OMPI

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    ITIP/WG/I/7
    ORIGINAL:
    Francés/inglés
    FECHA: 18 de julio de 1997

ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL

GINEBRA


GRUPO DE TRABAJO DE LA OMPI
SOBRE TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN
PARA LA PROPIEDAD INTELECTUAL

Primera sesión

Ginebra, 14 a 18 de julio de 1997

INFORME

aprobado por el Grupo de Trabajo

Del 14 al 18 de julio de 1997, tuvo lugar en la Sede de la OMPI la primera sesión del Grupo de Trabajo de la OMPI sobre Tecnologías de la Información para la Propiedad Intelectual, denominado en adelante "el Grupo de Trabajo".

Asistieron a la sesión del Grupo de Trabajo los siguientes Estados, miembros de la OMPI: Albania, Alemania, Andorra, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Austria, Brasil, Brunei Darussalam, Bulgaria, Burundi, Camerún, Canadá, Costa Rica, Côte d'Ivoire, Chile, China, Croacia, Dinamarca, Ecuador, Egipto, El Salvador, Eslovaquia, España, Estados Unidos de América, Federación de Rusia, Filipinas, Finlandia, Francia, Ghana, Grecia, Guatemala, Honduras, Hungría, India, Indonesia, Iraq, Israel, Jamaica, Japón, Kenya, Kirguistán, Madagascar, Malasia, Marruecos, México, Nigeria, Noruega, Países Bajos, Pakistán, Panamá, Paraguay, Portugal, Reino Unido, República de Corea, Rumania, Sri Lanka, Sudáfrica, Suecia, Suiza, Tailandia, Túnez, Uruguay, Venezuela y Viet Nam (65). También hubo representantes de la Organización Mundial del Comercio (OMC), de la Organización Regional Africana de la Propiedad Industrial (ARIPO), de la Comisión de las Comunidades Europeas (CCE) y de la Oficina Europea de Patentes (OEP). La lista de participantes figura en el Anexo del presente informe.

La sesión fue abierta por el Sr. François Curchod, Director General Adjunto de la OMPI, quien dio la bienvenida a los participantes.

Por unanimidad, el Grupo de Trabajo eligió Presidente al Sr. Bruce Murray (Australia), y Vicepresidentes a la Sra. Elia del Carmen Guerra-Quijano (Panamá) y al Sr. Lars Björklund (Suecia).

El Grupo de Trabajo aprobó el programa contenido en el documento ITIP/WG/I/1.

Examen de los documentos de los Estados Unidos de América, de cualquier otro Estado miembro o de Organizaciones y de la Oficina Internacional

Los debates se basaron en los documentos ITIP/WG/I/2 ("Actividades actuales de la Oficina Internacional de la OMPI en materia de tecnología de la información" - Memorándum preparado por la Oficina Internacional), ITIP/WG/I/3 (Adobe PDF) ("el Comité de Tecnologías de la Información de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual" - Memorándum de los Estados Unidos de América), ITIP/WG/I/4 ("Comentarios de la Oficina Canadiense de la Propiedad Intelectual (CIPO) sobre la propuesta relativa al establecimiento de un comité especial de tecnologías de la información en el marco de la Asamblea General de la OMPI" - Memorándum del Canadá), ITIP/WG/I/5 (Adobe PDF) ("Proyecto de recomendación relativa a la política del PCIPI a largo plazo, texto aprobado por el PCIPI/MI" - Memorándum preparado por la Oficina Internacional) e ITIP/WG/I/6 ("La opinión del Japón sobre la utilización de las tecnologías de la información en el campo de la propiedad intelectual" - Memorándum del Japón).

Al presentar su documento ITIP/WG/I/3, la Delegación de los Estados Unidos de América dijo que su propuesta de establecer el Comité de Tecnologías de la Información en el marco de la OMPI cumplía esencialmente dos funciones: la primera era la de coordinar las distintas normas y políticas necesarias para lograr el despliegue eficaz de las tecnologías de la información en todos los programas de trabajo de la OMPI, así como en las actividades internas de la Oficina Internacional; la segunda era la de promover el desarrollo y la difusión de soluciones prácticas en materia de tecnología de la información que puedan dar efecto a las normas y los planes de la OMPI. La Delegación puso de relieve la necesidad de lograr una coordinación, señalando que, en muchas oportunidades, varias instituciones de la OMPI habían iniciado proyectos con un enfoque muy limitado, generalmente para responder a una necesidad muy práctica de desplegar y desarrollar iniciativas basadas en sus propias necesidades internas. Por ejemplo, en el sector del PCT se estaban tomando actualmente medidas progresivas con miras a automatizar sus actividades y se estaba promoviendo la cooperación entre los Estados miembros del PCT para encontrar soluciones relacionadas con la tecnología de la información, pero esas soluciones se consideraban exclusivamente en el contexto del PCT. Ese enfoque fragmentado no era saludable, pues los adelantos en la esfera de las tecnologías de la información tenían tendencia a producir soluciones uniformes y tecnologías implícitas uniformes junto con aplicaciones específicas de esas tecnologías. En cuanto a la segunda función del nuevo Comité, la Delegación subrayó que, a través de su propuesta, esperaba que la OMPI emprendiera un nuevo tipo de programa de trabajo que abarcase el desarrollo y la difusión, en los Estados miembros interesados, de soluciones prácticas para sus necesidades en materia de tecnología de la información. En todos estos años, la OMPI había alcanzado un éxito considerable en sus esfuerzos en materia de cooperación para el desarrollo, en la elaboración de leyes y también en la asistencia técnica a distintos niveles. La labor del PCIPI también había sido muy útil para elucidar las normas y definir soluciones posibles. La dimensión siguiente, más allá de estas actividades, se centraría en iniciativas de elaboración de una infraestructura que pudiese contar con la OMPI para proporcionar a las oficinas soluciones prácticas que respondan a sus necesidades internas de gestión de sus operaciones de propiedad industrial, particularmente como parte del programa de cooperación para el desarrollo, o como parte de un esfuerzo para ayudar a que los países vean coronados con éxito sus esfuerzos de aplicación del Acuerdo sobre los ADPIC. La Delegación indicó que las tecnologías de la información eran absolutamente vitales a este respecto, puesto que podían proporcionar soluciones prácticas para las necesidades de las oficinas. La Delegación recalcó que las cuestiones relacionadas con la tecnología de la información no eran cuestiones de enfrentamiento entre países en desarrollo y países desarrollados, sino que eran cuestiones que iban más allá de las necesidades de todas las oficinas. Señaló que muchas oficinas se habían esforzado por automatizar sus operaciones con objeto de ahorrar dinero y hacer que sus operaciones sean controlables a la luz de la evolución futura; estas experiencias, si se compartiesen en un foro apropiado, podrían ser útiles en los esfuerzos por encontrar soluciones comunes y prácticas que fuesen realmente útiles para todos los Estados miembros de la OMPI. Con una institución como el Comité de Tecnologías de la Información, la OMPI contaría con un medio para prestar asistencia en el desarrollo de una infraestructura que sería ventajosa tanto para los países en desarrollo como para los países desarrollados. La Delegación de los Estados Unidos de América se refirió luego a su propuesta tal como estaba contenida en su documento y señaló que se trataba de una propuesta muy directa sobre el establecimiento y los aspectos institucionales del Comité, que también proporcionaba tres anexos que ilustraban algunas de las iniciativas que podían emprenderse en el marco de la OMPI. Tal como se especificaba en la primera parte de su propuesta, la Delegación indicó que el propuesto Comité tendría dos funciones: una función de coordinación de políticas y una función de gestión práctica de los proyectos de tecnología de la información. Las políticas y las normas estaban repartidas en distintas partes de la OMPI, de modo que la Delegación consideró que sería muy saludable contar con una institución dentro de la OMPI que se encargase de coordinar y promover las normas en forma coherente. La segunda función, que sería la función práctica del Comité, sería la de orientar los proyectos específicos en materia de tecnología de la información, tales como el desarrollo de una red mundial que sirva de enlace para todas las oficinas de propiedad industrial, como se ilustraba en el Anexo A del documento ITIP/WG/I/3. Seguidamente, la Delegación señaló que la parte siguiente de su propuesta ilustraba ciertos aspectos institucionales del Comité. A este respecto, el pleno del Comité cumpliría una función directiva y los grupos de trabajo constituirían un medio para realizar la labor práctica sobre los distintos temas. Señaló que estos grupos de trabajo estudiarían las tareas o proyectos específicos cuando fuese necesario a fin de elaborar normas, políticas o soluciones que serían realizadas y puestas en práctica por la OMPI. La Delegación recalcó que, para ser eficaces y eficientes, las iniciativas debían basarse en soluciones mundiales verdaderas, de manera que pudiesen ser adoptadas por todos los Estados miembros interesados. Se proponían cinco grupos de trabajo en el marco del Comité que se encargarían de los distintos grupos de cuestiones esenciales para contar con una estructura orgánica eficaz. En el documento se desatacaban varios mandatos que la Delegación consideraba apropiados para este Comité a fin de que sirva de entidad de coordinación y ayude a desarrollar y desplegar políticas compatibles en los distintos órganos de la OMPI. La Delegación recordó que, durante los debates suscitados en marzo, otras delegaciones habían afirmado que no se trataba de crear una organización redundante y que si se estableciera la institución, ésta debía trabajar armoniosamente con las instituciones existentes en lugar de asumir las responsabilidades de otros órganos de la OMPI. Esto era compatible con el modelo que la Delegación había concebido de la primera función del Comité de Tecnologías de la Información, a saber, la de coordinar y asegurarse de que las cosas se conciban y se desplieguen en forma coherente. Además, tendría que haber una institución en la OMPI responsable del desarrollo y de la aplicación de proyectos específicos en materia de tecnología de la información. En relación con el ejemplo del sector del PCT, se declaró que el PCT era una institución muy importante y que muchos solicitantes de patentes dependían de su funcionamiento eficaz. Era necesario garantizar que el sector del PCT siga dirigiendo sus propias operaciones en forma eficiente. Puesto que el PCT con frecuencia era considerado como una institución modelo por muchos países, se podría idear una solución para las tecnologías de la información orientada hacia el futuro y basada en las tecnologías actuales con el fin de ayudar al sector del PCT a responder a sus necesidades en materia de gestión electrónica de registros. Una vez desarrollados, esos sistemas podrían utilizarse luego para idear soluciones para los países que estuviesen modernizando sus operaciones internas. Dichas iniciativas constituirían un ejemplo concreto de asistencia técnica. Para hacer funcionar las cosas a un buen ritmo, la entidad directiva tendría que ser capaz de formular recomendaciones a la Asamblea General sobre la forma de hacer que esos proyectos se conviertan en una realidad y aportar una contribución al proceso del Comité del Presupuesto para garantizar la financiación necesaria. La Delegación de los Estados Unidos de América puso una vez más de relieve la necesidad de contar con un foro en la OMPI donde los delegados pudieran reunirse, hacer participar a los responsables de la toma de decisiones idóneas que fijen las prioridades de acción e inicien las actividades. Volviendo al Anexo A de su propuesta, la Delegación indicó que la propuesta del Anexo A, a saber, el establecimiento de una red global de propiedad intelectual que sirva de enlace entre las oficinas de propiedad industrial e intelectual debería ser de gran prioridad para la OMPI. (Los Anexos B y C contienen ciertas propuestas adicionales sobre cuestiones relacionadas con la aplicación práctica de ciertos proyectos que constituirían una prioridad en la labor del Comité). La Delegación propuso crear una red que utilice tecnologías basadas en Internet que se hubiesen revelado muy adaptables a muchos tipos diferentes de sistemas y usos. La Delegación indicó que una infraestructura de la información segura y fiable que sirviera de enlace para todas las oficinas de propiedad intelectual permitiría a todos los miembros de la OMPI contar con la misma capacidad de trabajo en un mundo en el que no se utiliza el papel. Puesto que era necesario establecer comunicaciones confidenciales entre las oficinas, existía una verdadera necesidad de crear dentro de esa red las medidas de seguridad necesarias. En la propuesta se esbozaba una estructura técnicamente orientada para la construcción de la red. La Delegación señaló que actualmente se intercambiaba un gran volumen de información entre ciertas oficinas de propiedad industrial, información que se relacionaba, por ejemplo, con el sistema del PCT, y que muchas oficinas de propiedad industrial actualmente se ocupaban de difundir dicha información en gran escala a varias otras oficinas que utilizaban medios electrónicos en lugar del papel. Estas tendencias se proseguirían y se expanderían en gran escala. Asimismo señaló que actualmente, un gran volumen de información se intercambiaba entre ciertas oficinas al tiempo que un pequeño volumen de información se intercambiaba entre un número mayor de oficinas. En este sentido, una estructura de red diseñada con miras a equiparar estas configuraciones del flujo de información sería compatible con la manera en que Internet estaba estructurada desde una perspectiva técnica. La propuesta de los Estados Unidos de América esbozaba una solución técnica conceptual que se basaría generalmente en una red de administraciones del PCT encargadas de la búsqueda y del examen a fin de establecer un elemento principal muy básico a través del cual se pueda prever el acceso a todas las oficinas de propiedad intelectual interesadas en forma eficaz. Era necesario concebir una solución económicamente viable para poder crear una infraestructura y un apoyo a todas las partes que deseen tener acceso a la red, garantizando al mismo tiempo que en la solución se utilicen tecnologías que existen hoy en día. En la propuesta se señalaban también algunas de las consideraciones que habría que tener en cuenta al establecer la red: los diferentes tipos de intercambios de información que se producirían entre las oficinas de propiedad intelectual (indicados en el Cuadro A-I del documento que indicaba las necesidades de anchura de banda y las necesidades de seguridad que tendría que proporcionar la red); los diferentes tipos de perfiles de oficinas clientes (indicados en el Cuadro A-II del documento que indicaban quiénes serían los participantes y cuáles serían sus necesidades); y una metodología de estimación de los costos de establecimiento y mantenimiento de este tipo de red, utilizando las categorías de clientes y las previsiones del volumen de información que tendría que intercambiarse, a fin de concebir soluciones representativas para los Estados miembros participantes y que luego se utilizarían para efectuar ciertos cálculos de la estimación aproximada del costo de establecimiento de la red. La Delegación de los Estados Unidos de América recalcó que la finalidad era hacer que cada Estado miembro de la OMPI que participara en esta red tuviera por lo menos un nivel mínimo de acceso a la misma. Era vital garantizar que todos los miembros estén en condiciones de participar y puedan tener acceso a las ventajas de la red. En segundo lugar, la Delegación recalcó que éste constituía un primer paso en un proceso que supondría muchas ventajas en el futuro. La red sería un recurso compartido a través del cual se podrían ofrecer muchos tipos diferentes de servicios y productos. Una de las primeras cosas que la Delegación desearía poder hacer es ofrecer a las oficinas de propiedad intelectual interesadas el acceso a la extensa base de datos de la USPTO de información sobre patentes y marcas, lo cual sería una ventaja inmediata para muchas oficinas. Muchas oficinas habían indicado a los Estados Unidos de América que deseaban tener acceso a una colección consultable de patentes estadounidenses desde el ordenador de sobremesa del examinador, en lugar de recibir muchos discos CD-ROM como es el caso actualmente. La Delegación añadió que el documento de la reunión de Rio de Janeiro del PCIPI(MI) contenía muchas ideas similares sobre el establecimiento de una red de bibliotecas digitales; para hacer que esa visión fuese una realidad, era necesaria la infraestructura de una red. En conclusión, la Delegación dijo que esperaba que las ideas que había presentado en su propuesta serían recibidas favorablemente por todos los miembros de la OMPI y aguardaba con interés la celebración de debates substantivos.

