Cómo las canciones generadas por IA impulsan el auge de las granjas de streaming

Clovis McEvoy, redactor independiente

27 de mayo de 2025

Compartir

Conforme los delincuentes adoptan métodos de streaming artificial cada vez más sofisticados, la industria musical se defiende y colabora para resolver el problema.

Los ingresos mundiales generados por la música grabada alcanzaron los 29 600 millones de dólares de los Estados Unidos en 2024. El sector de la transmisión en continuo o streaming, piedra angular de la industria musical en general, superó por primera vez ese mismo año los 20 000 millones de dólares de los Estados Unidos en ingresos. También es el blanco de delincuentes que buscan perpetrar fraudes.

Ya sea con ejércitos de bots o creando extensas granjas de streaming, los estafadores inflan artificialmente las cifras de reproducciones para desviar a sus propias cuentas bancarias miles de millones de dólares del fondo finito de regalías, fondo que debería usarse para retribuir a los titulares de derechos, entre otros, los creadores musicales, los artistas, las discográficas o las editoriales. Las plataformas musicales de streaming distribuyen regalías en función del número de reproducciones, pero, manipulando el sistema, los delincuentes pueden socavar los modelos de negocio de todo el sector.

Esto no es nada nuevo. Desde que existen las plataformas de streaming ha habido fraude. Sin embargo, el auge de la tecnología de la IA ha exacerbado este problema, candente desde hace ya tiempo, al revolucionar el modo de actuar de los estafadores e intensificar su capacidad para eludir la detección.

Derechos de autor ilegítimos generados mediante streaming artificial

En el pasado, los delincuentes cargaban un número relativamente pequeño de canciones a las plataformas de streaming y hacían que bots automatizados reprodujeran el contenido repetidamente para generar regalías fraudulentas. Sin embargo, el problema para esos ladrones potenciales es que esa estrategia es fácil de detectar: es lógico que salten las alarmas cuando un artista desconocido genera de repente millones de reproducciones con una canción desconocida. La IA ha dado la vuelta a este paradigma.

Ahora, los estafadores utilizan generadores de canciones de IA para inundar las plataformas de streaming con millones de canciones falsas y reproducen cada una solo unos miles de veces, lo suficiente para generar regalías por cada tema, pero no para despertar sospechas y ser detectados.

Deezer calcula que el 18 % del contenido que se carga cada día a la plataforma está generado por IA

“La IA es el facilitador definitivo” del fraude en la industria del streaming, afirmó Melissa Morgia, directora del departamento de protección y observancia mundial de contenidos en la Federación Internacional de la Industria Fonográfica (IFPI), en un panel celebrado en el marco de la decimoséptima sesión del Comité Asesor sobre Observancia (ACE) de la OMPI en febrero de 2025, ya que permite a los delincuentes “pasar desapercibidos, pero seguir operando a una escala suficiente para que su actividad sea lucrativa”.

Juicio contra Michael Smith por fraude de streaming con música generada por IA

El reciente caso del músico de Carolina del Norte Michael Smith es paradigmático en esta nueva forma de fraude de streaming artificial. Smith presuntamente estafó más de 10 millones de dólares de los Estados Unidos en pagos de regalías desde varias plataformas de streaming cargando cientos de miles de canciones generadas por IA y utilizando bots para reproducir cada una pocas veces.

Los delincuentes están utilizando la IA no solo para generar contenido de audio, sino para crear y dirigir los bots que reproducen dicho contenido. Incluso hay empresas que se atreven a anunciar el fraude de streaming como un servicio, destacando su uso de la IA para suplantar identidades digitales en masa y “eludir los sistemas antifraude” que emplean empresas como Spotify, Apple Music y Deezer. Las empresas que promueven el uso de bots presentan el fraude de streaming como una estrategia válida que tienen los músicos para hacer crecer su imagen de marca, pero evitan ostensiblemente mencionar los perjuicios que causan en toda la industria musical.

Repercusiones financieras del streaming artificial en la industria musical

El perjuicio más obvio y directo es el económico. Las plataformas de streaming tienen un fondo de ingresos limitado para pagar regalías y cada vez que un actor malintencionado consigue extraer pagos fraudulentos, hay menos ingresos disponibles para retribuir a los artistas, las discográficas y las editoriales.

Todos los eslabones de la cadena de valor pierden cada año una cantidad sustancial de ingresos

En abril de 2025, la plataforma de streaming Deezer calculó que el 18 % del contenido que se carga cada día a la plataforma está generado por la IA Son unas 20 000 canciones.

Morgan Hayduk, codirector ejecutivo y cofundador de Beatdapp, un servicio de detección del fraude de streaming y rastreo de regalías sustraídas, cree que esta cifra es aplicable a grandes rasgos a todo el ecosistema de streaming musical, lo que supondría enormes pérdidas económicas para la industria.

“Hoy en día, cada punto de cuota de mercado equivale a varios cientos de millones de dólares de los Estados Unidos”, explica el Sr. Hayduk a la Revista de la OMPI. “Así que estamos hablando de mil millones de dólares como mínimo: cada año se sustraen mil millones de dólares de un fondo de regalías limitado y todos los integrantes de la cadena de valor pierden una cantidad sustancial de ingresos”.

