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Beneficios de la innovación biomédica en los países en desarrollo: Indonesia y Jordania

Abril de 2007

Indonesia es el cuarto país más poblado del mundo y el segundo país con una mayor variedad de biodiversidad. Jordania, con 4 millones de habitantes, es un país relativamente pequeño, con poca biodiversidad, recursos naturales limitados y que carece de reservas petrolíferas. No obstante, ambos países tienen un enorme potencial en la innovación biomédica: Indonesia, en el mercado de medicina natural; Jordania, en la industria farmacéutica, segunda fuente de ingresos del país procedentes de las exportaciones. A pesar de sus diferencias fundamentales de tamaño, estructura, recursos y contexto geopolítico, ambos países han desarrollado estrategias de propiedad intelectual para fomentar los beneficios públicos procedentes de la innovación biomédica nacional.

En este artículo se estudian los marcos institucionales mediante los cuales se garantiza que las políticas de P.I. relativas a la investigación biomédica permiten contribuir al bienestar público y se señalan los diferentes enfoques adoptados por Indonesia y Jordania. El artículo se basa en estudios que la OMPI publicará en breve, en los que se analiza la innovación en las ciencias de la vida en una serie de países en desarrollo.

La gestión de la P.I. al servicio del interés público

La innovación en las ciencias de la vida y, en particular, la investigación en el ámbito de la salud y en agricultura, tiene por objeto satisfacer las necesidades humanas básicas: la alimentación, la salud y un medio ambiente limpio. La dificultad que se les presenta a los políticos es crear los incentivos, mediante el sistema de P.I., para garantizar que dichas necesidades reciben la atención adecuada. El fomento de la innovación biomédica y la gestión de la P.I. resultante, encaminados a lograr un bienestar público más amplio, exigen un planteamiento sistemático para abordar los objetivos de interés público fundamentales, como el fortalecimiento de capacidades de la innovación indígena, la elaboración de medicamentos asequibles, la obtención de beneficios sociales procedentes de la investigación financiada con fondos públicos y el encauzamiento de los recursos del sector privado al servicio del interés público. Teóricamente, este planteamiento se basa en tres niveles:

  • un marco normativo equilibrado;
  • unas instituciones públicas responsables y eficaces; y
  • un uso eficaz de los recursos públicos y privados, por ejemplo, mediante asociaciones.

El marco normativo 

Los regímenes de P.I. no deben contemplarse aisladamente del contexto normativo más amplio, especialmente en el ámbito de las ciencias de la vida. Tanto Indonesia como Jordania han establecido la política de P.I. en el marco más amplio de política pública. En “Jordan Vision 2020”, una iniciativa del sector privado patrocinada por el Rey Abdullah II y apoyada por el Gobierno de Jordania, se considera que la biotecnología estará en el “centro de la innovación competitiva … durante los próximos 20 años”, y se destaca la gestión del conocimiento como un medio para fortalecer la ventaja competitiva. Uno de los objetivos de su plan es un sector farmacéutico destinado a la exportación. Al Ministerio de Planificación y Cooperación Internacional corresponde la coordinación de medidas de política pública para fomentar la innovación y evaluar la competitividad de Jordania a escala mundial.

Tanto Indonesia como Jordania han puesto en marcha extensos programas legislativos para que sus correspondientes legislaciones en materia de P.I. guarden coherencia con el Acuerdo de la OMC sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC). Ambos se han adherido al Convenio de París, al Convenio de la OMPI y al Tratado de Cooperación en materia de Patentes. Además, Jordania ha firmado el Protocolo concerniente al Arreglo de Madrid relativo al Registro Internacional de Marcas (pendiente de ratificación) y ha establecido un acuerdo bilateral de comercio con los Estados Unidos de América que tiene consecuencias en su legislación sobre P.I.

En Indonesia, la estrecha coordinación entre el Ministerio de Investigación y la Oficina de P.I. comprende el examen de becas de investigación concedidas a instituciones públicas por la Oficina de P.I. para evaluar el grado en que la investigación propuesta puede generar futura P.I. Los solicitantes reciben asistencia en la búsqueda de patentes, lo que complementa el examen de la documentación. Además, Indonesia ofrece financiación a los solicitantes de patentes procedentes de empresas nacionales y de instituciones públicas de investigación.

Actualmente, son las propias instituciones las que tienen y ejercen la titularidad de P.I. generada en las instituciones públicas de investigación de Indonesia. Este acuerdo permitió el establecimiento, a comienzos de 1990, de 10 oficinas de transferencia de tecnología por todo el país y, en la actualidad, prácticamente todas las principales instituciones públicas de investigación que se ocupan de la innovación biomédica en Indonesia cuentan con un centro de transferencia de tecnología (conocido también como unidades/instituciones/oficinas de gestión o concesión de licencias de derechos de propiedad intelectual). En los últimos años, los centros han logrado llevar a cabo una serie de operaciones comerciales. El Instituto de Tecnología de Bandung ha logrado establecer acuerdos internacionales de licencia y de colaboración en investigación con empresas nacionales, que se esfuerzan por satisfacer las necesidades del país. Mediante una asociación del sector privado y el sector público de este tipo, por ejemplo, se ha fabricado una nueva cosechadora para los cultivos nacionales.