La Delegación de la Federación de Rusia dijo que no era sorprendente que los Estados Unidos de América, que habían realizado grandes logros en el campo de la tecnología de la información, presentaran esa propuesta que era importante y oportuna. En opinión de la Delegación de la Federación de Rusia, la idea en sí era correcta. La OMPI debía prestar una mayor atención a la cuestión de la tecnología de la información. Sin embargo, la Delegación deseaba formular varios comentarios y preguntas. En el documento de los Estados Unidos de América, se decía que la finalidad era crear una infraestructura que fuese necesaria para todos los países, incluidos los países en desarrollo que en esa forma podrían actualizar su propia infraestructura. La Delegación estimaba que también se debía hacer especial referencia a los países en transición que tenían problemas particulares, y por ello había que dedicarles una atención particular. En segundo lugar era necesario evitar todo tipo de duplicación entre los distintos órganos de la OMPI. En lo relativo al Comité de Tecnologías de la Información, la Delegación dijo que era preciso examinar su función en la estructura global, en particular su relación con el Comité del Presupuesto en materia de financiación. La Delegación añadió que era necesario contar con mayores detalles referentes a la labor del Comité en materia de formulación de recomendaciones y establecimiento de grupos de trabajo, especialmente si éste debía abordar ciertas cuestiones que pudieran tener consecuencias financieras directas. Este órgano, que se suponía debía desempeñar un papel de coordinación y de orientación en este campo, se convertiría en algo relativamente similar, desde el punto de vista de su naturaleza, al Comité de Coordinación ya existente. El establecer un órgano con toda una serie de poderes y que, de hecho, sería tan importante dentro de la estructura de la OMPI como para poder afectar a otros órganos, hacía surgir el peligro no solamente de crear un paralelismo y una duplicación, sino también crear de hecho una situación en la que las consecuencias estaban lejos de ser claras. Otra cuestión se refería a la creación de puestos adicionales en la Secretaría, especialmente en relación con la automatización y la informatización: podría ser necesario contar con personal adicional, puesto que la experiencia ha demostrado que cuando se introducían nuevos sistemas automatizados hacía falta contratar a personas que se encargasen de esos sistemas. Señalando que se había barajado la cifra de alrededor de 25 millones de dólares en relación con la propuesta, la Delegación preguntó cuáles eran las consecuencias financieras que preveía la Secretaría, aun cuando sólo se dispusiera en este momento de información general en relación con las implicaciones financieras. La Delegación añadió que consideraba muy interesante la propuesta de los Estados Unidos de América y que ésta debía estudiarse muy detenidamente.

La Delegación del Canadá declaró que la experiencia que había adquirido en la automatización sustancial de sus operaciones sobre patentes y marcas le había convencido de que había llegado el momento para la OMPI de examinar en un foro internacional el tema de la utilización de las tecnologías de la información. Una mayor utilización de esas tecnologías no sólo mejoraría los servicios ofrecidos a los usuarios del sistema de propiedad intelectual del mundo entero, sino que también resultaría ventajosa para las oficinas nacionales. El hecho de que se produjeran cambios significativos en las tecnologías de la información en los últimos años significaba que a todas las oficinas de propiedad intelectual se les planteaba el desafío de beneficiarse de nuevas formas de administración de la propiedad intelectual a nivel internacional. Para poder realizar y aprovechar plenamente la automatización era esencial lograr la cooperación internacional. Los beneficios potenciales resultantes del acceso e intercambio por ordenador de información sobre propiedad intelectual entre los Estados miembros y la OMPI exigían la automatización tanto a nivel nacional como a nivel internacional. La OMPI debía desarrollar un plan de tecnologías de la información a largo plazo que incluyera una visión y una estrategia para la cooperación internacional en el uso de las tecnologías de la información. Este plan debería constituir un elemento esencial del mandato de la OMPI y reflejarse en su programa para el bienio. No obstante, el desarrollo y la puesta en práctica de los elementos del plan exigirían compromisos de alto nivel tanto por parte de la OMPI como por parte de sus Estados miembros y la creación de un órgano superior responsable de la gestión horizontal o del desarrollo de un sistema que intervenga en las actividades de la OMPI. La Delegación dijo que estaba dispuesta a colaborar para que se llegue a un consenso entre los Estados miembros sobre la mejor manera de proceder para que la comunidad relacionada con la propiedad intelectual saque el máximo provecho del desarrollo y de la aplicación de ese plan.

La Delegación del Japón felicitó a la Oficina Internacional por la excelente labor de preparación de la sesión del Grupo de Trabajo. Era muy importante debatir la cuestión de la utilización de las tecnologías de la información en el campo de la propiedad industrial, puesto que la informática y la tecnología de las telecomunicaciones progresaban regularmente en casi todos los países. En la reciente reunión del PCIPI/MI, celebrada en Rio de Janeiro, se había adoptado una recomendación relativa a la política del PCIPI a largo plazo que iba en el mismo sentido que la propuesta de los Estados Unidos de América. La Delegación esperaba que se llegase a un consenso sobre la forma en que se tendrían que difundir las tecnologías de la información en el campo de la propiedad industrial. En cuanto a la propuesta de crear un Comité de Tecnologías de la Información de la OMPI, la Delegación expresó gran satisfacción ante el excelente documento de los Estados Unidos de América que representaba una buena base para los debates ulteriores. La Delegación del Japón confirmó su posición -ya formulada en el período de sesiones de marzo de los Órganos de Rectores- de apoyo general a la propuesta de establecer un Comité de Tecnologías de la Información bajo la égida de la Asamblea General de la OMPI, ya que el Comité podía constituir un foro eficaz en el que se abordase toda una variedad de actividades en materia de tecnologías de la información dirigidas por distintos órganos de la OMPI. La Delegación del Japón dijo que las demás razones se habían explicado detalladamente en su documento distribuido como documento ITIP/WG/I/6, que también contenía comentarios y sugerencias en respuesta a la invitación formulada por la Asamblea General de la OMPI de contribuir a los debates en torno a la propuesta. La Oficina Japonesa de Patentes (JPO) había introducido su primer sistema informatizado en 1964 y, en 1990, introdujo un sistema electrónico de presentación de solicitudes para permitir a los solicitantes presentar sus solicitudes por medios electrónicos. Sobre la base de esa experiencia, la Delegación estaba dispuesta a aportar una contribución positiva en las actividades en materia de tecnología de la información realizadas en el marco de la OMPI. Por lo demás, la JPO ya se ocupaba desde hacía tiempo de estas cuestiones electrónicas, junto con la OEP y la USPTO en el marco de la cooperación trilateral, y todos los Estados miembros de la OMPI se habían beneficiado efectivamente de los resultados de esta cooperación. La Delegación confiaba en que los resultados futuros de la cooperación trilateral también constituyesen una buena base para los debates generales que se suscitaran en el nuevo marco de la OMPI.

La delegación de Sri Lanka, haciendo uso de la palabra en nombre del Grupo Asiático, declaró que los miembros de su grupo participaban con gran apertura de espíritu en esta reunión y que adoptarían un enfoque constructivo y pragmático de las cuestiones que se examinasen. Agradeció a la Delegación de los Estados Unidos de América haber presentado una propuesta tan exhaustiva y de gran alcance para el establecimiento de un Comité de Tecnologías de la Información que planteaba numerosas cuestiones. Asimismo expresó su satisfacción por el documento de la Oficina Internacional que cumplía con el propósito de mantener informado al Grupo de Trabajo sobre las realizaciones de la Oficina Internacional en materia de tecnología de la información en las esferas operativa y administrativa, y que ayudaba a evaluar la propuesta de los Estados Unidos de América desde su propia perspectiva. La tecnología de la información se había convertido en una de las mayores fuerzas de globalización con implicaciones considerables desde el punto de vista económico y social y ningún país podía escapar a su influencia cada vez mayor. El impacto de las tecnologías de la información se hacía sentir principalmente en los países industrializados, y también se beneficiaban de éste ciertos sectores de algunos países en desarrollo. Sin embargo, algunas partes del mundo apenas conocían esas tecnologías. Sin lugar a dudas, las tecnologías de la información habían revolucionado la forma en que la gente desempeñaba sus funciones en el sector comercial, en el sector gubernamental e incluso en los propios hogares. No obstante, lo importante era tener en cuenta que cada país tenía una capacidad diferente de asimilar las tecnologías. Las diferencias en la asimilación dependían de numerosos factores, tales como la elevada inflación, la escasez de divisas, la disponibilidad de mano de obra y la falta de una infraestructura apropiada. Estos países se topaban con importantes obstáculos en la promoción del desarrollo de tecnologías de la información. Entre ellos eran de gran importancia la falta de capacidad tecnológica, de recursos humanos calificados, de una infraestructura de telecomunicaciones y de electricidad. Era de vital importancia crear infraestructuras, pero ello exigía recursos financieros y humanos considerables. En este contexto, la Delegación deseaba sentirse más optimista acerca de la pertinencia y la aplicabilidad de la propuesta para los países en desarrollo teniendo en cuenta su nivel actual de desarrollo económico. La propuesta de crear un Comité de Tecnologías de la Información no aclaraba suficientemente ciertos aspectos de las principales preocupaciones de la mayoría de los países en desarrollo. Por consiguiente, cualquier estrategia que se adoptase para abordar estas cuestiones relacionadas con la tecnología de la información tendría que contar con instalaciones que permitiesen aumentar los recursos destinados a la creación de instituciones y al mejoramiento de la capacidad en los países en desarrollo. La Delegación estuvo de acuerdo con la propuesta de que las cuestiones relacionadas con la tecnología en el marco de la OMPI se debatiesen, se desarrollasen y promoviesen en forma coordinada y centralizada. A este respecto, se había infundido confianza al Grupo de Trabajo en el sentido de que la Oficina Internacional había trabajado en forma coordinada para encontrar la mejor manera de que todos se beneficiaran de la utilización de las nuevas tecnologías de la información. Tal como se reconocía en la propuesta, ciertas funciones del propuesto Comité se superponían a las funciones del PCIPI y todos estuvieron de acuerdo en que no debía haber duplicación de funciones. A este respecto, la Delegación solicitó la opinión de la Oficina Internacional sobre la utilidad del PCIPI si se llegara a crear el Comité y ésta era una de sus preocupaciones mayores. En la propuesta se sugería que las cuestiones e iniciativas relacionadas con la tecnología de la información que abarcasen más de una esfera de trabajo de la OMPI o que no pudiesen ser resueltas en los órganos existentes de la OMPI fuesen abordadas por el propuesto Comité. Si bien ello no planteaba problemas para la Delegación, ésta preguntó sin embargo si dichas cuestiones e iniciativas no podrían examinarse sin tener que crear otro órgano. En los últimos tiempos, la Delegación se había resistido a la proliferación de comités, grupos de trabajo y órganos similares adicionales en otros foros por toda una variedad de consideraciones. Como resultado de la propuesta de confiar un mandato muy amplio al propuesto Comité, todas las esferas de programa administradas por la OMPI dependerían de este por lo que se refería al uso de tecnologías de la información. Si bien la Delegación apreciaba un enfoque integrado en relación con la aplicación de las tecnologías de la información en los programas de la OMPI, ponía en tela de juicio la conveniencia de un comité único sobrecargado con todas las cuestiones jurídicas, técnicas y de procedimiento relacionadas con las tecnologías de la información. La mayoría de los países en desarrollo no poseían la capacidad y competencia necesarias para participar eficazmente en el propuesto Comité y en sus grupos de trabajo. Por consiguiente, la Delegación expresó su deseo de que el fortalecimiento de la capacidad de los países en desarrollo constituyese el tema central de cualquier nuevo esquema en relación con la aplicación de las tecnologías de la información en el programa de la OMPI, de tal manera que si la OMPI entrase en la superautopista de la información, acarreara con ella a los países en desarrollo. El Grupo Asiático también deseaba que, en la reunión, se examinasen con mayor detenimiento las consecuencias jurídicas, financieras e institucionales resultantes de la propuesta, lo cual era una necesidad.

La Delegación de Francia consideró que la propuesta de los Estados Unidos de América había llegado en el momento oportuno: el mismo fenómeno se daba en prácticamente todas las organizaciones, en el sentido de que se estaba examinando cada vez más la utilización de las tecnologías digitales para la divulgación de la información. En el marco de la OMPI, esta utilización facilitaría sin lugar a dudas la tarea no solamente de las oficinas sino también la de los Estados, tanto de los países desarrollados como de los países en desarrollo. La propuesta tenía el mérito de ser moderna, se trataba de una etapa indispensable para la OMPI. Sin embargo, iba más allá del proyecto inicial. Sobre el fondo, es decir, entre otras cosas, la conexión en red de todas las oficinas, la Delegación de Francia declaró que el interés de la propuesta era indiscutible. Sin embargo, desde el punto de vista de procedimiento, la propuesta de creación del Comité de Tecnologías de la Información equivaldría a crear un nuevo órgano rector encargado de administrar la utilización de esas tecnologías y de evaluarlas. Mas la elaboración de estos nuevos procedimientos tendría consecuencias muy importantes en diversos niveles. Para comenzar, en lo que respecta al propio Comité, tal como lo expresó el delegado de Sri Lanka, este Comité tendría un poder muy importante. La OMPI funciona con las uniones, cada unión tiene sus actividades, cada una de estas actividades tiene una partida presupuestaria, por consiguiente, al crear dicho comité habría que definir de qué manera se articularía su funcionamiento respecto de las uniones. La informatización del sistema del PCT, por ejemplo, no podría contar con el mismo presupuesto que la informatización del sistema de la Unión de Madrid. Igualmente, las consecuencias financieras debería determinarse puesto que la propuesta estadounidense contiene un monto global que tendría que ser retocado. Además, existen consecuencias lingüísticas: al poner en aplicación esas nuevas tecnologías de divulgación de la información, habría que respetar el multilingüismo. Habida cuenta de que habría cinco subgrupos de trabajo bajo la égida del Comité, la Delegación de Francia recomendó que se evitara la duplicación con las actividades y las estructuras existentes en la OMPI, entre ellas las del PCIPI, encargado especialmente de la información en materia de propiedad industrial y que gestiona proyectos en el campo de las bibliotecas digitales, las del Comité del Presupuesto en lo relacionado al presupuesto, las de las asambleas de las uniones que deciden sus propias actividades, las del Comité de Coordinación encargado de supervisar el conjunto y de transmitir sus recomendaciones a los Órganos Rectores. De hecho, parecería prematuro considerar la creación de este comité por más que la idea de la coordinación sea muy importante en este campo, y quizás fuese preferible utilizar las estructuras existentes. Por consiguiente, se podría ampliar el mandato del PCIPI en la próxima sesión de los Órganos Rectores. En un primer momento, se podría proponer al PCIPI, en una fase exploratoria, que defina lo que debe inscribirse en ese proyecto de red, para lo cual habría que elaborar un inventario de los datos disponibles, determinar en qué tipo de soportes están disponibles, y si son transferibles o no a la red prevista. Habría que elaborar un inventario de los medios informáticos disponibles en las diversas oficinas, formular propuestas en materia de informatización en el marco del proyecto de informatización global y en materia de formación en los países en desarrollo. Por último, habría que efectuar una primera evaluación del presupuesto para el conjunto de esta operación, desglosado por actividades. Por esta razón, la Delegación de Francia declaró que, en esta etapa, el interés residiría en continuar los debates sobre las consecuencias del proyecto y conservar una actitud pragmática en el momento de comenzar este estudio exhaustivo para no frenar el impulso dado por la propuesta de los Estados Unidos de América.

