El 26 de abril de cada año se suman a la OMPI gobiernos y organizaciones de todo el mundo para celebrar el Día Mundial de la Propiedad Intelectual. El lema de este año es Fomentar la creatividad.

Para mucha gente no es nada obvia la conexión entre propiedad intelectual y creatividad. La palabra “creatividad” evoca un mundo de artistas y músicos, de poetas y científicos. En cambio, la expresión “propiedad intelectual” suele traer a la memoria imágenes de abogados con trajes grises atareados en un litigio. Pero si prestamos más atención vemos rápidamente que es el propio sistema de propiedad intelectual el que ampara y sustenta a esos creadores.

Y de ello tenemos ejemplos por doquier:

  • en el color y la trama de una exitosa película de Bollywood, que entretiene y es fuente de empleo;
  • en las canciones de un cantante prometedor de Malí, cuyos discos compactos transportan ritmos africanos a todo el mundo y le permiten vivir de su música;
  • en los objetivos de una ONG sin fines de lucro, dedicada a desarrollar un mecanismo patentado por un ingeniero para que aldeas aisladas puedan tener agua potable;
  • en la intrincada textura de una alfombra iraní, cuya marca registrada es garantía de autenticidad;
  • en los accesorios de última moda que diseña una empresa japonesa;
  • en los nuevos tratamientos médicos desarrollados en China, Jordania y Cuba a partir de innovadoras actividades de investigación;
  • en el libro superventas escrito por una madre joven, que ha llevado a millones a un mundo mágico, ha propulsado al estrellato a varios artistas y ha generado ingresos millonarios gracias a los derechos cinematográficos y la venta de artículos de promoción.

Fomentar la creatividad y recompensar el talento creativo e innovador del que depende nuestro futuro son los fines a los que está abocada la propiedad intelectual. Y eso es lo que impulsa la labor de la OMPI. Eso es lo que hace que el Día Mundial de la Propiedad Intelectual sea motivo de celebración.