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Una gran oportunidad: la PI está ayudando a los músicos en Cabo Verde; vea cómo

Por Nora Manthey, editora de la Revista de la OMPI

27 de marzo de 2025

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Conocida como la reina de la morna y reconocida en toda el África de habla portuguesa como una apasionada embajadora de los derechos de autor, Solange Cesarovna comparte lo que ha aprendido sobre cómo establecer un OGC y hacerse cargo de los derechos de los artistas.

Solange Cesarovna es una de las embajadoras musicales más exitosas de Cabo Verde. La cantante y compositora ha representado al archipiélago de África Occidental en los escenarios de todo el mundo, desde el Brasil hasta el Vaticano. En 2013, fue cofundadora de la Sociedad Caboverdiana de Música, el primer organismo de gestión colectiva del país dedicado exclusivamente a la protección de la propiedad intelectual (PI) musical. Hoy en día, cuenta con más de 1 700 miembros, lo cual no está nada mal para una nación de poco más de medio millón de habitantes. Tras cumplir dos mandatos consecutivos como presidenta de la Sociedad, Cesarovna dimitió a finales de 2023 para volver a centrarse en la composición y la grabación. Habla con la Revista de la OMPI acerca de la importancia de gestionar la PI y de las dificultades que entraña crear un OGC en países pequeños, de los recursos disponibles para los creadores y de sus planes de futuro profesional.

Solange Cesarovna performing on stage, singing into a microphone with arms outstretched, holding shimmering silver wing-like fabric. She is illuminated by vibrant purple, pink, and blue stage lighting, creating a dramatic atmosphere.
Bob Lima fotografía

Háblenos de Cabo Verde.

Cabo Verde es un pequeño país de habla portuguesa formado por 10 hermosas islas, en el Océano Atlántico, frente a la costa de África Occidental. Nos enorgullece pensar en nosotros mismos como un país de música. Todos querríamos dedicarnos a la música profesionalmente, ¡si fuera fácil! [risas]

Me enamoré de la música cuando tenía 5 o 6 años. Desde pequeña, buscaba espacios públicos, como mi isla de São Vicente y la ciudad de Mindelo, donde pudiera interpretar o escuchar música. Tras ganar un premio a los 7 años, me invitaron a actuar en las islas. Cuando tenía 8 años, me invitaron a inaugurar el Baía das Gatas, el mayor festival de Cabo Verde.

“No podríamos entendernos a nosotros mismos sin la música”.

La música, y especialmente la morna, es una parte importante de la identidad nacional de Cabo Verde. ¿Qué significa la morna para usted?

La morna es la mejor manera de compartir nuestros sentimientos, nuestros valores y nuestra conexión con las personas y el mundo. Cuando nace un niño, lo recibimos con morna. Vamos a la casa de la familia para proteger al niño cantando. La morna que cantamos, “Ná, ó Menino Ná”, fue escrita por uno de los mejores compositores y poetas de Cabo Verde, Eugênio Tavares.

Usted grabó el trabajo de Tavares en su álbum de 2017, Mornas. ¿Utilizar sus letras le planteó algún problema?

Con Tavares fue más fácil porque está en el dominio público. Cabo Verde protege las obras musicales y los derechos de autor de los letristas y compositores durante 50 años a partir de su muerte. Cuando grabé la obra, eso formaba parte de un proyecto para celebrar el 150 aniversario del nacimiento de Tavares, dirigido por la editorial Edições Artiletra. La idea detrás del proyecto era apoyar la candidatura de la morna para su inclusión en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que fue aprobada en 2019.

Tavares no solo trabajó como poeta, letrista y compositor, sino también como periodista y político. Lleva mucho tiempo organizar estas cosas. Teníamos que asegurarnos de que teníamos el manuscrito y la letra que escribió con sus propias manos. De esa manera, podíamos recrear las canciones tal y como las escribió Tavares.

Normalmente, no creo que sea difícil obtener una licencia. Por supuesto, si la canción es original, el proceso es diferente, porque solo el creador tiene derecho a compartir su creación por primera vez. Aun así, ese procedimiento ya no debería ser difícil, porque contamos con la Sociedade Cabo-verdiana de Música (SCM, Sociedad Caboverdiana de Música), que facilita el diálogo entre creadores, artistas, compositores, productores, sellos discográficos, editores e intérpretes.

Solange Cesarovna at the inaugural Gala of Sociedade Cabo-Verdiana de Música in 2018, standing on stage with founding and non-founding members. She wears an elegant pink gown and gestures expressively. The stage is illuminated with blue lighting, with event branding visible in the background.
Eneias Rodrigues fotografía
Solange Cesarovna junto a varios miembros fundadores y no fundadores de la Sociedade Cabo-verdiana de Música en su gala inaugural, en 2018.