La Delegación del Ecuador, haciendo uso de la palabra en nombre del Grupo de Países Latinoamericanos y del Caribe (GRULAC), dijo que el debate en el Grupo de Trabajo sobre tecnología de la información era de palpitante actualidad. En el marco de las Naciones Unidas, estaba destinado a fortalecer la gestión internacional de la información en beneficio de todos sus miembros. La Delegación agradeció a la Oficina Internacional la documentación preparada para la reunión y le alentó a continuar su muy buena labor en esta materia. La Delegación estimó que los documentos presentados por los Estados Unidos de América y el Canadá aportaban elementos muy útiles para los debates sobre las nuevas tecnologías de la información en el ámbito de la OMPI. Los países del GRULAC estimaban que, para que se tratasen seriamente las tecnologías de la información, los países en desarrollo necesitarían financiación para que sus expertos puedan participar en los debates. Subrayó el hecho de que la utilización de tecnologías de la información debería servir para impulsar la cooperación técnica para los países en desarrollo. El Grupo de Trabajo debería tener presente la necesidad de fortalecer las capacidades de las oficinas nacionales para automatizar sus diferentes tareas de gestión, y expresó el deseo de que se fortalezcan las estructuras de comunicación en beneficio de los países en desarrollo. Los países de América Latina y el Caribe estimaban que era prematuro centrarse en cuestiones institucionales, pero estaban dispuestos a emprender un análisis general de una posible red mundial sobre propiedad intelectual que cubriese tanto a la propiedad industrial como al derecho de autor y los derechos conexos y que respetase las características de cada oficina nacional. Las normas informáticas y de soporte lógico que se adoptarían deberían posibilitar el acceso de todas las naciones a esta red sobre propiedad intelectual. Los países del GRULAC desearían contar con un documento único preparado por la Oficina Internacional en el que se incorporasen todas las contribuciones efectuadas por los miembros durante esta reunión y que tuviese en cuenta la labor ya efectuada por la OMPI en el campo de la informatización. También era necesario disponer de información clara acerca de las consecuencias presupuestarias, así como del impacto jurídico de cada uno de los cambios que se introdujesen en el sistema actual. Los países del GRULAC compartirían su experiencia y sus puntos de vista individuales con el fin de facilitar un mejor entendimiento que condujese a una información más transparente en todo el mundo en lo que atañe a la propiedad intelectual.

La Delegación de la República de Corea agradeció a los Estados Unidos de América el haber iniciado el debate sobre el establecimiento de un Comité de Tecnologías de la Información bajo la égida de la Asamblea General de la OMPI, con el objetivo de desarrollar y continuar la puesta en aplicación de proyectos sobre modernas tecnologías de la información. La Delegación mostró su acuerdo con el concepto básico de agilizar la armonización de los sistemas mundiales de información. Habida cuenta de la expansión explosiva de la tecnología de la información, se había registrado una falta relativa de organización en el seno de la OMPI a la hora de encontrar soluciones para la adopción de normas relacionadas con la propiedad intelectual. De hecho, la capacidad de muchos Estados miembros para elaborar soluciones técnicas de esa índole quedaba limitada por impedimentos relacionados con el desarrollo. Para superar las ineficiencias en la infraestructura mundial de información en materia de propiedad intelectual, era conveniente contar con un nuevo Comité bajo los auspicios de la OMPI que se ocupe de temas relacionados con las tecnologías de la información. No obstante, no debían soslayarse las funciones actuales del PCIPI. El estatuto y el mandato del Comité de Tecnologías de la Información propuesto, así como sus operaciones, parecían estar estrechamente vinculados con el mandato del PCIPI, en particular en lo que atañe a las tecnologías de la información. Aunque la dinámica de la tecnología de la información ha impulsado el desarrollo de importantes políticas de divulgación de información en materia de propiedad intelectual, la Delegación estimó que sería beneficioso introducir algunas modificaciones en el PCIPI, en particular en lo relativo a la aplicación, en consonancia con los aspectos técnicos y las medidas complementarias del Comité de Tecnologías de la Información propuesto. Al abordar la reforma del PCIPI, la Delegación recomendó que se dividieran sus proyectos actuales en tres sectores sobre la base de sus aspectos de tecnologías de la información: el sector jurídico (que continuaría en el ámbito del actual Comité Ejecutivo de Coordinación del PCIPI); el sector de desarrollo de normas (que se reorganizaría bajo la égida del actual Grupo de Trabajo del PCIPI sobre Información General con arreglo a la connotación en materia de tecnologías de la información de cada proyecto), y un nuevo tercer sector para el intercambio de datos relacionados con la propiedad intelectual (que podría establecerse mediante la creación de un grupo de expertos sobre tecnologías de la información que elaborase soluciones actuales en materia de tecnología de la información bajo la supervisión del PCIPI). La política de la OMPI en materia de tecnologías de la información motivaría y consolidaría la sociedad mundial de propiedad intelectual y, por consiguiente constituía un importante factor de preocupación para el futuro próximo. Naturalmente, deberían tenerse en cuenta todos los factores e inquietudes nacionales, tales como el nivel de informatización y la infraestructura de comunicación inherentes a una iniciativa tan oportuna. En lo que atañe a la propuesta de red mundial, la Delegación se mostró de acuerdo con la construcción de una red mediante un eje central interoficinas. No obstante, un posible error de seguridad en el entorno Internet de una sola oficina podría causar una parálisis total, por lo que era preciso contar con un análisis preparatorio exhaustivo para la puesta en aplicación de tal plan, tarea que podría asignarse al grupo de expertos sobre tecnologías de la información mencionado anteriormente. Por último, la Delegación declaró que, respecto de las normas resultantes del PCIPI, deseaba que se garantizase la validez de las normas que se utilizan actualmente.

La Delegación de Côte d'Ivoire, en nombre del Grupo Africano, manifestó la adhesión de ese grupo a la idea y el concepto, desarrollados y propuestos por los Estados Unidos de América, de participar en el establecimiento de una red mundial de divulgación de la información: se trataba de una idea muy buena y muy oportuna habida cuenta del advenimiento del año 2000. Al mismo tiempo, el Grupo Africano consideró que la creación de un Comité era prematura en esta etapa, ya que quedaban por responder varias cuestiones que aún exigían mucha reflexión. Por ello, el Grupo Africano estimó que era preferible continuar reflexionando sobre el asunto y que el presente Grupo de Trabajo se circunscribiera a una sesión de información y de intercambio de opiniones, y que no a una sesión que diera lugar a la creación de un nuevo Comité que duplicaría la labor de otros comités de la OMPI, y que se transformaría en otro tipo de Comité de Coordinación que englobe las competencias de otras estructuras de la OMPI. La preocupación de los países en desarrollo era beneficiarse, en función de la especificidad de cada país, de las redes e infraestructuras ya existentes, y de participar, teniendo en cuenta las necesidades a nivel de formación y de recursos humanos, en la puesta en aplicación de la red propuesta. El Grupo Africano solicitó a la Oficina Internacional que elabore un estudio, a presentar el año entrante, sobre las consecuencias estructurales y el impacto de la creación del comité propuesto sobre las demás estructuras. Se debería precisar en el estudio la forma en que la Oficina Internacional contemplaría la puesta en aplicación de ese concepto. Dicho concepto cuenta con la adhesión del Grupo Africano, pero deberían tenerse en cuenta las preocupaciones de los países en desarrollo.

La Delegación de México dijo que, puesto que la utilización de nuevas tecnologías, en particular las tecnologías de la información, se ha convertido en un fenómeno mundial, deberían coordinarse las decisiones relativas a la utilización de dichas innovaciones tecnológicas, en particular en lo que atañe a la propiedad intelectual. La Delegación acogió con beneplácito la propuesta de centrar en la OMPI algunas de las conversaciones que, hasta ahora, se habían llevado a cabo en forma trilateral. Su propuesta de coordinación evitaría la dispersión de esfuerzos y contribuiría al fortalecimiento institucional de la OMPI, que llegaría a ser lo que la Delegación del Canadá denominó, con acierto, el foco del intercambio de cooperación internacional en todo lo que atañe a la tecnología de la información relacionada con la propiedad intelectual. Sin embargo, el establecimiento de un Comité ad hoc podría no ser la mejor solución a la hora de hallar un ámbito adecuado para examinar cuestiones de tecnología de la información. El documento de los Estados Unidos de América contiene una lista de ejemplos de proyectos o iniciativas que podrían ser examinados por el Comité ad hoc; hay una relación muy estrecha entre estos proyectos y las actividades que lleva a cabo la OMPI en los campos de la tecnología de la información. Por lo que respecta al primer proyecto, el establecimiento de una infraestructura de telecomunicaciones fiable y moderna que permita la comunicación directa entre las oficinas nacionales de propiedad industrial, en el documento de la Oficina Internacional se señaló que existen varios sistemas de información que utilizan medios electrónicos en lo que concierne a los tratados de registro internacional. Internet constituye un instrumento esencial para la difusión de la información en todo el mundo, al brindar acceso a la IPC, al Centro de Arbitraje y Mediación de la OMPI, a las marcas y los nombres de dominio que se hallan en Internet y a la información sobre reuniones y seminarios, comunicados de prensa, y las direcciones de distintos sitios Web de otras oficinas de propiedad industrial. En cuanto al segundo proyecto, la asistencia de la OMPI a las oficinas nacionales para establecer un foco nacional de Internet, la Delegación observó que la Oficina Internacional brinda asistencia a las oficinas nacionales en la creación de sistemas de informatización y la ejecución de proyectos de informatización, con inclusión de capacitación, adquisición y financiación de soportes lógicos, etc. Los proyectos actuales de la OMPI prevén el fomento de la utilización de las tecnologías mundiales de comunicación y la utilización de Internet, incluyendo el establecimiento de sitios Web propios de cada oficina. El tercer proyecto, consistente en coordinar el desarrollo de sistemas que proporcionen a las oficinas un mejor acceso a las bases de datos de otras oficinas nacionales y regionales, está relacionado con el proyecto del PCIPI destinado a facilitar la transmisión, el intercambio y la difusión de la información en el campo de la propiedad industrial. La OMPI informó que un número cada vez mayor de oficinas nacionales de propiedad industrial, especialmente en los países en desarrollo, ha comenzado a utilizar el correo electrónico de Internet para sus comunicaciones. Existe la posibilidad de establecer sistemas de Intranet fiables y seguros, y la OMPI la está examinando. Por lo que respecta al cuarto proyecto, promover el desarrollo y asistir en la elaboración de sistemas para el registro electrónico y la tramitación automática de patentes, la Oficina Internacional posee sistemas de información, dentro del marco del PCT, que cubren, prácticamente, todos los aspectos del registro internacional. Para garantizar la seguridad de las operaciones del PCT en la OMPI, se cuenta con un sistema que controla e inscribe todos los accesos a cada oficina. La información relativa al PCT se difunde en el sitio Web de Internet, y la información sobre solicitudes publicadas de patente recibe amplia difusión en los CD-ROM producidos en cooperación con la Oficina Europea de Patentes, utilizando datos que se facilitan en formato electrónico. Asimismo, la Oficina Internacional trabajó conjuntamente con la OEP, la JPO y la USPTO en el desarrollo del sistema EASY de presentación electrónica de solicitudes de patente. En cuanto al quinto proyecto, adoptar una política en lo que concierne a la difusión electrónica de la información sobre la OMPI en una red mundial segura, las actividades operativas de la Oficina Internacional incluyen varios sistemas de información que abarcan el establecimiento de bases de datos, datos bibliográficos y los textos legislativos de propiedad intelectual en versión completa, la publicación CD-ROM IPLEX, la elaboración de un índice de las colecciones de la Biblioteca y el control del acceso a las mismas, la preparación de estadísticas anuales y la información sobre los sistemas de administración de bases de datos para las Clasificaciones IPC, de Niza, de Viena y de Locarno. Estas actividades operativas de la Oficina Internacional constituyen una parte esencial de sus actividades, cada vez mayores, de difusión de la información. Sobre la base de lo expuesto, y teniendo en cuenta los proyectos que desarrolla actualmente el PCIPI, la Delegación coincide con otras delegaciones en que es muy importante llevar a cabo un profundo análisis de la necesidad real de establecer un Comité específico sobre Tecnologías de la Información. Se debe evitar la duplicación de las tares en el seno de la Oficina Internacional. Dicho análisis debería examinar las repercusiones financieras, estructurales y de política que traería aparejado el establecimiento de un organismo similar, así como otras opciones en el marco de las estructuras ya existentes en la OMPI. La Delegación de México cree que las necesidades en materia de difusión de tecnología de la información no deben desplazar otras prioridades igualmente importantes y urgentes en el marco de las tareas de la OMPI, o tener precedencia respecto de ellas.

La Delegación de la Oficina Europea de Patentes dijo que apoyaba la iniciativa del Gobierno de los Estados Unidos de América, a la que considera buena y apta para completar la experiencia adquirida por la OEP en las técnicas de intercambio y tratamiento de la información, ya sea en las relaciones y el trabajo en común con la OMPI, ya sea con los copartícipes en la cooperación trilateral, o bien con sus 18 Estados miembros, con los cuales la OEP mantiene un intenso intercambio de información, y con la condición de que las iniciativas que se emprendan no representen un obstáculo a la continuación de los esfuerzos que se están realizando. Deberían examinarse varias cuestiones prioritarias, como la presentación electrónica de las solicitudes de patente o de marca, el intercambio de los datos en el campo de las patentes (intercambio de datos de índole administrativa y financiera y también intercambio de datos con miras a la búsqueda y el examen, es decir sobre el propio contenido de las solicitudes) y la difusión de la información en un sitio Web de Internet para poner a disposición los documentos de información. Ello debería estar incluido en la elaboración de un esquema informático de la OMPI. Para comenzar, debería realizarse un estudio y un intercambio de opiniones destinados a identificar los objetivos a alcanzar, puesto que, por cierto, hay objetivos de distintos tipos. Para la OEP, un primer objetivo concierne al intercambio de datos, ante todo, datos de índole administrativa y financiera, con nuestros copartícipes y con la OMPI, para acelerar los procedimientos y reducir los costos. Un segundo objetivo, para la OEP, atañe al intercambio de datos o al acceso a las bases de datos de cada oficina copartícipe, con el fin de facilitar, mejorar y hacer más exhaustiva la búsqueda de documentos para el procedimiento de concesión de una patente europea. Un tercer objetivo consiste en facilitar y generalizar sistemas de presentación electrónica y de tramitación electrónica de las solicitudes, para lograr sistemas armonizados que faciliten el intercambio de los datos. Se debería elaborar la lista de todos los objetivos que este intercambio de datos procura alcanzar, definiendo sus finalidades, la índole de esos datos y su facilidad de acceso, su origen, su formato actual y el que fuera conveniente para permitir su intercambio. Naturalmente, hay muchos otros aspectos que deberían examinarse en forma relativamente detallada y, en particular los aspectos técnicos, el tipo de redes, según el tipo de datos intercambiados y del volumen de los datos. Por lo tanto, ello también debe ser objeto de los estudios solicitados por las delegaciones que ya han hecho uso de la palabra. Por lo que respecta a los aspectos institucionales, sería oportuno realizar varios estudios y trabajos preparatorios y, en particular, llevar a cabo el estudio antes mencionado sobre los objetivos a alcanzar. La OEP está dispuesta a asistir a la Oficina Internacional y a varios países (ya lo hemos hecho, por ejemplo, en el caso de América Latina, en colaboración con la OMPI) a resolver el problema de la recolección de las informaciones de base, y ello es necesario para saber qué red establecer para el intercambio de datos. La Oficina Internacional debería esclarecer su esquema informático, sus objetivos en materia informática y de tratamiento de la información para los próximos años, con el propósito de asegurar una buena coordinación y una buena interacción de los objetivos de la Oficina Internacional con los de los Países miembros de la OMPI. La Oficina Internacional debería preparar conjuntamente con la OEP y con otras oficinas, varias actividades a emprender con relativa rapidez, en un plazo de 6 a 12 meses y, al mismo tiempo, formular propuestas para emprender ciertas actividades preparatorias en lo que respecta a la formación que varios países necesitan para poder utilizar las modernas técnicas de información, incluyendo, tal vez, el veloz establecimiento de una red de tipo experimental entre un determinado número de países voluntarios, que permitiría realizar una prueba en pequeña escala antes de decidir la puesta en marcha de uno o varios tipos de red permanente. Estos estudios y proyectos deberían realizarse en el marco del PCIPI, cuyo desempeño ha sido excelente. Si la opinión general es a favor de realizar estos estudios fuera del PCIPI, la Oficina Internacional podría recibir el asesoramiento y la asistencia de algunas oficinas, tanto las que tengan experiencia en este campo, como las que expresen el deseo de avanzar en ese sentido y de participar en el hallazgo de soluciones; otra posibilidad sería la creación de un comité específico para llevar a buen término los trabajos indicados con anterioridad. En conclusión, la OEP aborda todas estas cuestiones con gran interés y con una mentalidad abierta y muy positiva en el sentido de cooperar con la Oficina Internacional y con todos aquellos que deseen participar en estas tareas.