Instituciones públicas responsables y eficaces

Las ventajas de contar con un marco normativo dependen, a su vez, del establecimiento de instituciones públicas que sean responsables y eficaces en el servicio público. El ámbito de estas obligaciones es más amplio que el de los objetivos institucionales tradicionales de las oficinas de P.I. en la administración del sistema de patentes y marcas.

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El Centro de Transferencia de Tecnología de la Royal Scientific Society de Jordania tiene la competencia de explotar la capacidad técnica de la institución “por el bien de la sociedad”. (Cortesía de la Royal Scientific Society)

La oficina de P.I. de Jordania depende del Ministerio de Industria y Comercio; la de Indonesia, del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos. Ambas oficinas de P.I. son responsables y transparentes en sus procesos cotidianos de toma de decisiones. Independientemente de la diferencia de tamaño, ‑Indonesia tramita unas 4.000 solicitudes de patente al año frente a las 200 que tramita Jordania‑ ambas oficinas se ocupan principalmente de afrontar los desafíos operacionales que plantea asistir a diversos sectores interesados con recursos limitados. Asimismo, ambas se enfrentan al conocido problema de encontrar personal técnico cualificado para abordar el cada vez más complejo ámbito de las ciencias de la vida y garantizar, así, la calidad de las patentes.

 

Otro de los objetivos de la Oficina de P.I. de Indonesia es establecer un activo diálogo con la Administración de Alimentos y Medicamentos del Ministerio de Salud en el contexto de las marcas en la medicina natural. El Consejo Superior de Ciencia y Tecnología de Jordania, a quien incumbe la promoción del diálogo sobre política de P.I., ha creado un comité de P.I. a fin de garantizar que la propiedad intelectual es tenida siempre en cuenta en la política de innovación del país. Dicho Consejo se ocupa, además, de difundir las actividades de gestión de P.I. en la Royal Scientific Society y en las comunidades científicas.

Colaboración entre los sectores público y privado

A menudo, en la innovación en el ámbito de las ciencias de la vida se sigue el siguiente procedimiento: el sector público y los investigadores del medio académico se ocupan de la investigación preliminar o básica; a ello sigue la comercialización de la investigación y la producción del producto final, de lo cual se ocupa el sector privado. Como consecuencia, han proliferado las asociaciones entre ambos sectores, en las que se han establecido diversos planteamientos para gestionar la relación entre los que realizan las investigaciones preliminares y los que se ocupan de la fase de desarrollo del producto.

Las instituciones públicas de investigación pueden sacar provecho de su P.I. para garantizar unos beneficios adecuados procedentes de la inversión pública en investigación, sean éstos beneficios financieros o beneficios sociales más amplios. Es también responsabilidad de los administradores de P.I. del sector público garantizar que la innovación científica encaminada a satisfacer las necesidades públicas no se deja de lado. Los centros de transferencia de tecnología ubicados en las universidades tienen la doble función de velar por los intereses públicos y actuar como mediadores entre el mundo académico y el mercado, contribuyendo, así, a crear la capacidad nacional adecuada para impulsar el crecimiento basado en la innovación.

Indonesia ha desarrollado un marco sólido de colaboración entre el sector público y el sector privado. En el Instituto de Ciencias de Indonesia (LIPI) se imparten cursos de P.I. a sus investigadores y, mediante una unidad del LIPI dedicada a cuestiones de P.I., que depende directamente del Director General, se han concedido diversas licencias. La unidad especializada ha ayudado al LIPI a establecer alianzas con instituciones de investigación en el exterior, como el Instituto Max Planck de Alemania, asociación en la que ambos institutos comparten la titularidad de la P.I. generada.

En Jordania existen varios ejemplos de proyectos de colaboración de I+D en el ámbito biomédico entre el sector privado y la universidad, si bien hasta el momento se había dado más importancia a las investigaciones llevadas a cabo por el sector privado. Por otra parte, todavía se está estudiando la cuestión de un marco jurídico adecuado con respecto a la titularidad de P.I. originada como consecuencia de la investigación financiada con fondos públicos. Todo ello, junto al hecho de que los profesores universitarios en Jordania tienen una densa carga lectiva, hace que las colaboraciones de los sectores público y privado no sean todavía muy habituales. La célebre Royal Scientific Society de Jordania se orienta hacia la investigación aplicada y, hasta el momento, la estrategia de la institución ha consistido en suministrar servicios a socios comerciales antes que en establecer asociaciones de colaboración entre los sectores público y privado para el desarrollo de nueva tecnología. Con todo, estos vínculos entre las actividades del mundo académico y del sector privado ofrecen la promesa de futuras asociaciones institucionalizadas. Además, el fomento de la colaboración entre el sector público y el privado es una estrategia fundamental de la iniciativa Vision 2020 del Rey Abdullah II.