La Sociedad Caboverdiana de Música es el OGC que cofundó en 2013. ¿Cómo llegó a crearlo?

Creemos que la música es un magnífico embajador de nuestro país en todo el mundo, y no podríamos entendernos a nosotros mismos sin ella. Lamentablemente, hasta hace unos 12 años, quienes trabajaban en el sector de la música no podían recibir una compensación por su trabajo porque no existía un sistema profesional.

En 2013, estábamos en el cementerio tras la muerte de Zé Henrique, uno de los grandes compositores de Cabo Verde. Yo había estado trabajando en mi nuevo álbum con él y con Kim di Santiago, otro compositor al que admiro. Kim y yo decidimos en ese momento que haríamos algo. Desgraciadamente, Zé Henrique nos había dejado, pero nos comprometimos a luchar por nuestro sueño: que ningún letrista, compositor o artista de Cabo Verde muriera sin tener la oportunidad de defender sus derechos de autor.

“Intentábamos incorporar nuevos socios en conciertos, aeropuertos, en la calle, en cualquier lugar posible.”

En la industria musical, los artistas suelen culpar al sistema por su escasa remuneración. ¿Diría que solucionar esto depende en parte de los propios artistas?

Sí, pero no solo de nosotros. También es necesario entender quiénes son las otras partes interesadas, cómo pueden ayudar y cuáles son las obligaciones de los creadores y del sector público.

Hay que pedir consejo a las organizaciones internacionales que trabajan en este campo, porque eso da la seguridad de que no se está persiguiendo un sueño descabellado, y de que ese sueño puede alcanzarse al 100 % si los creadores actúan. Pero necesitan estudiar cómo funciona el sistema.

Hablemos de las partes interesadas.

Iniciamos el OGC antes de que Cabo Verde tuviera siquiera una ley que permitiera la existencia de OGC y la concesión de licencias en nombre de los creadores. Existía una ley de derecho de autor que otorgaba a los creadores derechos exclusivos de uso de una obra musical. La misma ley dispone que, si los propios creadores no pueden o no desean hacerlo, pueden solicitar a un OGC que los ayude a distribuir sus obras y autorizarlo a representarlos en la gestión de las obras. Pero no se aclaraba cuál es la función de un OGC ni de qué derechos goza. Todo empezó a moverse después de que creáramos la Sociedad Caboverdiana de Música.

¿Qué fue lo más importantes que aprendió sobre la creación de un OGC en un país pequeño?

Una vez que se establece, es necesario aumentar el número de miembros y conseguir miembros activos con un volumen importante de creaciones y grabaciones. El país debe entender que el proyecto representa colectivamente a algunos de los nombres más importantes del sector.

Al comienzo, íbamos a conciertos y actuaciones para ver a nuestros colegas y decirles que habíamos creado la Sociedad Caboverdiana de Música. Nuestro mandato no era digital, era físico [risas]. Intentábamos aumentar el número de miembros en los aeropuertos, en la calle, en cualquier lugar posible.

Después de eso, es necesario asegurarse de que el Gobierno entiende lo que es un OGC. Sin el marco jurídico necesario para operar correctamente en el territorio, no habrá contratos. Queríamos asegurarnos de que también fuera una prioridad para el ministro de Cultura. Era necesario que el sistema anterior invirtiera en las nuevas leyes que necesitábamos, que el país, como Estado miembro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), adoptara los tratados y que nosotros cambiáramos nuestra legislación conforme a los tratados para asegurarnos de que trabajamos no solo en nuestro territorio, sino a escala internacional. También teníamos que asegurarnos internamente de que se entendía lo que hace un OGC.

“Se necesita un mecanismo de catalogación muy sólido y un poderoso sistema de distribución.”

¿Cómo lo logró?

Nos pusimos en contacto con otros OGC de nuestra región, como la Organización Sudafricana de Derechos Musicales (SAMRO) y la Asociación de Compositores, Autores y Editores (CAPASSO), en Sudáfrica. En los países de habla portuguesa, recibimos una enorme ayuda de la Sociedade Portuguesa de Autores (SPA) y también acudimos a la Société des Auteurs Compositeurs et Éditeurs de Musique (SACEM) para entender cómo operan, y al Brasil porque también abarcamos los derechos conexos. La Sociedad Caboverdiana de Música cubre todos los ámbitos del derecho de autor en el sector musical. Gestionamos los derechos de autor para creadores, compositores y editores, pero también para artistas intérpretes y ejecutantes y productores. En Europa, normalmente hay dos OGC, uno para creadores y otro para artistas intérpretes o ejecutantes. Como somos un país pequeños, los pusimos juntos. Lo mismo sucede en el Brasil.