La Delegación de Dinamarca expresó su agradecimiento a la Delegación de los Estados Unidos de América por ofrecer un documento muy valioso que se refiere a todos los principales aspectos de la utilización de la tecnología de la información en el futuro. Resultaba muy importante fortalecer la cooperación entre los Estados miembros, sin olvidar a todos aquellos de quienes dependen las Oficinas, a saber, la industria y terceros que habían presentado solicitudes. La Delegación sugirió que sería necesario encontrar la manera de hacer que estos grupos se involucren en el trabajo futuro. La Delegación también agradeció a la Oficina Internacional su completa información respecto de la utilización de la tecnología de la información en la OMPI y su función para alentar la utilización de la misma en los Estados miembros. La Delegación no tenía dudas de que la idea básica de la propuesta sería una piedra angular que impulsaría a la OMPI y a sus Estados miembros hacia la era digital. La Delegación indicó que la introducción de la segunda generación de sistemas de tecnología de la información en la Oficina de Patentes de Dinamarca se concluiría en unas cuantas semanas e implicaba simplemente un sistema de administración del flujo de trabajo basado en una filosofía cliente-servidor. La base era una oficina sin papel que estaba completamente integrada, de manera que no solamente las patentes, las marcas, los dibujos y modelos industriales y los modelos de utilidad, sino también la administración, la comercialización y otras actividades de la Oficina eran tratadas de la misma manera. Por ejemplo, todas las funciones comunes de escaneo, archivo, búsqueda y procesamiento de texto eran tratados de la misma manera en todo el sistema. El sistema estaba preparado para el intercambio electrónico de la información utilizando Internet o soluciones de redes dedicadas. Como consecuencia, la Oficina de Patentes de Dinamarca había acumulado en los años pasados gran cantidad de experiencia muy útil en la utilización de la mayoría de las tecnologías actualizadas en esta materia y estaba dispuesta a compartir su experiencia con la OMPI y con otros Estados miembros en el propuesto Fórum de tecnologías de la información. Si el Comité decidiera establecer una serie de sitios piloto para el intercambio de experiencias, la Oficina de Patentes de Dinamarca estudiaría seriamente cualquier petición para que participe en dicho proyecto piloto. La Delegación concluyó que, si bien apoyaba la propuesta, era esencial evitar la duplicación de trabajo en la OMPI así como en los Estados miembros, y garantizar que el establecimiento de un Comité de Tecnologías de la Información no disminuyera en general las actividades de la OMPI. Recomendó que las cuestiones de organización fueran tratadas en la próxima sesión de la Asamblea General.

La Delegación de Brasil indicó que podía estar de acuerdo con las opiniones de la mayoría de los oradores, en el sentido de que la creación de un Comité de Tecnologías de la Información resultaba prematura en esta etapa. Si bien reconocía los méritos de la idea de establecer una red global de oficinas de propiedad intelectual, la Delegación consideraba que era necesario realizar trabajos adicionales de evaluación de las consecuencias de esta iniciativa para la estructura de la OMPI y específicamente para la posible función del PCIPI. Era evidente que desde el punto de vista de los países en desarrollo, aún quedaba mucho trabajo por hacer en términos del desarrollo de bases de datos y CD-ROM, por ejemplo, y para aumentar su capacidad en la utilización de la tecnología moderna, por ejemplo, para ofrecer servicios de patente vía Internet. Algunos de los puntos incluidos en la propuesta de los Estados Unidos de América también deberían ser examinados en el trabajo futuro del PCIPI o de cualquier mecanismo que se creara, siendo uno de ellos la necesidad de desarrollar nuevas normas para el proceso de textos y la información sobre imágenes. Al considerar la manera en que las patentes y las marcas debían administrarse en una red mundial, la Delegación señaló que un número considerable de países en desarrollo aún no se había adherido al PCT ni a los Arreglos de Madrid y de Niza. También estaba la cuestión de la posible inclusión en la red de cuestiones sobre derecho de autor y derechos conexos. En conclusión, la Delegación indicó que estaría a favor de la preparación, por la Oficina Internacional, de un documento de síntesis que contuviera las diversas posturas e información de esta reunión, así como las implicaciones jurídicas y financieras y los beneficios previstos con esta iniciativa para los países en desarrollo. Este documento debería tomar en consideración la diversidad de legislaciones en materia de propiedad intelectual y la situación actual de automatización de las oficinas, en particular de los países en desarrollo. Era necesario prestar atención especial a las necesidades de los países en desarrollo en lo relativo a la asistencia financiera y técnica para el desarrollo futuro de una red mundial. Finalmente, era necesario prever otras reuniones del Grupo de Trabajo, para poder avanzar hacia un consenso y hacia una solución satisfactoria de esta cuestión.

La Delegación de Chile apoyó la declaración de la Delegación del Ecuador en nombre de los países del GRULAC. Durante la reunión de marzo de los Órganos Rectores, la Delegación de Chile había expresado su apoyo a la propuesta de los Estados Unidos de América para el establecimiento de una red de telecomunicaciones y una infraestructura de información que fueran modernas y fiables y que alentaría la comunicación directa y el intercambio de información entre todas las oficinas de propiedad intelectual, propuesta destinada a proulsar a la OMPI hacia el siglo XXI y a garantizar que el sistema de organizaciones de las Naciones Unidas estaría en vanguardia en la utilización de la tecnología de la información. Haciendo referencia al trabajo realizado por la OMPI en materia de la utilización de la tecnología de la información, tal como se indicaba en el documento presentado por la Oficina Internacional, la Delegación expresó su agradecimiento a la Organización y la alentó a continuar sus tareas. La Delegación agradeció a los Estados Unidos de América y a Canadá los documentos que prepararon. La propuesta de los Estados Unidos de América contenía tres partes: la primera era un resumen ejecutivo; la segunda se refería al establecimiento de una red global de oficinas de propiedad intelectual, y la tercera era una propuesta para crear un registro común en materia de propiedad intelectual. Respecto de la red global de oficinas de propiedad intelectual, la Delegación de Chile consideraba que debería basarse en dos principios fundamentales: el primero, la red debería incorporar a todos los Estados miembros, sin perjuicio de la escala de su oficina, y en segundo, la red no debería concentrarse exclusivamente en la propiedad industrial, sino también implicar al derecho de autor y los derechos conexos. La Delegación se mostró preocupada por los párrafos contenidos en el documento de los Estados Unidos de América en los que se decía que, antes de establecer una red, iba a ser necesario definir políticas que se basarían en variables pertinentes y entre ellas, sería un factor determinante la escala de la oficina interesada; dichos conceptos no eran conformes a la necesidad de incorporar a todas las oficinas de propiedad intelectual, sin perjuicio de su tamaño o de su escala. La Delegación se sentía complacida de que la Delegación de los Estados Unidos de América hubiera destacado, en su presentación al comienzo de esta sesión, el hecho de que la red conectaría a todas las oficinas de propiedad intelectual. La cuestión del establecimiento de una red mundial de oficinas de propiedad industrial era el aspecto más importante de la propuesta de los Estados Unidos de América, y éste debería ser el objetivo principal. En lo relativo al aspecto institucional, la Delegación consideraba que era muy importante celebrar un fórum con representantes de alto nivel en el que los Estados miembros pudieran examinar y recomendar iniciativas específicas relativas a la utilización de la tecnología de la información. El actual Comité Permanente de Información en materia de Propiedad Industrial (PCIPI) era más un grupo técnico que un foro en el que los Estados miembros establecieran políticas. La propuesta se refería a la posibilidad de establecer un Comité de Tecnologías de la Información con una serie de Grupos de Trabajo. La Delegación consideró que podría ser prematuro tomar una decisión sobre el posible establecimiento de tal Comité, ya que era necesario tener mayor información de base y realizar un examen más detallado sobre el mandato y la estructura del Comité. El Grupo de Trabajo probablemente debiera reunirse una vez más para poder adoptar las decisiones subsecuentes sobre el establecimiento del Comité. La Delegación consideraba que sería conveniente solicitar a la Oficina Internacional, en vista de los debates de esta semana y tal vez con la ayuda de consultores externos, que en un futuro próximo someta un documento sobre la propuesta de establecer una red mundial de oficinas de propiedad intelectual. El nuevo Director General de la OMPI debería poder presentar sus opiniones y también podría, en su programa y presupuesto, examinar las repercusiones presupuestarias del establecimiento de esta red y las otras iniciativas.

La Delegación de Noruega señaló que las oficinas de patentes hoy en día cooperaban ampliamente a varios niveles y en diversos foros, con reuniones internacionales y regionales, varias de ellas organizadas por la OMPI. Sin embargo, a pesar de esta amplia cooperación, las oficinas parecían estar más distanciadas y ser más diferentes una de la otra, en particular en lo relativo a la documentación, su presentación y posibilidad de uso. En el pasado, la documentación principal de las oficinas de patentes para verificar y controlar la novedad de las invenciones había sido los documentos en papel que se intercambiaban entre las oficinas, de manera que la documentación resultaba muy similar en todas las que realizaban búsquedas sobre la novedad. Sin embargo, hoy en día varias de las oficinas pequeñas y medianas estaban inciertas en cuanto a las futuras condiciones de trabajo relacionadas con la búsqueda de novedad y el examen de las solicitudes. La Delegación esperaba que la creación de nuevos instrumentos y acuerdos pudiera resolver y reducir esos problemas y por lo tanto unir nuevamente a la familia mundial de oficinas de patentes. La propuesta de los Estados Unidos de América satisfaría estos deseos en gran medida. La Oficina Noruega hasta ahora no tenía planes definidos, puesto que la situación era poco clara y dependía de lo que hicieran las oficinas principales, por ejemplo, respecto de su política de divulgación de documentos de propiedad industrial. La principal preocupación implicaba las búsquedas de novedad, que ahora se realizaban utilizando su colección en papel, bancos de datos en línea y CD-ROM. No obstante, a partir del año 2000, la USPTO ya no aportaría nuevos documentos en papel a su colección y otras oficinas indudablemente seguirían este ejemplo; además, incluso si se recibía el papel ¿cómo podrían resolverse los problemas de espacio? Por lo tanto, la Delegación consideraba que la propuesta era extremadamente interesante ya que permitiría el acceso electrónico a las bases de datos mundiales en materia de propiedad industrial, facilitaría el intercambio y almacenamiento de documentos de propiedad industrial y ofrecería un fácil acceso a las leyes de propiedad industrial de otras oficinas. La Oficina Noruega tenía previsto participar tanto como le fuera posible en el trabajo planeado. En lo relativo a la organización de los nuevos grupos de trabajo, no tenía una preferencia definida pero había esperado que pudieran ser organizados bajo la égida del PCIPI. La Delegación estaba dispuesta a escuchar soluciones alternativas, siendo lo más importante que la planificación continuaba, con la OMPI como punto central de coordinación. La Delegación destacó que el plan, que era una solución en paquete para resolver varios aspectos de los problemas en el sector de la propiedad industrial, debía ser ejecutado tal como se había planeado, ya que no se podían considerar soluciones paralelas. La Delegación añadió que, al igual que la Delegación de la Federación de Rusia, estaba profundamente preocupada respecto de los presupuestos y gastos y esperaba que en la actual sesión se pudieran dar ciertas indicaciones sobre estos puntos.

La Delegación de Egipto apoyó los comentarios formulados por la Delegación de Côte d'Ivoire, coordinadora del Grupo Africano y agradeció a la Delegación de los Estados Unidos de América sus esfuerzos en la presentación de un documento tan importante. En cuanto a los objetivos del Comité propuesto, que era una cuestión muy importante, la Delegación de Egipto consideraba que el objetivo debería ser mejorar la eficiencia y la eficacia en el funcionamiento de los sistemas de propiedad intelectual. En lo relativo a los propuestos mandatos que figuraban en el documento, la Delegación señaló que entre los cinco elementos que se proponían, no había una sola referencia a la situación de los países en desarrollo. El primer documento que había sido presentado por los Estados Unidos de América en marzo pasado indicaba que la principal misión del nuevo Comité ad hoc era aprovechar plenamente las tecnologías de la información modernas, en particular respecto de las actividades de cooperación para el desarrollo destinadas al desarrollo de la infraestructura nacional e internacional necesarias que permitieran a los países, en particular a los países en desarrollo, establecer o modernizar los sistemas de propiedad intelectual. Éste era uno de los elementos más atractivos de la primera propuesta, pero la Delegación estaba preocupada por el énfasis en este sector no resultaba evidente en el nuevo documento. También había énfasis en la creación de una red, dando menor importancia a la situación en los puntos focales que se vincularían en esta red, en particular en los países en desarrollo y los países en transición. En una etapa muy temprana del trabajo sería necesario realizar una evaluación de la situación actual y de los requisitos para satisfacer los objetivos. En lo relativo a las actividades del Comité en cuanto a la coordinación y el trabajo en conjunto con otros órganos pertinentes, la propuesta preveía que este Comité fuera de muy alto nivel; la Delegación consideraba que debería ser de un nivel mucho más bajo para examinar las cuestiones de naturaleza horizontal relacionadas con la tecnología de la información. También se había hablado de que el Comité podría proponer políticas sobre cuestiones jurídicas y técnicas, pero la Delegación señalaba su preocupación sobre la representación que quisiera tener en el Comité, ya que es posible que no hubiera expertos capaces de tratar con eficacia las cuestiones tanto jurídicas como técnicas, que eran de gran complejidad. Este Comité no debería iniciar ni supervisar actividades que eran objeto del mandato de otras asambleas, ya que ello podría provocar una confusión o un traslape de funciones innecesarios. Era necesario, tal como lo habían señalado otras delegaciones, hacer que la Oficina Internacional preparara un documento sobre las implicaciones de la creación de este Comité y la forma de garantizar que no entraría en conflicto con las responsabilidades y mandatos de otros órganos. También era necesario determinar cuál sería el impacto sobre las actividades continuas de la Oficina Internacional. La Delegación de Egipto estuvo de acuerdo con la Delegación de Chile en el sentido de que no debería incluirse únicamente la propiedad industrial, sino también el derecho de autor y los derechos conexos. La Delegación también esperaba que se examinaran detalladamente las implicaciones financieras, incluida su relación con las actividades de cooperación para el desarrollo, ya que muchos de los objetivos de la propuesta realmente se relacionaban con el perfeccionamiento del trabajo de la OMPI, en general. La Delegación consideró que era prematuro examinar la cuestión de los grupos de trabajo, pero agradeció a los Estados Unidos de América por examinar esta cuestión en cierto detalle; si se establecía el Comité, entonces su primera tarea sería examinar el tipo de órganos que quisiera crear y con qué objetivos. En general, la Delegación de Egipto consideró que la propuesta era demasiado ambiciosa y la Delegación expresó su preferencia por comenzar modestamente y avanzar gradualmente.