Convertir la fuga de cerebros de Jordania en ganancia de cerebros

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Las reformas de P.I. emprendidas en Jordania fomentaron el establecimiento de nuevas empresas farmacéuticas innovadoras, como Triumpharma. (Cortesía de Triumpharma)

Atraído por un llamamiento del Rey Abdullah II a los empresarios jordanos asentados en el exterior, el Dr. Ahmad Al‑Ghazawi dejó el Reino Unido en 2002 para volver a Jordania y establecer una empresa de biotecnología. “Quería probar con la alta tecnología –dice el Dr. Al‑Ghazawi– pero no quería hacerlo en San Diego”. Siendo ya titular de una patente, además de coinventor de un medicamento antidepresivo de 2.000 millones de dólares EE.UU., decidió que Jordania era el lugar adecuado para constituir una empresa farmacéutica innovadora, tanto por las reformas jurídicas sobre P.I. que se habían implantado como por la abundancia de talentos con buena formación, y relativamente poco costosos, procedentes de las universidades jordanas.

En 2004, su empresa, Triumpharma, comenzó ofreciendo investigación bioanalítica clínica y de servicios de I+D farmacéuticos. La empresa estableció vínculos con hospitales y centros de salud del país y, actualmente, presta servicios a clientes estadounidenses y europeos tales como pruebas in‑vivo e in‑vitro, estudios de toxicidad y ensayos con animales y con seres humanos. No obstante, el objetivo a largo plazo del Dr. Al‑Ghazawi es que estos servicios sirvan para subvencionar las actividades nacionales de I+D destinadas a la innovación de nuevas terapias. Actualmente, su interés se centra en desarrollar nuevos sistemas de suministro de medicamentos mediante la transformación de moléculas que ya no tienen protección por patente y que presentan efectos secundarios y problemas de absorción en moléculas mejoradas y patentadas. El Dr. Al‑Ghazawi explica que la mejora de I+D en el suministro de medicamentos exige una menor inversión inicial, y que la comercialización inmediata del producto puede consistir en tres o cuatro años y no en los 10 ó 12 que caracterizan al tipo de innovación radical I+D llevada a cabo por las grandes empresas estadounidenses y europeas en las que trabajó anteriormente. Hasta el momento, Triumpharma ha presentado cuatro solicitudes de patente.

Para más información véase: “Profiles in Creativity and Innovation”, Creative and Innovative Economy Center, Universidad George Washington.

 

Avances

La industria farmacéutica de Jordania está cambiando de orientación, dejando atrás la fabricación de genéricos y dirigiéndose hacia la innovación biomédica. Actualmente, seis de cada 12 empresas farmacéuticas jordanas son titulares de patentes y muchas de ellas tienen la posibilidad de llegar a convertirse en grandes empresas. Tan sólo cinco años después de que, en el 2000, Jordania llevara a cabo la reforma de su legislación en materia de patentes, la Jordan Pharmaceutical Manufacturing Company (JPM), por ejemplo, constituyó por sí sola una cartera de 30 patentes, valorada, según el Director General de JPM, el Dr. Adnan Badwan, en unos 200 millones de dólares EE.UU. Se trata de un desarrollo sorprendente teniendo en cuenta que, hasta hace poco, estas empresas utilizaban muy poco, o nada, el sistema de patentes.

Entre las medidas adoptadas por Indonesia para impulsar su estrategia general de fomento de la innovación, cabe citar la promoción de la sensibilización sobre las oportunidades económicas del mercado de medicina natural, en el que los índices de crecimiento anual son del 20%. Indofarma, una de las principales empresas farmacéuticas de Indonesia, ha realizado importantes inversiones en la transformación de medicinas tradicionales indonesias –o jamu– en nuevos productos farmacéuticos, colaborando, por ejemplo, con la Universidad Gadjah Mada para el descubrimiento de derivados de curcumina a partir de la planta medicinal tradicional curcuma domestica (cúrcuma).

Indonesia y Jordania ofrecen ejemplos complementarios sobre el modo en que una estructura institucional adecuada, junto con unos planteamientos de gestión de P.I. al servicio del interés público, más diversos y adaptados a las necesidades de cada país, puede ayudar a un país a fomentar y beneficiarse de la innovación biomédica nacional. Teniendo en cuenta que en este sector están en juego necesidades de salud y sociales básicas, especialmente en los países en desarrollo, la difícil empresa de lograr un equilibrio entre el ejercicio de derechos comerciales exclusivos y una mayor igualdad en la distribución de los beneficios procedentes de los avances tecnológicos constituye una de las principales preocupaciones de los políticos y de la población de todos los países.

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