También pasamos a ser miembros de la Confederación Internacional de Sociedades de Autores y Compositores (CISAC), para asegurarnos de que podríamos abarcar la concesión de licencias y la representación a escala mundial de nuestros miembros y obras musicales. Hoy en día, mediante acuerdos de reciprocidad con sociedades hermanas, representamos a más de un millón de titulares de derechos y un catálogo musical de más de 30 millones de obras y grabaciones sonoras.

Solange Cesarovna, in a red blouse and blue jeans, smiles while holding headphones to one ear in a recording studio. A producer works at a computer with music software. The studio features a guitar, speakers, and a microphone stand.
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Se necesita un mecanismo de catalogación muy sólido y un poderoso sistema de distribución con datos fiables y transparencia.

Recibimos un fuerte apoyo de la OMPI, que desarrolló el sistema WIPO Connect en portugués y nos permitió implementarlo en la Sociedad. Esa solución de TI se convirtió en el primer sistema tecnológico para catalogar y distribuir regalías de derechos de autor en Cabo Verde, lo que garantiza que las regalías recaudadas se paguen correctamente a sus legítimos propietarios. Este logro se produjo en el peor momento de la pandemia de COVID y representó un hito importante para los músicos caboverdianos.

Teniendo en cuenta el espacio creativo y el sistema de PI en este momento, ¿cuáles son los desafíos para 2025?

El desafío sigue siendo establecer un buen sector de gestión colectiva en los países menos adelantados. Parecería que, en un futuro próximo, el mundo entero se centrará en África y América Latina. Esos grandes continentes tienen muchos jóvenes músicos, creadores y compositores maravillosos. Se nota que hay muchas oportunidades. La mejor manera de aprovechar estas oportunidades es organizarse con la ayuda de partes interesadas internacionales como la OMPI, la CISAC y otras federaciones que representan a los creadores a escala mundial. El apoyo de organizaciones internacionales que también pueden presionar a los gobiernos es fundamental.

“Me inspira a crear más música, porque creo que mi país está en mejores condiciones para entender la propiedad intelectual.”

Hablemos de CLIP, la plataforma de conocimientos gratuita lanzada por la OMPI y la Music Rights Awareness Foundation.

CLIP ofrece a todos los actores del ecosistema musical una forma de aprender. Es una manera de empoderar a los creadores para que sepan qué tienen que hacer si no cuentan con los marcos adecuados en su propio país. Si aprenden, es fantástico y estarán en condiciones de desempeñar su papel de la mejor manera, porque los creadores tienen derechos, pero también hay responsabilidades.

Cuando creamos una canción, queremos contar con el mejor equipo posible. Del mismo modo, debemos esforzarnos al máximo para administrar nuestra PI.

Lo que me parece inspirador de CLIP es que son colegas, otros creadores, que hablan de temas que consideramos muy complejos, por jemplo, los códigos de identificación. Explican por qué son importantes y cuáles son los contratos estándar que hay que firmar. Incluso hay un enorme glosario del lenguaje del negocio de la música.

¿Qué prevé para su carrera musical?

Estoy esperando el momento justo de inspiración que me permita compartir mis nuevas obras musicales y grabaciones. Terminé mi mandato como presidenta de la Sociedad Caboverdiana de Música en 2023 y volví a componer canciones; es bastante difícil encontrar un buen equilibrio entre ser presidenta de la OGC y ser creativa.

Solange Cesarovna, in a shimmering silver-blue gown and dangling earrings, smiles while looking up. Glittering makeup highlights her eyes, with a softly blurred forest in the background.
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¿Valió la pena?

Tuvimos la oportunidad y el desafío de crearlo de la nada. Es mucho trabajo. Hay mucho que aprender. Hay mucho que experimentar. Hay mucho que compartir. Lleva mucho tiempo. Pero me pone muy feliz que el sistema funcione.

Eso representa un gran cambio en mi país. Me inspira para crear más música, porque pienso que mi país está en mejores condiciones de entender la PI. Mis colegas aprovechan las ventajas del sistema y yo también aprovecharé las ventajas del sistema como nunca antes.

También es cierto que mi pasión por el derecho de autor y la gestión de la PI ha aumentado del 100 %. Quiero seguir siendo de utilidad para este sector. Quiero seguir aprendiendo.

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Esta entrevista ha sido editada y condensada a partir de dos conversaciones.