La Delegación de España felicitó a la Oficina Internacional por la excelente calidad de los documentos preparados para la reunión. La Delegación consideró que la propuesta de los Estados Unidos de América era muy importante y que había sido formulada teniendo en mente el siglo XXI. La Delegación estuvo de acuerdo con la Delegación de los Estados Unidos de América en el sentido de que era muy importante compartir las tareas de informatización de las oficinas, lo que era aplicable a oficinas grandes, medianas y pequeñas. La Delegación de España felicitó a la Delegación de los Estados Unidos de América por el contenido de su propuesta, que había presentado un inventario extraordinariamente completo de una serie de tareas que sería necesario realizar, todas ellas muy importantes y la Delegación de España estaba totalmente de acuerdo con su contenido. En cuanto a los aspectos institucionales de la propuesta, la Delegación tenía varias dudas respecto de lo que se proponía, en particular en cuanto a la posible duplicación del trabajo. Durante muchos años, habían existido en la OMPI varios comités, por ejemplo, el PCIPI (previamente el PCPI), que habían realizado un trabajo excelente, y era indudable que la Delegación de los Estados Unidos de América había mencionado la elevada calidad del trabajo del PCIPI. La Delegación de España estaba de acuerdo con esto, no solamente en lo relativo al trabajo sobre tecnologías de la información, sino también al trabajo sobre normas y a la necesidad de revisar continuamente la IPC. Por ejemplo, durante una reciente reunión del PCIPI/MI, en Rio de Janeiro, se había desarrollado una importante propuesta de recomendación para el Comité Ejecutivo del PCIPI sobre lo que se conocía como bibliotecas digitales; la propuesta de los Estados Unidos de América también hacía referencia a las bibliotecas digitales. Por lo tanto, el PCIPI ya estaba trabajando sobre estas cuestiones, lo que indicaba el problema de una posible duplicación. Si bien el PCIPI tenía un mandato más limitado que el propuesto nuevo Comité, tal vez sería conveniente modificar el PCIPI, que durante muchos años había funcionado debidamente, de manera que pudiera continuar su trabajo en una forma más amplia y dinámica, con un mandato más sólido.

La Delegación de Finlandia, haciendo uso de la palabra como oficina mediana con niveles moderados de presentación de solicitudes y examen nacional, sugirió que la propuesta de los Estados Unidos de América era una de las más interesantes de los últimos años. Sin embargo, la Delegación sugirió una manera incluso más rápida de iniciar el trabajo, que consistía en primer lugar, en abrir los bancos de datos de la mayoría de las oficinas a todas las oficinas que pudieran satisfacer ciertos niveles modestos de seguridad de la información, por ejemplo, la protección contra los virus; y en segundo lugar, estableciendo un mandato más amplio para el PCIPI o bien iniciando un nuevo grupo director, tal vez en combinación con el PCIPI, que pudiera, tal vez, reunirse directamente con los grupos del PCIPI.

La Delegación de Austria señaló que, como un inicio muy interesante de la reunión, había recibido el último documento (ITIP/WG/I/5) sobre Internet. De manera que la idea central de los Estados Unidos de América para perfeccionar el trabajo de la OMPI y mejorar el trabajo de las delegaciones ya se había iniciado. El desarrollo de la tecnología de la información en los últimos dos años había sido tan rápido que tal vez no fuera posible aprovecharlo plenamente. No obstante, ahora la tecnología tenía una cierta madurez. La idea principal de retener estos nuevos instrumentos era correcta, pero era necesario tener presente que eran sólo instrumentos que deberían mejorar el trabajo y no una nueva política. En lo relativo a la idea de un nuevo comité, la Delegación indicó que se estaban considerando nuevos instrumentos que deberían instalarse y estar operativos para que el sistema de propiedad intelectual resultara más atractivo, pero que no debían convertirse en la fuerza motriz. En el pasado, los comités del PCIPI habían hecho muy buen trabajo y de estos comités habían surgido gran número de avances positivos que beneficiaban a todos los países. Antes de modificar completamente su estructura al instalar un nuevo comité, se podría trabajar en paralelo y solicitar a la Oficina Internacional cuál sería su postura respecto de las consecuencias en materia de presupuesto, de personal y del trabajo de los comités existentes y posiblemente la Oficina Internacional pudiera mostrar la manera en que los comités existentes, con una ligera modificación de sus mandatos, también podrían realizar la idea de la Delegación de los Estados Unidos de América. La Delegación de Austria felicitó a la Delegación de los Estados Unidos de América por su trabajo pero consideró que las cuestiones presupuestarias deberían examinarse con mucho más detalle y que antes de que se tomaran las decisiones definitivas, debían aclararse los detalles de los 25 millones de dólares que se había previsto para el proyecto. Los esfuerzos de la OMPI y los resultados logrados en los últimos años en materia de automatización eran muy impresionantes. La Delegación estaba profundamente interesada en la propuesta relativa a la utilización de la actual tecnología de red mundial para las oficinas de propiedad intelectual e indicó que en cuanto se hubieran tomado todas las decisiones necesarias ofrecería su oficina como lugar de pruebas.

La Delegación de Pakistán agradeció a la Delegación de los Estados Unidos de América su documento detallado e informativo. Señaló que la elaboración de la propuesta había sobrepasado lo que se había propuesto antes, en este mismo año, mientras que en cierto aspecto crucial no iba suficientemente lejos. El mandato propuesto para el Comité de Tecnologías de la Información se habían desarrollado con la idea de que el Comité propondría políticas sobre las cuestiones jurídicas y técnicas que surgieran debido al proceso de obtención y utilización de derechos de propiedad intelectual en un entorno de red. Esto era correcto si se refería a dicho proceso en la red propuesta, pero si se refería a dicho proceso en un entorno de red global, entonces se estaría utilizando este Comité para muchas más tareas de las que deberían considerarse. Esto se complementaba con la función del grupo de trabajo sobre cuestiones jurídicas, que trataría los procesos de obtención o aplicación de derechos de propiedad intelectual en un entorno de red digital. El área crucial en la que la propuesta no iba suficientemente lejos se refería a la expectativa de que básicamente se estaría trabajando para establecer una red global a la que pudieran acceder todas las oficinas nacionales de propiedad intelectual. Ahora, el objetivo parecía ser el establecimiento de la red, pero se había dicho muy poco respecto de la manera de garantizar que todas las oficinas nacionales de propiedad intelectual pudieran beneficiarse de la red en términos y perfeccionar su capacidad y su conectividad a esta posible red. La Delegación indicó que era necesario hacer un desglose detallado sobre lo que supuestamente cubrirían los costos estimados de 25 millones de dólares y puso en duda que ello fuera suficiente para abarcar el objetivo de perfeccionar la capacidad de las oficinas nacionales de propiedad intelectual para que en su momento se pudieran conectar a la red y aprovecharla. Tal como lo indicó la Delegación de la Federación de Rusia, la Delegación de Pakistán señaló que la relación con la función del Comité del Presupuesto no estaba clara, ya que el mandato del Comité indicaba que éste formularía recomendaciones directamente a la Asamblea General respecto de la financiación de los proyectos de tecnología de la información. En lo relativo a la propuesta estructura del Comité, la Delegación preguntó qué se entendía por participación por organizaciones observadores pertinentes, que parecía que se otorgaría un derecho general de participación a una pléyade de organizaciones no gubernamentales y de instituciones intergubernamentales multilaterales. La Delegación compartía la preocupación de otras delegaciones sobre la manera de garantizar que los países en desarrollo pudieran participar en el trabajo de los grupos de trabajo que ejecutarían funciones de crucial importancia. En relativo al contenido en la información que se incluiría en la red, la delegación señaló que la propuesta norma de intercambio de datos CPIR, que capturaría los registros de transacciones asociadas con el examen y la concesión de derechos de propiedad intelectual, además de la información de patentes publicadas, parecía ligeramente ambiciosa, ya que podría ir más allá de lo que permitían los reglamentos nacionales. Si no fuera posible examinar estas importantes cuestiones durante la reunión, la Delegación estaba de acuerdo con otras delegaciones que la mejor vía sería solicitar a la Oficina Internacional que compile una lista de verificación de los muchos comentarios y cuestiones y posteriormente diera sus propios comentarios y que también los Estados interesados pudieran dar sus opiniones sobre las cuestiones directamente relacionadas a sus propuestas. Este Grupo de Trabajo se reuniría nuevamente y trataría de llegar a una conclusión definitiva sobre la mejor manera de utilizar la tecnología de la información respecto del trabajo de la OMPI, en particular tomando en consideración las necesidades de los países en desarrollo.

La Delegación de China había apreciado la propuesta presentada por la Delegación de los Estados Unidos de América. Consideraba que la amplia aplicación de las tecnologías de la información en la OMPI indudablemente promovería la eficacia de la OMPI y contribuiría en las reflexiones sobre cuestiones y desafíos relativos a la propiedad intelectual en la era de la información. No obstante, si bien la Delegación consideraba que era el momento oportuno para considerar el fortalecimiento de la aplicación de las tecnologías de la información en la OMPI, aun no era el momento adecuado para considerar inmediatamente la creación de un nuevo órgano como el Comité de Tecnologías de la Información, ya que la planificación y el examen del mandato, las funciones, las operaciones y el presupuesto de éste órgano serían una cuestión complicada y un proceso largo. La Delegación reconocía con satisfacción que este Grupo de Trabajo estuviera abierto a todos y que todos los miembros deberían tener una participación equitativa. No obstante, los países en desarrollo tenían recursos humanos y financieros limitados, de manera que para ellos era muy difícil participar efectivamente en el trabajo del comité. También sería difícil para ellos obtener los recursos necesarios para establecer en los países en desarrollo las infraestructuras adecuadas de la tecnología de la información. La Delegación indicó que era necesario prestar suficiente atención a la cuestión de los idiomas de trabajo utilizados por la OMPI en cuanto a las tecnologías de la información, ya que esto implicaba no solamente los aspectos técnicos sino también las cuestiones delicadas de las culturas nacionales. La Delegación de China consideraba que el fortalecimiento de la aplicación de la tecnología de la información en la OMPI era una cuestión de importancia y de urgencia. La solución de este problema no necesariamente implicaba el establecimiento de un nuevo órgano. Era necesario considerar la manera de elevar al máximo la función de los órganos existentes en la OMPI, en forma coordinada y eficaz, para evitar la duplicación de tareas e instituciones y tratar de elevar al máximo la utilización de recursos limitados.

La Delegación del Reino Unido declaró que era el momento oportuno para considerar los temas planteados en el documento muy útil de los Estados Unidos de América. El documento de la Oficina Internacional señalaba la enorme cantidad de actividades de las que se ocupaba en materia de tecnologías de la información. En lo que atañe a la idea de redes, éstas se encuentran presentes por doquier. Cinco o seis semanas antes, había tenido lugar un debate en la OMPI sobre la medida en que los nombres de dominio en Internet podían infringir los derechos de marcas, lo cual demostraba claramente que la OMPI ya estaba ocupándose de las posibilidades de infracción de los derechos de propiedad intelectual en virtud de las redes de tecnologías de la información. Por consiguiente, ya era hora de que la OMPI se ocupase mediante un cierto tipo de red, en primer lugar, de la administración y el intercambio de información relativas a la creación de derechos de propiedad intelectual. Habida cuenta de la velocidad con que se desarrollan las capacidades en materia de tecnologías de la información y asimismo de la increíblemente rápida variación en el precio de esas tecnologías, nunca llegaba la hora de determinar el paso a seguir ya que siempre era más conveniente esperar a que se despejase el panorama. No era posible afirmar si éste era el momento oportuno para considerar estos temas, así como tampoco si las infraestructuras existentes en la OMPI, en particular el PCIPI, eran ciertamente las adecuadas para continuarlas en el siglo XXI a fin de asegurar que las tecnologías de la información y la conexión mediante red quedaran a disposición de los usuarios del sistema de propiedad intelectual en todo el mundo, y de si las oportunidades para los usuarios y las oficinas, de racionalización y reducción de costos, quedaban debidamente enmarcadas por la infraestructura existente. La Delegación propuso examinar lo que este Comité de Tecnologías de la Información pudiera realizar y considerar su mandato, así como sus objetivos, a la luz de las actividades existentes de la Organización y, por consiguiente, establecer una base sólida desde la cual arrancar. La Delegación felicitó a la Delegación de los Estados Unidos de América por el documento que había preparado y en el que se articulaban cuestiones para su consideración a fin de permitir que la OMPI y sus usuarios aprovecharan plenamente las tecnologías de la información en un futuro próximo.

La Delegación de Bulgaria apoyó en principio el establecimiento de un Comité de Tecnologías de la Información en la OMPI, habida cuenta de que las tecnologías de la información, de rápida evolución, tenían una influencia en todas las actividades de una oficina de propiedad industrial y ello requería el apoyo internacional y un desarrollo coordinado. La necesidad de comunicaciones eficaces y seguras era urgente a fin comunicarse entre las oficinas de propiedad industrial y acceder a las fuentes de información en materia de propiedad industrial disponibles en el plano internacional. Las funciones de dicho comité serían, en primer lugar, desarrollar una política y recomendaciones, y en segundo lugar, administrar proyectos reales. La Delegación reiteró que la Oficina Búlgara de Patentes había formulado una propuesta en enero de este año, en respuesta a una solicitud de la OMPI, para que se estableciese un Grupo de Trabajo sobre Tecnologías de la Información. La Delegación declaró que apoyaba totalmente la propuesta para crear una red mundial segura que conectase a las oficinas de propiedad intelectual. Era importante que se proporcionase a los Estados miembros apoyo financiero y técnico para que éstos pudieran participar en esa red, conectarse a la misma, utilizar los recursos de la red y ofrecer información y documentación en la red que pudieran ser empleadas por otras oficinas. La Oficina Búlgara de Patentes estaba preparada para participar en la creación de tal red y, asimismo, para constituirse en uno de los nódulos de la topología de la red para la región. La Delegación propuso, como una medida, la creación en la OMPI de un servidor Web mundial de documentación e información en materia de patentes, en el que los Estados miembros pudiesen depositar información sobre patentes para su utilización por otros países. También apoyó la creación de una norma común para el intercambio de datos que abarcase elementos tales como los soportes de datos, el soporte lógico de búsqueda y otros soportes lógicos, el soporte físico, las líneas de comunicación, etc.; la creación de tales normas constituía un requisito previo absoluto para la creación de la red. La Delegación expresó un interés especial adicional en el desarrollo de modelos comerciales para las oficinas electrónicas autofinanciadas, cuestión que era muy pertinente para la viabilidad de los participantes en la actividad y programa del nuevo Comité. Era muy importante la investigación de estrategias y herramientas para la transferencia eficaz en materia de costos de colecciones disponibles en papel a formato electrónico. La Delegación propuso que se debatiera el desarrollo de una solución común para la utilización colectiva de información en materia de patentes publicada en discos ópticos o CD-ROM u otros portadores nuevos, puesto que ni la solución Internet ni la red podrían estar listas a tiempo, pudiendo planteárseles mientras tanto a muchas oficinas el problema urgente de la falta de acceso a la información necesaria en materia de propiedad industrial; la otra alternativa consistiría en acelerar la creación de esta red y la de bibliotecas electrónicas. La Delegación añadió que expresaba el deseo de que pudieran examinarse los principales objetivos y tareas del Comité de Tecnologías de la Información a fin de contribuir a solucionar los problemas de orden organizativo.

