territorios en los que se centrará la actividad, lo cual a su vez permitirá a la empresa decidir en qué países pasar a la fase nacional.
La protección por PI también fue indispensable para preparar el producto para la comercialización. “Solo comenzamos a buscar proveedores una vez presentada la solicitud de patente provisional en Singapur y firmado un acuerdo de no divulgación con el proveedor”, indica Matt. “Antes de eso, creamos prototipos iterativos únicamente de manera interna”.
Existen otras maneras de proteger un producto:
Para obtener protección mediante patente, puede presentarse una solicitud ante una oficina de patentes nacional o regional. Este método conlleva pagar las tasas por cada solicitud. A escala internacional, se puede solicitar una patente en cada país en el que se desee obtener la protección o recurrir al Sistema del PCT de la OMPI.
La protección por marca también requiere el registro a escala nacional o regional. Para registrar una marca de forma internacional, puede utilizarse el Sistema de Madrid de la OMPI o solicitar el registro en cada uno de los países en los que se desee comercializar el producto.
Para la protección de los diseños industriales también es necesario el registro en cada jurisdicción. El Sistema de La Haya de la OMPI ofrece protección internacional a los diseños.
Matt también se está planteando recurrir a otras formas de protección por PI, entre ellas, solicitar el registro de la marca “Hanabii” en el ámbito de los productos de cuidado infantil.
“Dado que el chupete Hanabii tiene un aspecto floral único, también estamos estudiando la posibilidad de registrarlo como diseño en Singapur”, señala Matt, “pero de momento no es tan prioritario”.
Si cambia el producto, cambia la patente
Las características funcionales del chupete Hanabii han evolucionado a lo largo de los dos últimos años y, ahora que el equipo colabora con un dentista pediátrico, seguirán cambiando. El doctor ayudó a Hanabii a crear una tetina ortodóntica y a añadir agujeros a los pétalos del chupete para mejorar la ventilación. Asimismo, se ha enviado el chupete a TÜV SÜD en Singapur para que practique ensayos de conformidad con la regulación estadounidense sobre chupetes y juguetes.
“Tenemos mucha fe en nuestro producto y nuestro mercado y creemos que la inversión merece la pena”.
Cada vez que se modificaba el producto, Matt y sus abogados debían modificar la solicitud de patente. “Cuando se redactan reivindicaciones de patente, debe prestarse atención a palabras y detalles concretos”, dice Matt.
Además, sigue recibiendo asistencia. Inicialmente, el PAI le eximió de pagar los honorarios del abogado de patentes por la consulta, pero no las tasas de presentación de la solicitud ni otros costos administrativos. Aun así, Matt señala que los costos se han reducido en gran medida, en especial durante el período de consultas constantes y perfeccionamiento de la redacción de la solicitud para proteger mejor la PI.
Hasta ahora, pasar de la solicitud de patente provisional a la fase del PCT ha costado a Hanabii cerca de 4 000 dólares de los EE. UU. “Para un pequeño producto comercial que aún no se ha puesto en el mercado, no es una cantidad desdeñable, teniendo en cuenta que aún no hay ventas”, afirma Matt. “Tenemos mucha fe en nuestro producto y nuestro mercado y creemos que vale la pena correr el riesgo”.
La OMPI puso en marcha el Programa de Asistencia a Inventores (PAI) en 2015. Actualmente, cuenta con nueve países participantes (Chile, Colombia, Ecuador, Kenya, Marruecos, Perú, Filipinas, Singapur y Sudáfrica). Este año, para conmemorar el décimo aniversario, amplía sus servicios y, además de ocuparse de la redacción y la tramitación de solicitudes de patente, ofrece orientación sobre la comercialización de patentes. La Oficina de Propiedad Intelectual de Singapur (IPOS) puso en marcha el programa en 2023 para ayudar a jóvenes inventores de entre 18 y 35 años a comenzar su andadura en el mundo de la PI.