Daños colaterales de las reproducciones falsas para los artistas reales

Además de la pérdida de ingresos, el fraude de streaming causa otros daños colaterales. Cada vez que se manipula el recuento de reproducciones de una canción, se sesga el algoritmo de recomendación de la plataforma, lo cual hace que los artistas reales tengan más dificultades para lograr que se les escuche. También se distorsionan los datos sobre los consumidores que utilizan cada vez más los artistas para planificar giras y campañas promocionales y se disminuye el margen de oportunidad que estos tienen para hacerse un hueco en la industria de la música.

De acuerdo con David Sandler, vicepresidente de protección mundial de contenidos de Warner Music Group: “[El fraude de streaming] está afectando a artistas de los que nunca ha oído hablar porque no tenemos la oportunidad de sacarlos al mercado. Nuestra empresa invierte una cantidad ingente de dinero, tiempo y energía para descubrir nuevos artistas, contratarlos y desarrollar sus carreras. Cada dólar que gastamos en luchar contra el fraude es un dólar que no podemos gastar en descubrir nuevos artistas”.

Rastreadores de streaming para la prevención y detección del fraude

A medida que aumenta la amenaza del fraude de streaming, también lo hacen los esfuerzos del sector por mitigarlo. Utilizando muchas de las mismas tecnologías empleadas por los estafadores, las partes interesadas están desarrollando nuevas herramientas de detección para identificar contenidos generados por la IA y reproducciones manipuladas.

Las herramientas jurídicas para actuar a escala mundial están disponibles

“La IA también puede ayudar”, afirma Thibault Roucou, director de Regalías e Informes de Deezer. “Llevamos usando la IA para luchar contra esta amenaza desde 2017, para detectar comportamientos fraudulentos de los usuarios y contenidos sospechosos”.

Además de sus soluciones basadas en la IA, Deezer ha introducido un nuevo modelo de remuneración centrado en el artista con un enfoque innovador para combatir el fraude de streaming. Para calcular el pago de regalías, Deezer aplica un límite máximo de 1 000 reproducciones a sus usuarios. Si un usuario supera este límite, puede seguir escuchando música, pero genera regalías a un ritmo mucho menor.

“Esto implica que, con una sola cuenta, no puedes generar miles y miles de reproducciones y desviar las regalías”, dice el Sr. Roucou. “Es muy útil para luchar contra los bots que ponen contenido en bucle sin parar”.

Unir fuerzas para acabar con las granjas de streaming

A pesar de estos prometedores avances, la solución a este problema no está al alcance de una sola empresa o incluso de un solo gobierno. Las redes que hacen posibles estas prácticas fraudulentas operan en todo el mundo, por lo que todo esfuerzo por mitigarlas debe ser igual de amplio.

En la esfera de política y observancia de la ley, Melissa Morgia, de la IFPI, señala que muchos de los mecanismos necesarios ya están en funcionamiento; el reto reside en ayudar a las autoridades locales a familiarizarse con las cuestiones jurídicas y en facilitar la comunicación entre las partes interesadas de la industria musical y las jurisdicciones en las que operan las redes fraudulentas.

“Las herramientas jurídicas para actuar a escala mundial ya están a nuestra disposición”, afirma la Sra. Morgia. “Es solo una cuestión de aplicación”.

Para las partes interesadas del sector, es primordial compartir información sobre los índices, tipos y métodos de actividad fraudulenta detectada y adoptar medidas colectivas al respecto. En 2023, empresas musicales de alcance mundial como Spotify, SoundCloud y TuneCore se unieron para formar la Music Fights Fraud Alliance. Esta Alianza colabora con la National Cyber-Forensics and Training Alliance y representa la acción más coordinada del sector hasta la fecha y un paso fundamental para combatir el problema.

Conforme nos adentramos en la era de la IA, las amenazas para la propiedad intelectual (PI) evolucionan y se multiplican a un ritmo asombroso. La sofisticación y la escala de los ataques contra los titulares de derechos de PI y el pago de sus regalías no hará sino aumentar en los próximos años. Es esencial que las partes interesadas de todo el sector colaboren con las instituciones públicas y las organizaciones mundiales para luchar contra el fraude.

Como señala el Sr. Sandler: “Este es un problema mundial: va más allá de las fronteras y de las plataformas de streaming, y necesitamos un esfuerzo conjunto”.

Acerca del autor:

Clovis McEvoy tiene un máster en composición musical contemporánea e impartió clases en la Universidad de Auckland (Nueva Zelanda) sobre producción musical, diseño de sonido y composición para cine y videojuegos. Es colaborador habitual de varias publicaciones en línea, entre otras, MusicTech, MusicRadar y Future Music. También es un compositor y artista sonoro galardonado, y miembro fundador del grupo multidisciplinar Rent Collective.

Esta edición especial de la Revista de la OMPI incluye los artículos más recientes centrados en la música.