La Delegación de Suecia declaró que todos los comentarios expresados hasta el momento eran del mismo tono y que su estructura residía en agradecer el arrojo y la previsión de que hacían gala las propuestas de los Estados Unidos de América y expresó que deseaba trabajar en ellas pero que tenía ciertas reservas y que sus comentarios seguían la misma estructura. La parte positiva de la propuesta era como la declaración, efectuada en 1961 por el Presidente Kennedy, de que antes de fines del decenio se pondría a un hombre en la luna; que se había articulado un objetivo e ilustrado una visión, y que no debería sobreestimarse la fuerza de ese objetivo y de esa visión. La Delegación estimó que era un tanto prematuro aceptar toda la propuesta de una sola vez, puesto que era preciso tener un mayor discernimiento de sus consecuencias para las estructuras actuales de la OMPI. La Delegación se mostró de acuerdo con lo expresado por la Delegación de Francia en el sentido de que la OMPI estaba conformada por varias Uniones, cada una con su propio presupuesto, y que la existencia y la utilidad del PCIPI no debería soslayarse. La Delegación de Suecia recordó la reunión del Grupo de Trabajo ad hoc celebrada en Wáshington en 1975, por convocatoria de la USPTO, para crear una estructura que permitiese una mejor coordinación de las actividades técnicas de la OMPI, y cuyo resultado fue el PCPI. El PCPI, que más tarde se transformó en el PCIPI, había sacado adelante un buen trabajo y seguía haciéndolo, y cuyo testimonio era el informe de la reunión del Grupo de Trabajo del PCIPI sobre Gestión de la Información en materia de Propiedad Industrial (PCIPI/MI) celebrada en Río de Janeiro. Se debería proteger al PCIPI contra todo daño dramático que pudiera causarse a su estructura. La Delegación se mostró de acuerdo con lo expresado por la Delegación de Austria de que la materia de la propuesta constituía de hecho un mero conjunto de herramientas más que un objetivo o legislación o un acuerdo, aunque denotaba una importancia suficiente como para constituir la base de visiones y objetivos. El Grupo de Trabajo debería tratar de formular el objetivo, elaborarlo, y estudiar en detalle el impacto exacto que tendría sobre la estructura de la OMPI. La Delegación opinó que podría ser útil la pronta creación del Comité de Tecnologías de la Información, pero expresó su preocupación por la propuesta red de órganos subsidiarios bajo la égida del Comité de Tecnologías de la Información y estimó que, antes de crearlos, debería efectuarse otro examen. Para concluir, la Delegación dijo que no se debería esperar ya que no podría realizarse todo de una vez; sino que debería continuarse con lo que pudiese efectuarse inmediatamente, sobre la base de Internet y proporcionando los primeros pasos para la modernización de todas esas oficinas que estimaban que la visión era bastante distante y extranjera para ellas.

La Delegación de Marruecos hizo suya la declaración formulada por la Delegación de Côte d'Ivoire en nombre del Grupo Africano y agradeció a la Oficina Internacional el documento presentado, que contenía muchos detalles sobre el trabajo realizado hasta el momento en materia de informatización. Declaró que sería conveniente presentar un enfoque global en materia de tecnologías de la información para los años venideros, puesto que la Oficina Internacional era competente para tomar iniciativas en ese campo y tenía responsabilidad para ello. La Delegación de Marruecos agradeció a la Delegación de los Estados Unidos de América el documento muy importante y detallado que había presentado sobre tecnologías de la información, e hizo suyas totalmente las ideas y los objetivos de la propuesta. Sin embargo, en lo que atañe al marco institucional propuesto, la Delegación de Marruecos se preguntó si era de utilidad crear un Comité de Tecnologías de la Información con un mandato muy amplio y una miríada de grupos de trabajo. Sin duda alguna, ese Comité duplicaría las actividades de otros órganos existentes y podría provocar un conflicto de competencias. En la reunión extraordinaria de la Asamblea General de la OMPI celebrada en marzo de 1997, varias delegaciones, entre ellas la de Marruecos, se preguntaron cual sería el impacto de la creación de ese Comité sobre la estructura, el funcionamiento y las actividades de la OMPI. La Delegación de Marruecos, por lo tanto, expresó su apoyo a todas las delegaciones que propusieron que la Oficina Internacional emprendiese un estudio sobre las consecuencias financieras, institucionales y jurídicas que supondría la creación de ese Comité, haciendo hincapié en los aspectos vinculados con la asistencia a los países en desarrollo en el campo de las tecnologías de la información.

La Delegación de Kenya reiteró la posición expresada por la Delegación de Côte d'Ivoire en nombre del Grupo Africano, y añadió que, durante la sesión de marzo de la Asamblea General, había exhortado a que este Grupo de Trabajo considerase todas las consecuencias dimanantes del establecimiento del comité ad hoc propuesto por los Estados Unidos de América. Era evidente de los debates y los intercambios de opiniones que un estudio sobre todas las consecuencias, en particular para las estructuras actuales de la OMPI, era absolutamente necesario. La Delegación concedió gran importancia a la utilización de nuevas tecnologías de la información en el campo de la propiedad intelectual, pero declaró que debería prestarse debida consideración a la cuestión de si la expansión de las actividades, operaciones y responsabilidades de órganos y estructuras existentes de la OMPI, de manera que se facilitase la utilización plena de las tecnologías de la información presentes y futuras, diera satisfacción a los objetivos del comité propuesto, así como a las necesidades que deberían abordarse.

La Delegación de Israel acogió con agrado la propuesta de los Estados Unidos de América sobre las tecnologías de la información y agradeció a la Oficina Internacional, al Canadá y al Japón, la presentación de documentos adicionales que contribuyeron a que el Grupo de Trabajo lograra un entendimiento de este tema asaz complicado. Israel es un país pequeño en vías de industrialización y posee un sistema de patentes que era algo mayor de lo que su tamaño o población pudieran aparentar, por lo que sin duda se beneficiaría de la propuesta. No obstante, estimó que la Oficina Internacional debería emprender un estudio sobre las consecuencias presupuestarias y administrativas de la propuesta. La Delegación observó que ello ya había sido propuesto en la reunión de marzo, pero aún no se había logrado un entendimiento claro de esas consecuencias. En particular, la Delegación deseaba impedir que se produjese una duplicación de actividades y competencias en el contexto de las actividades de la OMPI, puesto que de una cierta forma ya había muchos comités en la OMPI, lo cual dificultaba la asistencia de los países más pequeños a todas las reuniones. Si se tuviera que crear un comité, sus reuniones deberían quedar vinculadas a las de los Órganos Rectores, ya sea como órgano subsidiario o de cualquier otra forma, para que no fuese así necesario que las delegaciones vinieran específicamente a esas reuniones. La Delegación también sugirió que se debería establecer una cooperación con las organizaciones observadoras y las ONG, puesto que tanto estas organizaciones como los gobiernos se beneficiarían de dicha cooperación. La Delegación se mostró de acuerdo con lo expresado por la Delegación del Brasil en el sentido de que se debería emprender un estudio sobre las consecuencias de las tecnologías de la información para las marcas, el derecho de autor y los derechos conexos. Para concluir, la Delegación se mostró a favor, en principio, pero aún tenía algunas dudas y por ello solicitó tanto a la Delegación de los Estados Unidos de América como a la Oficina Internacional que emprendieran nuevos estudios antes de alcanzar una resolución final sobre este tema.

La Delegación de Panamá agradeció a los Estados Unidos de América por su propuesta muy útil, y observó que los documentos del Canadá y el Japón aportaban importantes elementos a esta propuesta. Como complemento a lo expresado por la Delegación del Ecuador en nombre de los países del GRULAC, la Delegación consideró necesario continuar estudiando cuestiones tales como el posible alcance de esta propuesta para los países en desarrollo respecto de las prioridades inmediatas para la organización y los servicios de las oficinas nacionales, determinar si las necesidades de todas las Uniones administradas por la OMPI estaban plenamente atendidas, y la posibilidad de ampliar los servicios que ya ofrecía la Oficina Internacional. La Delegación estimó que el mandato del PCIPI podría ampliarse y volver a centrarse de forma tal que sus actividades fuesen más beneficiosas para todos los Estados miembros, y que, por consiguiente, la mayoría de los miembros pudiera participar en tales órganos en pie de igualdad y empleando sus propios idiomas. Tal como lo habían expresado las Delegaciones de Suecia y Austria, el debate sobre las tecnologías de la información no constituía en sí mismo un fin. La Delegación de Panamá estimó que podría crearse un grupo ad hoc como parte del Comité de Coordinación que se ocupara de examinar las tecnologías de la información, y que sirviera de apoyo a los debates del Comité del Presupuesto en cuestiones de tareas y actividades destinadas a la cooperación para el desarrollo, del cual podría preverse la puesta en marcha de una red sobre propiedad intelectual de mayor alcance.

La Delegación de Suiza declaró que la propuesta de los Estados Unidos de América es muy novedosa y contiene excelentes ideas, y que debe examinarse la posibilidad o imposibilidad de su realización. En cuanto a la estructura, con los cinco grupos de trabajo propuestos, la Delegación observó que la propuesta incluye tareas completamente nuevas y ajenas al PCIPI, por ejemplo, el grupo de trabajo encargado de las cuestiones jurídicas. En segundo lugar, la propuesta considera la propiedad intelectual en conjunto. Aun cuando no se pongan en marcha dichos grupos de trabajo, podría resultar necesario revisar los actuales grupos de trabajo del PCIPI desde esa óptica. En lo que respecta al propio Comité de Tecnologías de la Información (CTI), la Delegación expresó que para alcanzar las metas destacadas en los anexos A a C de la propuesta es necesario un CTI. La Delegación consideró que no es posible realizar una tarea de tal magnitud valiéndose de la estructura actual del PCIPI. Consideró que sería posible obtener el máximo provecho del actual PCIPI, para que el Comité pueda constituir un PCIPI revisado o un PCIPI/ITC.

La Delegación de Portugal declaró que su país cuenta con varios sistemas, en funcionamiento o en etapa de desarrollo, para perfeccionar los intercambios de datos entre los sistemas informáticos de su oficina de propiedad industrial, por una parte, y la OEP y la OMPI por la otra. Ahora los Estados Unidos de América proponen una solución completa, y totalmente nueva. Esta propuesta modifica en forma considerable los proyectos que se están desarrollando en Portugal. La Delegación de Portugal considera, pues, que esta propuesta, si bien es muy interesante del punto de vista técnico, aún debe ser objeto de un estudio detallado para examinar sus consecuencias técnicas, financieras y jurídicas, antes de decidir si se crea un nuevo comité.

La Delegación de Nigeria expresó su coincidencia con los comentarios de la delegación de Côte d'Ivoire, en nombre del Grupo Africano, y agradeció a los Estados Unidos de América por su propuesta y a Canadá y Japón por su aporte. La Delegación declaró que no tiene objeciones al establecimiento del Comité de Tecnologías de la Información (CTI). Sin embargo, considera que debe dedicarse el tiempo que sea necesario al estudio de las modalidades de su establecimiento, de su situación jurídica y de las consecuencias de las funciones del CTI, a la luz de las tareas que ya realiza la Oficina Internacional, para evitar la superposición y duplicación de funciones. La Delegación estimó que debería prestarse particular atención al fomento de los recursos humanos y la creación de la infraestructura necesaria para facilitar la administración de los programas relacionados con la tecnología de la información, especialmente en los países en desarrollo de África.

La Delegación de Argentina expresó su gratitud a la Delegación de los Estados Unidos de América por la iniciativa tomada. Comparte plenamente el objetivo de establecer una red mundial de oficinas de propiedad intelectual y de normas unificadas para el intercambio de datos. La Delegación declaró que Argentina cuenta con una moderna ley de patentes que trajo aparejada la inauguración del Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INPI), con nuevos locales y nuevos funcionarios y, por lo tanto, este nuevo paso hacia la protección efectiva de la propiedad intelectual se daría en un contexto de actividades en pleno desarrollo. El INPI trabaja ya intensamente en el registro de marcas e interviene activamente en la tramitación de solicitudes de patente, y pronto la Argentina se adheriría al PCT. Para que el INPI satisfaga la mejor las necesidades de sus usuarios, es necesario informatizar su trabajo. A este respecto la Delegación mencionó que se están llevando a cabo muchas actividades de cooperación con la OMPI y subrayó, como lo habían hecho las delegaciones de Ecuador, en nombre de los países del GRULAC, y de Sri Lanka, en nombre del Grupo Asiático, que se necesita apoyo financiero y asistencia no solo para la informatización sino también para lograr una mejor participación.

La Delegación de Andorra elogió a los Estados Unidos de América por su iniciativa y agradeció a Canadá y a Japón por sus propuestas. La Delegación, habiendo observado atentamente el alcance de la aplicación, en el mundo, de las tecnologías de la información, expresó que debería examinarse la utilización de la tecnología de la información para su aplicación al conjunto de la propiedad intelectual, incluyendo su utilización en las compañías de administración conjunta del derecho de autor y los derechos conexos, lo cual permitiría mejorar la eficacia de la administración y, por consiguiente, mejorar la protección de los intereses de los autores, los titulares de derecho de autor y derechos conexos. La Delegación declaró estar convencida de que los países pequeños, como el propio, que cuentan con recursos limitados, ya sea que se trate de países en desarrollo o de países en transición, únicamente podrían administrar grandes cantidades de datos y, por lo tanto, proteger a los titulares de derechos de propiedad intelectual, gracias a la asistencia en el establecimiento de las redes necesarias. No cuentan con los recursos que permitan la administración de estos datos en papel, ni los recursos necesarios para las relaciones manuales con otras bases de datos, ni anhelan dedicar recursos a sistemas que podrían resultar incompatibles. La pequeña oficina de Andorra ha trabajado intensamente para que su sistema sea compatible con los distintos sistemas nuevos de otras oficinas, y ello demuestra que las oficinas toman iniciativas nacionales para la utilización de diferentes tipos de tecnología de la información, mediante intercambio bilateral de información. Habida cuenta de que todo ello trae aparejados sistemas que podrían no ser compatibles en el futuro, la Delegación declaró que es necesario elaborar sistemas cuya compatibilidad en el futuro esté garantizada. La Delegación expresó que el establecimiento de una red mundial y la definición de normas comunes constituyen una cuestión técnica; el problema político está en relación con el alcance de las bases de datos. Antes de pasar a la fase siguiente que, probablemente, incluiría procedimientos conjuntos de registro o búsquedas conjuntas, la delegación propuso que, en primer lugar, deberían definirse las normas de comunicación para las bases de datos sobre propiedad intelectual y los protocolos de comunicación entre los diferentes sistemas; sólo en una segunda fase, debería establecerse, lo antes posible, una red accesible a varias bases de datos digitales existentes. Ello brindaría el conocimiento que, en su debido tiempo, promovería la actualización de las bases de datos en los países en desarrollo o en los países en transición y permitiría, sin grandes costos, asistir en la digitalización de todas las bases de datos. Es necesario definir la forma en que ello se realizaría. La Delegación de Suiza había expresado que la mejor opción consiste en redefinir el mandato del PCIPI. Si ello resulta imposible, la Delegación de Andorra declaró que sería mejor establecer grupos de trabajos con los mandatos necesarios.

La Delegación de Australia declaró que estima que las circunstancias de la tecnología de la información en los sistemas de propiedad industrial se hallan en el umbral de un cambio importante y de una aplicación generalizada. La OMPI cuenta con una situación privilegiada que le permite ir más allá del establecimiento de preceptos y normas, y de desempeñar sus funciones en forma eficiente, hasta cumplir con el papel de proporcionar la infraestructura de base que podría satisfacer no sólo sus necesidades sino también las de los Estados miembros, especialmente de los países en desarrollo. Por ello, la Delegación apoya, en principio, la propuesta de los Estados Unidos de América. La Delegación considera importante que toda iniciativa de tecnología de la información se base en el tipo "norma abierta", que sea transportable y se la pueda reducir en escala para satisfacer las diferentes necesidades de los Estados miembros, y que se valga de los importantes avances que ya se producen en el ámbito de las actividades electrónicas. La Delegación formuló varias preguntas detalladas sobre algunos datos incluidos en la propuesta, tales como los tipos de costos, pero la mayoría de ellas serían tratadas por la institución encargada de la tarea. La Delegación sugirió que, sin desviarse de la visión amplia de la propuesta de los EE.UU., sería provechoso concentrarse inicialmente, por ejemplo sobre las patentes, para obtener resultados rápidos y palpables. De todos modos, la Delegación cree que los desarrollos en materia de tecnología de la información progresarán rápidamente y traerán aparejada una incertidumbre considerable. Sin embargo, todas las instituciones deben convivir con estas incertidumbres y resolverlas si desean tener influencia sobre el resultado final.

La Delegación de Alemania expresó su apoyo general a la propuesta de los Estados Unidos de América. Compartía la visión de una futura red digital mundial para el intercambio de información técnica y otra índole en líneas especializadas, y basada en la tecnología de Internet para facilitar el acceso a cada uno de los participantes. La Delegación estaba convencida de que el concepto de biblioteca digital mundial ofrecería ventajas considerables en materia de intercambio de documentos, así como en materia de difusión de información técnica en general. Las grandes oficinas podrían manejar mejor el volumen de trabajo relacionado con el intercambio de datos y proporcionar un mejor acceso a la información técnica. La hipótesis consistiría en hacer que se establezcan normas y que cada país tenga la posibilidad técnica de crear, mantener y seguir desarrollando bases de datos y facilitar su acceso. La Oficina Alemana de Patentes había establecido un sistema automatizado de información sobre patentes que entraría en funcionamiento a comienzos de 1998. Este sistema, que consistía en una caja de herramientas de búsqueda y que ofrecía una amplia base de datos sobre documentos podría acoplarse a la red propuesta. Actualmente se estaba probando una versión en Internet del archivo. Como muchas otras delegaciones, la Delegación recalcó que la OMPI y cada una de las distintas oficinas tendrían que desplegar esfuerzos considerables a fin de establecer con éxito el sistema propuesto y cooperar en el mismo para poder compartir sus beneficios. Según la experiencia de la Delegación, el solo hecho de resolver las cuestiones de seguridad constituiría un nuevo desafío y una dificultad suplementaria. Tendrían que estudiarse a fondo todas las consecuencias antes de tomar decisiones. Muchas delegaciones ya habían abordado claramente los puntos principales. Respecto de las disposiciones apropiadas de organización dentro de la OMPI, la Delegación confirmó, tal como lo había declarado en el período de sesiones de marzo de la Asamblea General, que era necesario que la OMPI efectúe un estudio antes de proceder a cualquier cambio en la organización. La propuesta de los Estados Unidos de América podría ser una solución posible, aunque quizás fuesen preferibles otras soluciones. En conclusión, la Delegación declaró que era normal que una Organización se adaptara a un mundo en constante modificación y desarrollo, y que la flexibilidad se había convertido en una de las cualidades de las organizaciones. Por consiguiente, había que seguir adelante y ser visionario, aunque estudiando detenidamente de antemano los cambios eventuales que exigiesen cortes importantes en la estructura orgánica existente.

La Delegación de la ARIPO agradeció a los Estados Unidos de América por su documento que inducía a pensar y también agradeció al Japón y al Canadá por los comentarios que habían formulado sobre el documento. Al representar a un grupo de 14 países africanos, la ARIPO asumía desde hacía 20 años la responsabilidad de garantizar la armonización de las leyes de propiedad industrial entre los países africanos de habla inglesa y de actuar como centro de recopilación de documentación sobre patentes y como autoridad encargada de hacer llegar las tecnologías basadas sobre patentes a las industrias, las instituciones de investigación, las universidades y demás usuarios de información sobre patentes en los Estados miembros. La ARIPO apreciaba la propuesta debido a la naturaleza de sus actividades. La propuesta era oportuna y muy genuina puesto que pretendía desarrollar y promover iniciativas relacionadas con las tecnologías de la información en forma coordinada. La Delegación de la ARIPO estimaba que era obligatorio contar con un órgano de vigilancia para un proyecto de gran magnitud como era la red mundial de oficinas de propiedad intelectual. Por consiguiente, este Grupo de Trabajo debía decidir si esa función tenía que confiarse al actual PCIPI o a un nuevo comité, siendo el factor decisivo el mandato que tendría que elaborar el Grupo de Trabajo. La propuesta parecía ser compatible con las distintas resoluciones y recomendaciones formuladas en varios foros internacionales, tales como el Programa de Acción de Viena sobre ciencia y tecnología para el desarrollo, adoptado en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Ciencia y Tecnología para el Desarrollo, celebrada en Viena, en agosto de 1979, que recomendó el establecimiento de un sistema y una red de información a niveles subregional, regional e internacional que asegurase enlaces estrechos con los sistemas nacionales de información a fin de poder reforzar la capacidad nacional de información en materia de ciencia y tecnología, incluidos los sistemas destinados a facilitar el acceso a la información tecnológica contenida en los documentos de patentes a través de la formación, la creación de instituciones y la cooperación intergubernamental en la clasificación, publicación e intercambio de esos documentos. En la región africana, el Plan de Acción para la aplicación de la estrategia de Monrovia para el desarrollo económico de Africa, adoptado en la segunda sesión extraordinaria de la Asamblea de Jefes de Estado o de Gobiernos de la Organización de la Unidad Africana, celebrada en Lagos, Nigeria, en abril de 1980, instó a los gobiernos africanos a que adoptaran medidas para garantizar el desarrollo de una ciencia y una tecnología adecuadas, inspirar el desarrollo de la agricultura, el transporte y la industria de las comunicaciones, así como de otros sectores. Este Plan de Acción de Lagos también reconocía que la falta de información era uno de los obstáculos más graves para la selección, adquisición y utilización de opciones apropiadas de tecnología y, entre las medidas que proponía para superar este obstáculo estaba la de apoyar y fortalecer activamente las organizaciones regionales africanas en el campo de la documentación e información sobre patentes, tales como la ARIPO y su Centro de Documentación. En respuesta a las recomendaciones formuladas por el Programa de Acción de Viena y el Plan de Acción de Lagos, se estableció un Centro de Documentación e Información en materia de Patentes en el marco de la ARIPO, actuando la OMPI como organismo de ejecución. Desde entonces, ese Centro ha sido informatizado para mejorar su sistema administrativo y de tecnología. Los esfuerzos de informatización habían sido ampliamente desplegados por la OMPI en virtud de su programa de cooperación para el desarrollo y también por la OEP en el marco de su programa de cooperación técnica y se podía integrar cualquier nueva serie de datos contenidos en el Registro Común de Propiedad Intelectual. Esas cuestiones demostraban la importancia de la propuesta para la estrategia de desarrollo de la ARIPO. La Delegación deseaba que se garantizara que cualquier nuevo desarrollo tomaría plenamente en cuenta infraestructuras ya existentes, tales como las de la ARIPO. A este respecto, la Delegación señaló que, en el Cuadro A-I de la página A-4 del documento ITIP/WG/I/3, el propuesto uso respecto del intercambio de información sobre solicitudes pendientes del PCT tendría que incluir debajo de los "Participantes" a las organizaciones regionales y a las ISA y IPEA. (Esto era muy importante puesto que se había modificado el Protocolo de Harare para incorporar las disposiciones del PCT y algunos Estados miembros del PCT que eran Estados de la ARIPO habían optado por cerrar sus vías nacionales de manera que todas las funciones para esos Estados las realizara la ARIPO). La Delegación consideraba también que, si bien la propuesta topología de red de la página A-3 de ese documento sólo tenía fines de ilustración, la ARIPO tendría que estar indicada como un nodo, puesto que el papel de la ARIPO como centro de difusión de información regional ya no podía ser ignorado. (La ARIPO se encontraba en tercer lugar, después de Viet Nam y la República de Corea, en un estudio acumulativo del número de peticiones de informes sobre el estado actual de la técnica recibidos de países en desarrollo por la OMPI). Otras consideraciones eran el número cada vez mayor de designaciones en virtud del PCT y el aumento constante de presentaciones de solicitudes en virtud del Protocolo de Harare, así como la prevista participación de países con actividades superiores en materia de propiedad industrial, tales como Sudáfrica y Nigeria y, por último, el Protocolo sobre Marcas de Banjul, que fue adoptado en 1993.

La Delegación de los Países Bajos declaró que apoyaba la propuesta de los Estados Unidos de América y que consideraba una buena idea confiar a la OMPI un papel de coordinadora en la tecnología de la información. Sin embargo, como la mayoría de las delegaciones ya lo habían dicho, era prematuro crear un nuevo comité antes de saber el impacto que tendría el propuesto Comité en la estructura actual de la OMPI. La Delegación aconsejaba que se hiciera un repertorio de la información necesaria y de la información que ya estaba disponible. Hacia suya la declaración de la Delegación de Dinamarca en el sentido de que lo más importante era consultar a los clientes, es decir a los solicitantes, respecto del desarrollo de las tecnologías de la información. La Delegación de los Países Bajos consideraba que había que permitir el acceso de los solicitantes a la red, puesto que a ellos se les pedía que presentasen sus solicitudes en formato electrónico y que por ello necesitaban los documentos de una biblioteca para efectuar sus investigaciones. La Delegación dijo que el Grupo de Trabajo podría tomar una decisión ponderada únicamente cuando se dispusiera de todas las respuestas.

La Delegación de Hungría declaró que aprueba y apoya, con algunas observaciones, la propuesta formulada por los Estados Unidos de América. Probablemente, esta propuesta sea una respuesta eficaz al desafío que plantean los rápidos cambios en la tecnología de la información en el campo de la propiedad intelectual. La propuesta destinada a unir a los miembros de la OMPI mediante de una red informática mundial de las oficinas de propiedad intelectual debe facilitar el acceso a las bibliotecas digitales y satisfacer necesidades cada vez mayores. Cabe destacar que ya se han fijado y se están aplicando, en el seno de las actividades del PCIPI, directrices de acción e iniciativas posibles en el campo de las técnicas de la información. En lo que atañe a las cuestiones de organización, en particular la coordinación del nuevo comité con las instituciones actuales de la OMPI, al mandato y la estructura de los futuros comités y a los medios de que dispondrían para ejecutar ese mandato, la Delegación húngara propone que se busquen y se hallen las respuestas mínimas: por ejemplo el nuevo comité del PCIPI podría reunirse regularmente una o dos veces por año. Debería crearse un esquema de reconstrucción concreta del PCIPI y examinar ese organigrama con la ayuda activa de la Oficina Internacional, para delinear su posible estructura y sus nuevas funciones.

La Delegación de la Comisión de las Comunidades Europeas felicita a la Delegación de los Estados Unidos de América por este texto tan importante, relativo tanto al calendario como a los aspectos esenciales, y acoge con beneplácito la sustancia de esta propuesta. Sin embargo, como han expresado varias delegaciones, no se debe actuar precipitadamente, y es necesario examinar en profundidad varias consideraciones jurídicas, estructurales, de organización y de presupuesto, antes de iniciar una acción más concreta. Igualmente, cabría estudiar si las estructuras existentes permiten, llegado el caso y tras algunas modificaciones, desempeñar las funciones contenidas en dicha propuesta. Las oficinas regionales o intergubernamentales deberían poder participar en el sistema. Todos los aspectos de propiedad industrial, así como el derecho de autor y los derechos conexos deberían incluirse en este examen, aunque ello imponga ritmos diferentes, de ser el caso. Asimismo, es necesario trabajar con una visión de largo plazo, teniendo presente que el sistema que se pondrá en marcha, independientemente de su naturaleza o de su forma, debería tener en cuenta también a terceros, ya sea las industrias u otros titulares de derechos, ya sea los clientes de que se trate, que deben beneficiarse también de un mayor acceso a la información.

Al resumir el debate mantenido hasta ese momento, el Presidente declaró que parecía haber consenso en que la OMPI centre su atención en la tecnología de la información mediante un compromiso serio y objetivos claros, así como con la participación de los Estados miembros. Además, se apoyan con vigor muchas de las ideas sustantivas contenidas en las propuesta de los Estados Unidos de América, particularmente en lo que respecta a la infraestructura de red para apoyar la cooperación entre las oficinas y permitir que se comparta la información. Aún quedan varias cuestiones a resolver, a saber: los aspectos institucionales, incluyendo la relación entre el propuesto nuevo Comité, por una parte, y el Comité del Presupuesto, el Comité de Coordinación, el PCIPI y las Uniones de Registro, por la otra; el anhelo de fijar metas y prioridades para la institución que se pudiera crear; los aspectos que atañen a las ventajas que los países, especialmente los países en desarrollo, obtendrían de esta propuesta; la forma en que los países podrían contribuir a esta propuesta; la forma en que la propuesta permitiría la difusión y la transferencia de tecnología; las cuestiones relacionadas con los costos, entre ellas si los costos mencionados en la propuesta serían excepcionales o significarían un compromiso permanente; y una solicitud común a la Oficina Internacional para que declare su opinión sobre los aspectos institucionales y financieros. El Presidente invitó a seguir el debate sobre esas y otras cuestiones.

La Delegación de los Estados Unidos de América agradeció a todas las delegaciones que habían contribuido con sus opiniones sobre la propuesta, lo que indicaba el detalle con el que ésta se había examinado. Estuvo de acuerdo con el resumen del Presidente que reflejaba los temas que aún quedaba por considerar. Respecto de las cuestiones institucionales, había tomado nota que varias delegaciones indicaron que existían órganos con cierta jurisdicción sobre los proyectos que podrían continuarse bajo los auspicios de un nuevo Comité. Para ayudar a aclarar la situación, el actual Presidente del Comité Ejecutivo de Coordinación del PCIPI, miembro de la Delegación de los Estados Unidos de América, describió la estructura del PCIPI de la siguiente manera. Había dos Comités Permanentes bajo el PCIPI, uno era el Grupo de Trabajo sobre Información General (PCIPI/GI) que tenía básicamente tres mandatos: las cuestiones de normalización, incluidas las relacionadas con la automatización y en el que algunas de las normas eran altamente técnicas, mientras que otras eran más bien informativas; el intercambio de documentos de propiedad industrial entre las oficinas y la ejecución de encuestas. El segundo Comité Permanente era el Grupo de Trabajo sobre Información en materia de Búsquedas (PCIPI/SI) encargado de la preparación de la revisión de la Clasificación Internacional de Patentes (IPC), su desarrollo y uso, así como del desarrollo de los sistemas de búsqueda basados en la IPC. Existían también dos grupos de trabajo ad hoc dentro del PCIPI: el Grupo de Trabajo ad hoc sobre la Gestión de la Información en materia de Propiedad Industrial, que trataba cuestiones de política para el PCIPI y había trabajado en Rio de Janeiro para desarrollar la muy interesante recomendación relativa a la utilización de las bibliotecas digitales de propiedad industrial; y el Grupo de Trabajo ad hoc sobre la Gestión de la Información en materia de Marcas que se refería a la normalización de la información en materia de marcas y a la utilización de tecnología digital para la generación, almacenamiento, intercambio y recuperación de información sobre marcas. Todos estos grupos informaban al órgano plenario, el Comité Ejecutivo de Coordinación del PCIPI, que básicamente tenía la función de aprobar su trabajo. Para indicar la razón por la que no consideraba que el PCIPI pudiera ser utilizado para continuar muchos, si no la totalidad, de los objetivos de la propuesta, la Delegación de los Estados Unidos de América señaló que el PCIPI evidentemente se había centrado en un enfoque técnico a las cuestiones relativas a la documentación, el trabajo de la IPC y los sistemas de búsqueda automatizados. Para establecer una red o continuar con otras iniciativas de gran envergadura dentro de la OMPI, era necesario reunir a quienes tomaban las decisiones y que no eran necesariamente los expertos técnicos, sino quienes hacen la política procedentes de todas las oficinas de propiedad industrial respectivas. La gran brecha, en opinión de la Delegación, era que el actual PCIPI no tiene el mandato o la tradición de tratar las cuestiones al nivel necesario para establecer y poner en movimiento iniciativas a gran escala. Además, algunos de los temas que debían ser examinados para desplegar una red a gran escala o para crear bibliotecas digitales implicaban cuestiones que no eran típicamente de la competencia del PCIPI, como cuestiones de tecnología de red y protocolos de telecomunicaciones, así como las implicaciones jurídicas para los registros electrónicos y para la administración de los registros. Esas implicaciones jurídicas eran bastante importantes para el proceso de desarrollo de sistemas congruentes. En cuanto a saber si el PCIPI podría transformarse en una entidad que atendiera algunas de las funciones que podrían ser consideradas para el propuesto Comité de Tecnologías de la Información, la Delegación reconoció que era posible, pero para poder realizar los objetivos, sería necesario reformar el mandato, la autoridad de financiación y las prácticas pasadas y tendencias de participación en el PCIPI, dando por resultado la continuación del nombre PCIPI, con muy pocas semejanzas con la entidad anterior. La Delegación consideró que sería mucho más eficaz definir los requisitos de un Comité que estuviera encargado de ejecutar algunas de estas iniciativas y posteriormente determinar si el PCIPI en su estructura actual o mediante modificación o mediante algún otro acto podría atender los objetivos generales. Una vez que se hubieran definido los requisitos del Comité, se podría determinar cómo podría relacionarse dicho Comité con las instituciones existentes en la OMPI, la manera en que podría estructurarse y su impacto. La Delegación destacó que no deseaba afectar el funcionamiento del PCIPI, cuyos importantes proyectos en curso debían continuar. La Delegación también estuvo totalmente de acuerdo en que no debería haber una superposición de responsabilidades o instituciones. Estaba dispuesta a examinar la futura función del PCIPI, pero la cuestión básica era la necesidad para la OMPI de contar con una institución al nivel adecuado para realizar muchos de los objetivos.

La Oficina Internacional señaló al Grupo de Trabajo lo contenido en los párrafos 92 a 99 del documento ITIP/WG/I/2, que describía en cierto detalle el PCIPI y señaló que la Delegación de los Estados Unidos de América había omitido el órgano más importante del PCIPI, a saber, el Comité Permanente mismo. Para completar la imagen, la Oficina Internacional indicó que el Comité Permanente se reúne cada dos años, al mismo tiempo que los Órganos Rectores, de manera que quienes toman las decisiones y normalmente asisten a las reuniones de los Órganos Rectores puedan asistir a las reuniones del órgano supremo del PCIPI, se entiende, los jefes de las oficinas de propiedad industrial. El Comité Permanente mismo era el que establecía las prioridades y la política general que deberían seguir los diversos órganos del PCIPI el siguiente bienio.

La Delegación del Japón, haciendo referencia a su contribución que había sido distribuida como documento ITIP/WG/I/6, indicó que las ideas propuestas se referían a cuestiones horizontales relacionadas con diversas actividades de información en materia de propiedad intelectual, regidas por diferentes órganos, incluidas aquellas relacionadas al derecho de autor y los derechos conexos. La Delegación consideró que el propuesto Comité sobre Tecnologías de la Información eliminaría el trabajo duplicativo entre los diferentes órganos y lograría la coherencia en las actividades jurídicas y técnicas bajo el control del Comité. Además, y de mucha importancia, el Comité formularía recomendaciones al Director General respecto de la automatización de la Oficina Internacional misma. En ese contexto, la Delegación se refirió a la sugerencia en su documento de posibles áreas de prioridad en donde la propuesta Acción Nº 1 incluía la informatización de la administración de la Oficina Internacional y la propuesta Acción Nº 3 se refería al fortalecimiento de la Oficina Internacional, no solamente en términos del número de personal sino también en términos de sus conocimientos en materia de informática y las tecnologías de la comunicación. La Delegación indicó que quedaba mucho por hacer en el contexto del Comité. Por otra parte, el PCIPI era un comité básicamente de naturaleza técnica que se había establecido bajo las Uniones de París, del PCT y de la IPC y por lo tanto no estaba organizado para asumir las funciones previstas para el Comité. No obstante, la Delegación consideraba que las funciones del PCIPI podrían desarrollarse hasta integrarse en un nuevo propuesto Comité, con un mandato nuevo y más amplio.

La Delegación de los Estados Unidos de América aceptó que había un cierto número de aspectos institucionales en su propuesta, incluyendo la relación con el Comité de Coordinación y el Comité del Presupuesto. Se mostró flexible respecto de la forma en que se podría organizar la relación de un nuevo órgano o comité con otras instituciones de la OMPI. El Comité de Tecnologías de la Información no tendría una libertad absoluta para dictar su parecer a otros órganos de la OMPI, sino que se limitaría a iniciativas en materia de tecnologías de la información. Reiteró sus anteriores declaraciones en el sentido de que, idealmente, el Comité de Tecnologías de la Información fundamentalmente tendría dos funciones: la primera sería la de generar recomendaciones y proponer políticas que sirviesen de guía y pudieran ser utilizadas por otros órganos de la OMPI, y puesto que la mayor parte de los países eran miembros de esos otros órganos, habría un seguimiento en los demás órganos. La segunda función consistiría en asumir la responsabilidad por proyectos relacionados solamente con las tecnologías de la información, como podrían serlo el desarrollo de la red o los proyectos específicos en materia de tecnologías de la información como la presentación electrónica de solicitudes de patente. No se había previsto que las dos funciones interfiriesen con la autoridad o las operaciones de otros órganos, sino que complementasen las de los otros órganos. En lo que atañe a la cuestión de saber cómo se manejarían las recomendaciones relativas a cuestiones presupuestarias, la Delegación dijo que sería bastante saludable lograr un cierto tipo de consenso dentro del Comité de Tecnologías de la Información respecto del nivel de financiación de ciertas iniciativas, antes de recurrir directamente al Comité del Presupuesto como parte de sus operaciones normales. Así, la Delegación aclaró su flexibilidad respecto de la sugerencia contenida en su propuesta de que las recomendaciones en materia de financiación deberían presentarse directamente a la Asamblea General. Asimismo con respecto a los aspectos institucionales, la Delegación subrayó que la propuesta estaba destinada a evitar redundancia o duplicación de funciones ya que el Comité de Tecnologías de la Información abordaría cuestiones comunes que surgiesen en cada una de las Uniones como resultado del impacto de las tecnologías de la información, y en lugar de adoptar soluciones diferentes según un enfoque caso por caso, se desarrollaría una política coherente siempre que sea posible, ya sea en el campo de las normas de datos o de las consecuencias jurídicas de los registros electrónicos. En lo que atañe a algunas observaciones relativas a un posible desplazamiento entre la primera propuesta de la Delegación y la segunda, en el énfasis dado para que se aproveche esta oportunidad a fin de promover iniciativas de cooperación para el desarrollo en el campo de las tecnologías de la información, la Delegación aseguró al Grupo de Trabajo que no se había registrado desplazamiento alguno. Al considerar iniciativas en el campo de las tecnologías de la información, era claro que no se podía concebir una solución para países en desarrollo y otra para países desarrollados. La Delegación declaró que se deberían planificar primeramente esfuerzos para producir soluciones comunes y luego esfuerzos directos de cooperación para el desarrollo a fin de garantizar que esas soluciones comunes pudiesen ser puestas en aplicación en cada país. Desde el punto de vista de la puesta en aplicación, es posible que muchos países necesitasen más asistencia para llegar al nivel básico de capacidad necesario para desplegar y participar en una solución común, y en ello residía la importancia de la cooperación para el desarrollo. Algunas oficinas como la OEP, JPO, CIPO, o la propia USPTO, se encontraban en un nivel determinado que les permitía desplegar iniciativas sin necesitar demasiada asistencia de la OMPI, mientras que otras oficinas podrían necesitar más asistencia para llegar a un nivel que les permitiese desplegar soluciones comunes. Por ello, el enfoque de la propuesta de los Estados Unidos de América no había cambiado en absoluto, debiendo ser la prioridad de las iniciativas de cooperación para el desarrollo el apoyar el despliegue de ese tipo de soluciones. La Delegación afirmó que le complacería que se presenten propuestas constructivas sobre la forma de identificar las necesidades de los países en desarrollo y de medir el nivel de capacidad de las oficinas de países en desarrollo, para que pudieran efectuarse cálculos más precisos en cuanto al costo y las consecuencias de la puesta a disposición de esas soluciones a esas oficinas. En lo que atañe a la cuestión planteada por la Delegación del Pakistán, a saber, si la propuesta se había alejado de lo que fundamentalmente constituía un enfoque institucional de los proyectos de tecnologías de la información a una nueva esfera en la que se pudiera estar dictando algún tipo de norma de desarrollo respecto de los derechos sustantivos de propiedad intelectual, la Delegación de los Estados Unidos de América dijo que la respuesta era negativa, pero la Delegación subrayó que sería útil que el foro abordase alguna de las cuestiones jurídicas que iban a plantearse a la hora de abordar el entorno electrónico digital, a fin de que pudieran compartirse experiencias.

La Delegación de la India declaró que, respecto de la cuestión de si debería considerarse un nuevo Comité de Tecnologías de la Información o un comité existente, el PCIPI, para ejecutar las funciones propuestas, subrayo que el PCIPI se limitaba a la propiedad industrial únicamente, mientras que varias delegaciones, incluyendo la Delegación de la India, habían indicado la necesidad de incorporar cuestiones de derecho de autor y derechos conexos en todo debate sobre el papel futuro del Comité de Tecnologías de la Información. El mandato del PCIPI era más bien limitado, por lo que se necesitaría una modificación y ampliación sustanciales para permitirle cubrir esos aspectos propuestos para el Comité de Tecnologías de la Información, lo cual evidentemente modificaría enormemente el PCIPI. La Delegación afirmó que otra cuestión que debería considerarse era la naturaleza del Comité propuesto. ¿Debería tratarse de un comité de alto vuelo o fundamentalmente de un comité técnico que formule recomendaciones? De tratarse de un comité de alto vuelo, tal como parece indicar el carácter general de la propuesta, ello significaría que se terminaría invadiendo y cercenando las facultades de los Órganos Rectores existentes de las diversas Uniones de la OMPI, lo cual no era conveniente. Por lo tanto, la Delegación consideró que el Comité de Tecnologías de la Información debería limitarse a un órgano de naturaleza técnica que formule recomendaciones a los Órganos Rectores, los cuales tomarían luego las decisiones necesarias para la puesta en aplicación. La Delegación no deseaba que se crease un nuevo órgano de toma de decisiones. Asimismo, la Delegación preguntó si el Comité de Tecnologías de la Información supondría consecuencias para la labor en curso de los diferentes comités de la OMPI sobre armonización y fijación de normas, puesto que la Delegación pretendía asegurarse que no habría un conflicto de responsabilidades. En lo que atañe a la cooperación para el desarrollo, la Delegación de la India declaró que si se tuviera que proceder a la informatización y a la utilización de las últimas tecnologías de la información en la labor de la OMPI y en la conexión por red, sería extremadamente importante sumar a los países en desarrollo y asegurarse que los fondos necesarios estén disponibles para actividades de cooperación para el desarrollo. La Delegación afirmó que el cálculo de los costos en el documento de los Estados Unidos de América no parecía tener en cuenta las exigencias de los países en desarrollo. La Delegación expresó el deseo de que la Oficina Internacional pudiese efectuar un estudio preliminar sobre las exigencias de modernizar las oficinas nacionales de los países en desarrollo durante un determinado período a fin de que pudieran beneficiarse del proceso de adopción de tecnologías de la información por parte de la OMPI. La Delegación también quiso saber qué parte asumiría la OMPI de los gastos en que se incurra, si sería solamente respecto de la conexión por red que la OMPI efectuaría en su propia oficina o si también sería para todas las oficinas nacionales únicamente de los países en desarrollo y los países que tuvieran una necesidad auténtica. Puesto que todo ello reduciría la cuantía de las reservas de la OMPI, y antes de seguir adelante con este proyecto, la Delegación declaró que se debería conocer el impacto sobre las reservas.

En respuesta a varios puntos planteados por la Delegación de la India, la Delegación de los Estados Unidos de América dijo que había previsto que el Comité de Tecnologías de la Información fuese una entidad que, respecto de una de sus funciones, produjese recomendaciones, observando que también sería responsable del seguimiento de proyectos específicos circunscritos a la esfera de su mandato, tales como la red mundial. Respecto de la cuestión de los estudios de los costos o las necesidades de los países conectados a este tipo de red, o los estudios sobre el impacto del Comité sobre las instituciones existentes de la OMPI y la Oficina Internacional, la Delegación expresó que acogería con agrado la presentación de más informaciones que permitieran decidir la cuestión básica de saber si podría establecerse este tipo de institución, pero consideró que debería efectuarse la diferencia entre los estudios que pertenecerían fundamentalmente a la labor sustantiva del Comité, tal como el cálculo de costos o la definición de exigencias de los países que participen en una red, y los estudios o ejercicios de recolección de informaciones que contribuyesen a tomar la decisión básica de crear el Comité. Respecto de esta última categoría, la Delegación dijo que sería útil esbozar algo que pudiera compararse con la estructura actual de la OMPI antes de intentar realizar un estudio sobre el impacto que tendría esa entidad sobre la estructura de la OMPI. Por consiguiente, la Delegación se mostró dispuesta a tratar de esbozar el mandato de un nuevo comité.

Tras un debate general, el Grupo de Trabajo se dedicó a elaborar las conclusiones y recomendaciones de su sesión.

Tras consultas oficiosas, el Grupo de Trabajo adoptó por consenso las siguientes "Conclusiones y Recomendaciones":

El presente informe fue aprobado por unanimidad por el Grupo de Trabajo el 18 de julio de 1997.

Tributo al Sr. Paul Claus

Después de la aprobación del Informe, la Delegación de Suecia señaló que el Sr. Paul Claus, Director del Departamento de Informática, se jubilaría a finales de julio de 1997 y deseaba aprovechar la oportunidad para felicitar al Sr. Claus por su trabajo en las BIRPI y la OMPI durante unos 30 años, y en el sector de la información en materia de patentes e información en materia de propiedad industrial durante unos 35 años. El enfoque positivo y entusiasta del Sr. Claus era extraordinario; además, siempre había tenido una actitud abierta y amistosa, con un muy agradable sentido del humor. La Delegación señaló que se había encontrado con el Sr. Claus en muchas reuniones en todo el mundo y consideraba que la Organización no sería la misma sin él. La Delegación concluyó agradeciendo al Sr. Claus, indicando que esperaba que tendrían la oportunidad de volverse a reunir, tal vez estando en la misma área de actividad, de una forma u otra.

El Presidente añadió que también conocía al Sr. Paul Claus desde hacía tiempo y secundaba plenamente lo dicho por la Delegación de Suecia.

Hubo una ronda de aplausos para el Sr. Claus, en la que participaron todos los delegados, deseándole parabienes en el futuro.

[La Lista de participantes está disponible en formato Adobe PDF]